viernes, 31 de mayo de 2013

La caza

de Thomas Vinterberg. Dinamarca, 2012. 111’.
31 de mayo de 2013. Cines Marta, Avilés.

Lucas es muy querido por los niños de la escuela infantil en la que trabaja. Tiene un carácter amable y está muy bien integrado en su pueblo. Sin embargo, la acusación de pederastia a partir del comentario de una niña le condena a un ostracismo que no cesará aunque el juez no encuentre ninguna prueba contra él.

La caza siempre ha unido mucho. La de brujas también. Imaginar y temer crímenes horribles de los que hay que proteger a los nuestros pasa por identificar y aislar a ese otro al que se presume depravado. Cuando un grupo desencadena esa caza la culpabilidad del otro se presupone y su inocencia se hace indemostrable. Sobre todo cuando el otro se identifica con precisión (un individuo, una minoría...) y la víctima se asocia con un grupo difuso (la infancia, un sexo...) al que se considera vulnerable. Thomas Vinterberg muestra este mecanismo casi tribal en esta interesante película en la que aborda un tema tan delicado como la pederastia desde un punto de vista que no es políticamente correcto. Sabe que está entrando en terrenos peligrosos, así que toma la precaución de no dejar ninguna duda al espectador de que Lucas no solo es inocente, sino también un ciudadano ejemplar. Pero su nobleza no le servirá de nada cuando los demás den por supuesto que la culpabilidad se deriva necesariamante de una acusación infantil (inducida en este caso por los propios prejuicios adultos como se ve en la magnífica escena del interrogatorio de la niña por el supervisor de la escuela). La historia avanza haciéndonos vivir el callejón sin salida al que se enfrenta un personaje por el que Mads Mikkelsen (ese espléndido Vigo Mortesen danés que hacía de médico ilustrado en Un asunto real) tuvo bien merecido el premio al mejor actor del festival de Cannes del año pasado. La construcción social de la victima (y, por ende, del victimario) es, por tanto, el tema de esta interesante película que plantea muchas más cosas que las que muestra. Y es que demasiadas veces se olvida que la de víctima es una circunstancia en la que se está, no una condición que se es. Una sociedad sana ayuda a las victimas facilitándoles que puedan dejar de serlo cuanto antes. Las sociedades enfermas consideran, por el contrario, que la de víctima es una condición esencial de ciertos grupos a los que, con la excusa de protegerles, a veces se les impulsa a ejercer el victimismo para justificar esas cazas de brujas que ponen en riesgo algo tan básico para la convivencia como la presunción de inocencia.

jueves, 30 de mayo de 2013

Cuchillo de palo - 108

de Renate Costa. España-Paraguay, 2010. 93’.
30 de mayo de 2013. Centro Niemeyer, Avilés.

Renate indaga sobre la vida de su tío Rodolfo. Había sido cuchillo de palo en una familia de herreros y homosexual en un país que los estigmatizaba incluyéndolos en listas (la primera era de 108, un número que en Paraguay aún sigue significando puto o maricón). Renate pregunta por él a su padre, a sus vecinos y a quienes le conocieron. Así consigue averiguar aspectos de su vida que quizá explican los motivos de su muerte.

En la memoria de Renate había una historia que merecía ser contada. Y lo ha hecho delicadamente en esta ópera prima tan honesta y sencilla como sincera y emotiva. Su cámara siempre está donde debe. Sus preguntas (y sus silencios) también. Así consigue mostrarnos escenas magníficas como las de sus confrontaciones con su padre (un hombre simple lleno de tópicos homófobos y religiosos) o las de sus encuentros con los amigos de Héctor (el otro nombre de Rodolfo). Y poco a poco nos va desvelando las circunstancias de una biografía truncada, pero también las de un país en el que un canalla llamado Stroessner supo utilizar el miedo y los prejuicios de la gente. A los lugares que recuerdo de mis (siempre cortas) estancias en Asunción se unirán ahora esa esquinita en la que hay una lavanderia y esa calle en la que el padre de Renate tiene su taller. La oportuna mirada de esta joven directora paraguaya sabe hacer buen cine en esos humildes escenarios. Y algo más. Recuperar la memoria y la dignidad.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Indignados

de Tony Gatlif. Francia, 2012. 90’.
29 de mayo de 2013. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas. V.O.S.

