domingo, 24 de febrero de 2013

El cuarteto

de Dustin Hoffman. Reino Unido, 2012. 95’.
23 de febrero de 2013. Cines Marta, Avilés.

En una lujosa residencia para músicos retirados conviven divos del pasado. Una gala anual para recaudar fondos es la ocasión para reunir en el escenario a cuatro viejas glorias de la ópera y reconstruir un viejo amor.

La memoria (y el pudor) se pierde antes que la voz. Esa podría ser la tesis que sustenta esta historia. Los efectos para la cohesión social (y aquí sentimental) de la preparación de galas y conciertos es bien conocida. También para estos chicos del coro de la tercera edad. Acertadamente Dustin Hoffman nos ahorra tener que escucharles en los ensayos y en el concierto. Así acorta una historia por la que no será recordado como director este veterano actor.

sábado, 23 de febrero de 2013

Blue Valentine

de Derek Cianfrance. EE.UU., 2010. 114’.
22 de febrero 2013. Cines Van Dyck, Salamanca.

Dean y Cindy viven malos momentos. Tras seis años de convivencia ya solo parece unirles su hija Frankie. Nada que ver con los tiempos en que empezaron a amarse.

Ha tardado en estrenarse en España Blue Valentine. Tanto que casi va a coincidir en nuestras carteleras con The place beyond the pines, la última de su director. Pero mejor tarde que nunca, porque es una película imprescindible. Y no solo por las magníficas interpretaciones de Michelle Williams y de Ryan Gosling (el actorazo del gesto contenido en Drive), sino por el equilibrio con que Cianfrance consigue enfrentar a esos dos personajes que tanto cambian en los seis años que van del fascinante enamoramiento al insoportable desamor. Porque de eso trata esta historia, de la intensidad inexplicable de los sentimientos que hacen que las personas quieran atar sus vidas o sientan la opresión de esos nudos. El enamoramiento es casi un género en el cine. El desamor también, pero generalmente muy próximo al drama, a veces incluso a la violencia. Pero aquí ambos estados se intercalan con tanta simetría como comprensión. No hay culpables, no hay hipótesis explicativas. La pantalla es solo un espejo de sentimientos humanos. Y un espejo doble que en escenas memorables contagia la fascinación (el primer encuentro, la canción de Dean que Cindy baila, la conversación que no oímos a la salida de la clínica…) o la desolación (la noche en esa opresiva habitación de hotel llamada futuro, la discusión en el hospital, la conversación en la casa del padre de Cindy...) “Se torció el camino, se dio vuelta el viento, les pudo el fracaso y el resentimiento y hoy son dos ejércitos en retirada”, así describía Serrat el desamor. Cianfrance lo muestra con sensibilidad y equilibrio en esta historia en la que se trenzan los tiempos del amor.

viernes, 22 de febrero de 2013

Hitchcock

de Sacha Gervasi. EE.UU., 2012. 98’. 
21 de febrero 2013. Cines Van Dyck, Salamanca.

Alfred Hitchcock quiere hacer Psicosis pero todos temen los resultados de ese proyecto.  Con el apoyo de su mujer decide financiarlo hipotecando su propia casa. Como todos sabemos, el resultado da mucho más miedo que el que tenían los de la Paramount.

Detrás de todo gran hombre hay una gran mujer. Eso dice el cartel original de la película. Y al menos en el caso de Hitchcock parece que sí. La película se sigue con interés, aunque seguramente su mayor valor es que animará a muchos a (volver a) ver Psicosis. Pero hay que reconocer que Anthony Hopkins consigue algo tan difícil como hacer ver durante hora y media la imagen de alguien que era ya tan conocido como aquel mago del suspense. En mi caso no fue así. Entre el rostro de Anthony Hopkins y el de Hitchcock debe estar justamente el de un profesor de mi facultad. Y debo decir que no dejé de verlo durante toda la película. Hopkins lo clavó.

jueves, 21 de febrero de 2013

Chaika

de Miguel Ángel Jiménez. España-Georgia-Rusia, 2012. 100’.
20 de febrero de 2013. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas. V.O.S.

Ahysa conoce a Asylbek en alta mar, en el barco en que él es marinero y ella prostituta. Con Tursyn recién nacido se dirigen a las estepas siberianas en las que vive la familia de él y, unos años después, a Kazajistán donde vive la de ella. La muerte de su abuelo es la ocasión para que, ya adulto, Tursyn rememore sus orígenes.

La desolación de los paisajes enmarca la de esas vidas. Unas llanuras inhóspitas por las que pasan ferrocarriles y despegan cohetes son los escenarios de una película con pretensiones existenciales y personajes desvalidos. La belleza casi mediterránea de  Ahysa parece inverosímil en medio de un paisaje y un paisanaje que hacen parecer divertida la vida en aquel monasterio rumano que Mungiu mostró más allá de unas colinas.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Bestias del sur salvaje

de Benh Zeitlin. EE.UU., 2012. 91’.
19 de febrero de 2013. Cines Marta, Avilés.