Una inmigrante sin nombre llega a una playa europea. Perdida por Grecia, Francia y España coincidirá con el movimiento de los indignados.

Este documental comienza (casi) donde terminaba 14 kilómetros de Gerardo Olivares. Y (casi) termina con imágenes del 15M madrileño que podrían recordar a las de Libre te quiero de Basilio Martín Patino. Pero entre esas dos (buenas) películas españolas y esta (sonrojante) película francesa hay una distancia enorme. Las causas justas no merecen ser maltratadas en el cine. Indignados lo hace tanto con la inmigración ilegal como con los movimientos sociales que llevaron a las plazas europeas la exclamación de Stéphane Hessel. Pretende ser poética y acaba siendo patética, quiere ser realista y resulta a veces inverosímil, busca ser metafórica pero está llena de ingenuos subrayados. Nada que ver con la espléndida y sencilla mirada del salmantino sobre el 15M. Libre te quiero
no tiene entrada aquí porque la he visto en casa en un DVD (comprado), pero la merecería mucho más que Indignados. Sobre el 15M (como sobre muchas otras cosas) suelo estar de acuerdo con las valoraciones que, de cuando en cuando, hace José Luis García Martín en su blog. Pero la mirada de Basilio Martín Patino sobre ese movimiento ha conseguido emocionarme otra vez. Ya han pasado más de tres décadas desde que sus Canciones para después de una guerra casi hicieron llorar en la antigua Casa de la Cultura al adolescente que fui. Aquellas imágenes y aquellas músicas me mostraron el significado de la memoria histórica mucho antes de que la expresión se hiciera común (y polémica). Con Libre te quiero ha conseguido que palabras y músicas tan queridas como las de Agustín García Calvo y Amancio Prada queden ahora asociadas en mi memoria con imágenes subyugantes de aquella revolución, hermosa pero inocua, que tuvo lugar en España en 2011 y que despreciaba la política porque lo fiaba todo a la ética y la estética.

martes, 28 de mayo de 2013

The trip

de Michael Winterbottom. Reino Unido, 2010. 107’.
27 de mayo de 2013. Cines Los Prados, Oviedo.

Steve Coogan es un actor al que una revista le encarga un reportaje sobre restaurantes bucólicos del norte de Inglaterra. Como su novia no puede acompañarle le pide a Rob Brydon, otro actor que trabaja en la radio, que viaje con él durante una semana. Menús degustación, hoteles con encanto y paisajes fotogénicos se suceden en una película en la que también hay referencias literarias, imitaciones de las voces de actores anglosajones y ese tipo de bobadas que se hacen para matar el tiempo cuando se viaja en un coche.

Otro resumen más clarificador. Imanol Arias y Juan Echanove recorren España disfrutando de la gastronomía y los paisajes mientras juegan a imitar las voces de Fernando Fernán Gómez, Juan Diego, Alfredo Landa o Ricardo Darín. La película, doblada al inglés, se proyecta en un cine de Londres. Seguramente el público se perderá algo. Supongo que lo mismo que nos hemos perdido quienes hemos visto The trip en versión doblada y no tenemos la suerte de oír habitualmente las voces de Al Pacino, Robert De Niro, Richard Burton o Woody Allen. En The trip se hace evidente que el trabajo de los dobladores es, a veces, una misión imposible. Viéndola uno valora aún más esas versiones originales subtituladas que, por fortuna, son obligadas en el Niemeyer, en la Casa de la Cultura o en el Valey.

lunes, 27 de mayo de 2013

Bárbara

de Christian Petzold. Alemania, 2012. 100'.
26 de mayo de 2013. Cines Marta, Avilés.

Bárbara es una doctora recién llegada a un hospital rural de la RDA. Su relación con los enfermos es muy amable, pero con los demás médicos su actitud es distante. Sabe que su vida está bajo vigilancia y mantiene la esperanza de poder huir pronto a la otra Alemania. Sin embargo, su relación con André, el médico con el que trabaja cada día, y las circunstancias de algunos de sus pacientes le harán cambiar de planes.

El Oso de Plata en el festival de Berlín seguramente explica que se estrene en España por fin una película de Petzold (aunque en Avilés ya habíamos visto Algo mejor que la muerte, su irregular aportación a la trilogía Dreileben que se proyectó en el Niemeyer en enero pasado). Bárbara se ha promocionado intentando aprovechar el rebufo de La vida de los otros. Pero realmente no lo necesitaba. Además de mostrar los estragos de un estado policial en la vida privada, Bárbara es una espléndida película de médicos y de personas. De deontología y de ética. La primera entendida como la forma de ejercer noblemente una profesión y la segunda interpretada como la búsqueda de la felicidad con los demás. El frío pero magnético papel que interpreta Nina Hoss tiene su contrapunto perfecto en ese doctor cálido y perseverante encarnado por Ronald Zehrfeld. Una de las conclusiones de esta película podría ser que la próspera Alemania no es necesariamente el mejor lugar para alcanzar la felicidad. Conservar la dignidad, aun en los peores lugares y en los peores momentos, es lo más importante. Por eso los títulos de crédito se acompañan con esa alegre At last I’m free que cierra en clave optimista una película que no tenía música, ni tampoco muchas palabras, pero sí una buena historia que contar. Me alegro de que haya sido Bárbara la película que haga el número cien de las que he visto y comentado en estos casi siete meses que han pasado desde que decidí abrir este blog.

viernes, 24 de mayo de 2013

Pat Garrett y Billy The Kid

de Sam Peckinpah. EE.UU., 1973. 122’.
23 de mayo de 2013. Casa de la Cultura, Avilés.

Antes de ser sheriff, Pat Garrett era amigo de Billy y compartía sus andanzas. Por eso se le hace tan difícil tener que dar con él para matarlo.

Hoy hace cuarenta años que se estrenó este western. Pero no es por eso por lo que se proyecta ahora en Avilés. Las jornadas dylanitas han incluido este año esta película porque Bob Dylan compuso su música e interpretó a ese Alias que acompaña al icónico forajido que aquí encarna Kris Kristofferson. Los personajes de esta película disparan más que hablan. Y las dos cosas las hacen con la parsimonia y la gestualidad propia de un género que agonizaba cuando Peckinpah filmó esta historia. Si no fuera por su nombre y el de esos dos músicos esta película sería bastante olvidable.

jueves, 23 de mayo de 2013

Tomboy

de Céline Sciamma. Francia, 2011. 82’.
22 de mayo de 2013. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas. V.O.S.

Laure es una niña que no lo parece. Para los amigos de su nuevo barrio es Michael, un niño que juega al futbol, gana peleas y consigue enamorar a otra niña.

Lucía Puenzo le da mil vueltas a Céline Sciamma. Si la francesa hubiera visto la matizada y emotiva XXY de la argentina quizá no se habría atrevido a abordar (tan mal) un tema como este. No usarás a la infancia en vano es el mandamiento cinematográfico que desobedece esta directora. Y es que poner la cámara delante de unos niños acostumbrados a ella puede embobar a algún espectador, pero no puede ser la base de una película. Si hay dudas al respecto, solo hay que comparar la historia de esta niña/o y sus padres medio autistas con la manera en que Kore-eda hace cine mayúsculo con niños en películas como Nadie sabe o Milagro. Hay que reconocer que en Francia tienen mucha suerte. Aunque algunas de sus películas sean tan malas como esta, consiguen que se premien, distribuyan y exhiban en sus cines (y también en los nuestros). Al cine español (o en español) eso no le pasa. Y no es cuestión de suerte.

martes, 21 de mayo de 2013

Tierra prometida

de Gus Van Sant. EE.UU., 2012. 106’.
20 de mayo de 2013. Cines Marta, Avilés.