La vida según Hushpuppy, una niña casi salvaje en el paisaje del Katrina. Un padre desquiciado, una madre ausente, una comunidad lúdica y una naturaleza onírica son las referencias de una infancia atenta a los latidos de la vida.   

Esta historia de una niña y su padre negros en un sur salvaje y desolado por aquella catástrofe local parece el contrapunto de aquella otra historia en la que un niño y su padre blancos huían de un norte aterrador por una ucrónica catástrofe global. En La carretera John Hillcoat (o Cormac McCarthy) mostraba el viaje hacia el sur de un niño que no había conocido otro tiempo que el del infierno posterior al apocalipsis, en Bestias del sur salvaje Benh Zeitlin nos muestra el empeño de una niña por no perder el paraíso anterior al diluvio. Sus madres, perdidas en un tiempo anterior, y sus padres, muertos al final de las dos historias, determinan las experiencias iniciáticas de esos dos niños que sobreviven a la miseria y encarnan la esperanza que siempre parece habitar en el sur.

lunes, 18 de febrero de 2013

Masterplan

de Diego Levy y Pablo Levy. Argentina, 2012. 87’.
17 de febrero de 2013. Centro Niemeyer, Avilés.

El plan del cuñado de Mariano Cohen no sale bien. Simulan el robo de su tarjeta de crédito pero el miedo a que le descubran le desequilibra. Tanto que pierde a su novia y solo encuentra sosiego en la compañía del indigente que ahora vive en su viejo coche.

El comienzo es trepidante pero la historia se centra en los patéticos temores del protagonista, los temores circunstanciales que se derivan de ese plan nada maestro y también los vitales por estar en el trance de irse a vivir con su novia. El casposo futuro que le ofrece su entorno familiar parece tener su contrapunto en la libertad del infeliz indigente y el confort de su viejo coche. Diego y Pablo Levy hacen casi todo en esta artesanal película en la que destacan la elegancia de algunos encuadres y la atrayente sinsustancia de los diálogos y situaciones.

sábado, 16 de febrero de 2013

Las ventajas de ser un marginado

de Stephen Chbosky. EE.UU., 2012. 103’.
15 de febrero de 2013. Cines Ocimax, Gijón.

Un año crucial en la vida de Charlie, el primero que pasa en el instituto. Patrick, un fascinante homosexual del último curso, y su hermanastra Sam, que comparte con Charlie su condición de víctima de pederastas, le  acogen en su grupo y le hacen sentir que entre la infancia y la universidad la vida puede tener una intensidad infinita.

La película habla de ese tiempo en el que grabando unas canciones en una cassette se podía definir y compartir la propia identidad. Los ochenta y los noventa no tienen todavía la mística de los tiempos de los rebeldes sin causa o de los guardianes entre el centeno. Pero esta película muestra que hay algo de intemporal en ese tiempo biográfico en que el presente parece perfecto. Habría sido interesante saber qué sintieron al verla el grupo de quinceañeros que, con nosotros, eran los únicos espectadores. Estuvieron en silencio a media tarde de un viernes en una sala de cine. ¿Serían otros seres marginales en busca de intensidades infinitas?

jueves, 14 de febrero de 2013

La pequeña Venecia (Shun Li y el poeta)

de Andrea Segre. Italia, 2011. 96’.
13 de febrero de 2013. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas. V.O.S.

Shun Li quiere traer a Italia a su hijo. Pero eso no depende de ella. La red china que la controla lo hará cuando considere que con su trabajo ha saldado su deuda. En las cercanías de Venecia debe hacerse cargo de un pequeño bar de marineros en el que conoce a Bepi, un viejo yugoslavo al que sus amigos llaman poeta. Entre ambos surge pronto el afecto.

El agua y la poesía une a estos dos personajes a los que separan más de treinta años. Ese es también el tiempo que él lleva en Italia desde que llegó como emigrante. Por eso sintonizan tan pronto, por eso le es fácil a él comprender sus anhelos y a ella recibir su cariño. Agua, poesía y afecto son los materiales de los que está hecha esta sencilla y hermosa película. Y también de ese fuego poético que, flotando sobre el agua, abre y cierra la historia.

martes, 12 de febrero de 2013

Amor

de Michael Haneke. Austria, 2012. 127’.
11 de febrero de 2013. Cines Marta, Avilés.

Un matrimonio parisino comparte serenamente el tramo final de unas vidas dedicadas a la música. Su armonía se rompe con la súbita enfermedad de Anne. Al regresar a casa, le hace prometer a Georges que no la llevará nunca más a un hospital. Él la acompaña y cuida en un deterioro sin retorno que hace muy dolorosa su cotidianidad.

Tras mostrarnos la llegada de los bomberos en esa escena preambular que anticipa el dramático final, Haneke comienza la película con el único plano que filma fuera de la casa. En él Anne y Georges forman parte del público que, desde un patio de butacas, espera el comienzo de un concierto. Pero el lugar al que miran expectantes es precisamente nuestro patio de butacas, desde el que estamos a punto de contemplarles en los peores trances de su ancianidad. Tras este arranque doble, Haneke nos va mostrando, con un naturalismo radical, la crudeza del declive de Anne (magnífica Emmanuelle Riva) solo compensada por la serenidad abnegada de Georges (magnífico Jean-Louis Trintignant). Su viejo apartamento burgués contiene un universo biográfico al que llegan vagamente los ecos radiofónicos de esa Europa en crisis que, más allá de las coyunturas, parece motivar tantas reflexiones en la obra de Haneke. El suyo es un cine en el que no hay tregua para el dolor: el que se sembraba desde edades tempranas en la Alemania en que germinó el nazismo (La cinta blanca), el de la culpa y los deseos reprimidos de una cultura exigente (La pianista) o el del desasosiego que provocan las miradas anónimas sobre la estabilidad familiar (Caché). Y es que para Haneke el sufrimiento acompaña todas las edades de la vida. Al mostrarnos ahora este dolor de la edad tardía parece estar reivindicando la vecindad entre la compasión y el amor, esos dos viejos valores que forman parte de lo mejor de una Europa que, como esos ancianos, quizá también esté encarando su final.

domingo, 3 de febrero de 2013

Django desencadenado

de Quentin Tarantino. EE.UU, 2012. 165’.
2 de febrero de 2013. Cines Los Prados, Oviedo.

Django es desencadenado por King Schultz, un alemán que se dedica a buscar fugitivos para cobrar recompensas. Durante el invierno de 1858 los dos se asocian con ese fin. Luego se dirigen a Mississippi para liberar a Broomhilda, la mujer de Django, que fue comprada por un cruel terrateniente brillantemente interpretado por Leonardo DiCaprio.

Y no son menos brillantes las interpretaciones de Jamie Foxx, en el papel de ese esclavo negro que pretende rescatar a su amada de las garras del dragón, y de Christoph Waltz, en el de ese alemán locuaz que le ayuda a conseguirlo. También es arrolladora la capacidad de Tarantino para trenzar un guión que atrapa durante casi tres horas. Otra vez muestra su virtuosismo en ese género suyo en el que la sorpresa por lo que dicen los personajes estalla con tanta frecuencia como la sangre de sus cuerpos. Se ha comentado mucho la curiosa simetría entre este Django desencadenado y el Lincoln liberador que ahora comparten cartelera en nuestros cines. Django se interna en el Sur mostrándonos las vísceras sangrientas de la esclavitud, Lincoln busca cerebralmente en el Norte la manera de erradicarla. Pero los directores de estas dos buenas películas pueden ser comparados también por otras en las que abordan otro terrible tema histórico. Spielberg trató en clave edificante los horrores del nazismo en La lista de Schindler, Tarantino le sacó partido hilarante con sus Malditos Bastardos. Sobre la corrección estética y moral del enfoque de Spielberg no caben dudas. Pero en el de Tarantino cabe pensar si no estará usando la excusa de su posición políticamente correcta en esos temas para poder entrar en ellos sin pudor y sacar el mayor partido de su truculencia. Aunque Django desencadenado me ha gustado, no he dejado de acordarme de las tesis de Muñoz Molina en su polémica con Javier Marías sobre los límites de la violencia en el cine a propósito de Pulp Fiction. Después de estas dos últimas (buenas) películas de Tarantino que tanto hacen disfrutar (con coartada moral) con hechos relacionados con el mal histórico, empiezo a pensar que Muñoz Molina tenía más razón de lo que yo creía hace dieciocho años.

sábado, 2 de febrero de 2013

Dreileben. Un minuto de oscuridad

de Christoph Hochhäusler. Alemania, 2011. 90’.
1 de febrero de 2013. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

Frank Molesch consigue escapar del hospital de Dreileben y se oculta en el bosque. Un policía repasa las circunstancias del asesinato por el que fue condenado a cadena perpetua y duda de que él lo pudiera cometer. No tuvo tiempo de hacerlo durante el minuto de oscuridad que hay en el video en que quedaron grabados aquellos hechos.

La trilogía Dreileben se cierra como se abrió. Si los encuentros y desencuentros de la pareja de Algo mejor que la muerte no llegaban a interesar, tampoco la ocultación y búsqueda de este fugitivo transmiten la tensión del thriller que pretende ser Un minuto de oscuridad. La mala articulación de los nexos entre las tres historias llega al descuido más imperdonable en el final de la primera y la tercera: las dos terminan con el mismo asesinato, pero en cada una se comete de forma distinta. No me sigas es, sin embargo, una buena historia que contrasta por su calidad con las otras dos. Por lo demás, la exhibición de una trilogía fílmica debe programarse como tal. Entre la primera y la tercera de la serie Dreileben han pasado más de dos semanas y se han intercalado otras dos películas entre ellas. Aunque esta trilogía no haya sido interesante no merece estar tan mal programada. Nada que ver con la forma en que hace unos meses se proyectó Dreileben en el Teatro San Martín de Buenos Aires: una película cada día en tres consecutivos y las tres películas seguidas en el cuarto.