Steve trabaja en una compañía que busca terrenos para extraer gas natural por fracturación hidráulica. Su tarea es convencer a los propietarios para que firmen los contratos de explotación de sus tierras. La llegada de un ecologista a la población que recorre ahora se lo está poniendo difícil. Pero las cosas no son como parecen.

Al principio se hace extraño que el bueno de esta película sea este Matt Damon que hace de comercial de los malos. Cuando aparece el ecologista y desvela los riesgos de ese negocio su confundido personaje parece quedar a la deriva. Pero un hábil giro del guión, que deja malparado a
l supuesto ecologista, le permite cambiar de bando y recuperar el protagonismo de la historia. Al final, la actitud del personaje de Matt Damon (y la del propio actor, que es también productor y guionista de la película) acaba recordando a la de aquel jefe Seattle que también defendía, como si no fueran suyas, las tierras de sus antepasados.

lunes, 20 de mayo de 2013

Érase una vez en Anatolia

de Nuri Bilge Ceylan. Turquía, 2011. 158’.
19 de mayo de 2013. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

Desde el crepúsculo hasta la mañana del día siguiente tres coches vagan por carreteras perdidas de Anatolia. En ellos van un fiscal, un médico y varios policías que llevan detenidos a dos hombres. Buscan una fuente al lado de un árbol. Esas son las referencias del lugar en el que estaría enterrado un tercero al que ellos habrían asesinado. Tras una noche interminable, por fin aparece el cuerpo y el fiscal levanta acta. Con la autopsia termina una película que revela más de las vidas de quienes lo buscan que de la muerte del encontrado.

Lenta. Antes se usaba mucho este adjetivo para (des)calificar a una película que no gustaba. Y estas dos horas y media de parsimonia turca bien podrían merecerlo. Si la historia se interpreta como un thriller rural no hay duda de que la película es lenta. Y confusa porque, después de tanto tiempo para contar tan poco, al puzzle de este crimen parece faltarle alguna pieza. Pero Érase una vez en Anatolia no es un thriller. Su parsimonia es la que se necesita para atisbar que lo importante está en lo que no se muestra: la tristeza y la culpa en las vidas de unos hombres que vagan por un paisaje casi metafísico, la belleza y el sufrimiento de unas mujeres casi siempre en elipsis, la desazón de un niño que no tendrá padre o la de un hombre que no tendrá hijos. Aún sin bucear en las honduras existenciales a las que parece remitir la historia, la película ya tendría interés por la autopsia que también hace a las burocracias rurales o por la manera en que presenta a unos personajes bien definidos en un paisaje tan atractivo como indiferenciado. En 2008 descubrimos a este director en el festival de cine de Gijón con su interesante Tres monos. Su forma de narrar es aquí muy diferente y bastante más exigente para el espectador. Si aquella era una película mediterránea esta sería una historia continental. Pero ambas comparten una mirada singular sobre la vida y sobre la forma en que están en ella los hombres y las mujeres.

domingo, 19 de mayo de 2013

Ayer no termina nunca

de Isabel Coixet. España, 2013. 108’.
18 de mayo de 2013. Cines Marta, Avilés.

Un hombre y una mujer se encuentran en un lugar ambiguo. Luego se sabrá que es el cementerio en que está enterrado Dani, su hijo muerto hace cinco años. Mientras esperan a que alguien llegue, hablan sobre aquella pérdida, sobre su separación, sobre la vida que él lleva en Alemania y sobre el dolor que ella no consigue superar en una España que aún sigue en crisis.

Antes te gustaba la lluvia es el título con el que Miguel Ángel Solá estrenó hace año y medio esta conmovedora historia de Lot Vekemans en el Teatro Palacio Valdés. Isabel Coixet la lleva ahora al cine enmarcando este drama humano en un futuro asolado por los dramas económicos que ya vivimos hoy. Al haber visto antes aquella magnífica versión teatral de la historia, me he dado cuenta demasiado pronto de que el inquietante entorno, casi abstracto, en el que hablan estos personajes sin nombre es el cementerio en que está enterrado su hijo. A pesar de ello, Isabel Coixet me ha conmovido tanto como lo hizo Miguel Ángel Solá a pocos metros de esta sala. La desnudez de las imágenes del duelo interpretativo entre Javier Cámara y Candela Peña transmite toda la intensidad del duelo emocional que afrontan sus personajes. Isabel Coixet los filma cámara en mano en los espacios intemporales de la inquietante arquitectura ideada por Enric Miralles para el cementerio de Igualada. Pero decide anclar su historia en estos tiempos amargos en los que Javier Cámara parece encarnar a esa Alemania viril que sobrevive a (o con) la crisis y Candela Peña parece reflejar el sufrimiento de esta España derrotada por ella. No es de extrañar, por tanto, que, a diferencia del equilibrio con que Solá trataba a sus personajes, Coixet bascule levemente hacia ella y regale a Candela Peña un papel como aquellos otros, dolientes pero contenidos, que tan bien interpretaba Sarah Polley. Debo confesar, en todo caso, que no soy de los que encuentran relamidos los títulos de las películas de Isabel Coixet, que no me parecen impostadas las palabras de sus personajes y que me he emocionado con los dramas de sus Cosas que nunca te dije, Mi vida sin mi, La vida secreta de las palabras o Elegy. Vamos, que sobre el cine de esta directora no suelo coincidir con esos críticos que se cuidan de meterse con Malick, llevando a ver sus películas a públicos que luego saldrán espantados, pero que con sus críticas aceradas le han quitado muchos espectadores al buen cine español que hacen cineastas como Isabel Coixet.

sábado, 11 de mayo de 2013

Combustión

de Daniel Calparsoro. España, 2013. 104’.
10 de mayo de 2013. Cines Marta, Avilés.

A punto de casarse con Julia, Mikel conoce a Ari, una atractiva mujer que forma parte de un grupo de desvalijadores que quieren robar en la joyería de su novia. Fascinado por ella y por las carreras ilegales de coches, Mikel abandona a Julia.

Tenía curiosidad por ver a Calparsoro actualizando el mundo de las carreras ilegales de coches, pero solo me he encontrado con unos guaperas que conducen coches molones y hacen muecas mientras se hablan. Supongo que esta película no es peor que esas producciones americanas en las que los actores se exhiben y los coches derrapan. Seguramente merece tener el mismo éxito que cualquiera de ellas, pero a mi esta Combustión me deja frío.

viernes, 10 de mayo de 2013

Una familia

de Pernille Fischer Christensen. Dinamarca, 2010. 102’.
9 de mayo de 2013. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

Ditte recibe una interesante oferta para trabajar en una importante galería de arte de Nueva York. La oportunidad le llega a la vez que un embarazo no previsto. Tras algunas dudas, decide abortar. Poco después a su padre le diagnostican un cáncer avanzado. Ditte deberá enfrentarse a un nuevo dilema, el de seguir con su proyecto o cumplir el deseo de su padre y hacerse cargo de la panadería que fundó su bisabuelo.

Las encrucijadas de la vida. Los dilemas entre las responsabilidades familiares y los proyectos personales. De eso trata esta historia que comienza chispeante con unos personajes alegres y vitales en los que poco a poco se irá instalando la tristeza y la dudas más sombrías. Y no solo en Ditte y en su padre, también en el novio de ella y en la joven esposa de él. Las difíciles circunstancias que todos afrontan hacen que brote lo mejor y lo peor de cada uno. Como en la vida misma cuando se sabe y se acerca la muerte de alguien querido. El final de la vida de ese padre es sobrecogedor en la magnífica interpretación de Jesper Christensen. Asistimos a su progresivo deterioro y finalmente le vemos agonizar en una sosegada escena familiar mostrada con un naturalismo pocas veces visto en el cine. La segunda parte de la película me ha recordado a la magistral Amor de Haneke (¡bravo por ese  Principe de Asturias de las Artes que se le ha concedido hoy!). La primera me ha hecho pensar en el inefable Gallardón y en sus gentes. Para ellos Ditte no tendría que afrontar ningún dilema moral. Dios, la naturaleza y la ley habrían decidido por ella cuándo debe ser madre. Buen cine, en suma, este que nos llega de Dinamarca. Nos habla de la vida y nos da que pensar. ¿Qué más se puede pedir?

miércoles, 8 de mayo de 2013

La soledad de los números primos

de Saverio Costanzo. Italia, 2010. 118’.
7 de mayo de 2013. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.

Mattia y Alice comparten su incapacidad para relacionarse con los demás. Como a los números primos, les une lo que les aísla.

Calamidades paralelas que, sin embargo, se cruzan. Traumas infantiles que dejan huellas en el cuerpo (Alice) y en el alma (Mattia). Una historia en cuatro tiempos marcados por el desvalimiento de esta pareja que parece inviable. No hay nada que reprochar a unos actores casi mutantes, pero sí a un director que se pierde contando una historia en la que hay tanto dolor como confusión.

lunes, 6 de mayo de 2013

Víctor Cueto nº: 3.438

de Pedro Timón Solinís. España, 2010. 51’.
5 de mayo de 2013. Centro Niemeyer, Avilés.

Víctor Cueto sobrevivió al horror de Mauthausen. Tras la liberación del campo se quedó a vivir a pocos kilómetros de allí. Su hija rememora su historia, que es también la de tantos españoles que perdieron una guerra, sufrieron los horrores de otra y fueron olvidados demasiado tiempo por su país.

Rescatar fragmentos de unas biografías llenas de dolor es lo más valioso de un documental al que le sobran imágenes genéricas de los campos. No es bueno añadir dramatismo al sufrimiento personal con imágenes del sufrimiento anónimo. El primero no gana en veracidad, el segundo se desgasta. Y están de más las palabras de los políticos asturianos de 2010. Aunque promovieran monolitos, aunque produjeran documentales.

domingo, 5 de mayo de 2013

Balada para Tete

de Fran Vaquero. España, 2013. 55’.
4 de mayo de 2013. Teatro Palacio Valdés, Avilés.

La figura de Tete Montoliu evocada por Isaac Turienzo y otros discípulos suyos. Barcelona y Avilés como escenarios de este homenaje musical a uno de los grandes del jazz europeo.

Tres músicos interpretan jazz en un bello teatro, el Palacio Valdés de Avilés. En la película los vemos desde el fondo del escenario, frente a las butacas vacías que ahora ocupamos nosotros. Tras ella, la música seguirá y disfrutaremos de otra hora magnífica de jazz en directo con el piano de Isaac Turienzo, el contrabajo de Miguel Ángel Chastang y la batería de Carlos Carli. Una noche mágica de un cine sencillo y sentido en el que la palabras de quienes recuerdan y quieren a Tete Montoliu (conmovedoras las de la precisa y preciosa evocación de su nieto) se intercalan con las imágenes del jazz en este escenario y con las de Barcelona y Avilés, las hermosas ciudades del maestro y el discípulo.

sábado, 4 de mayo de 2013

Amor y letras

de Josh Radnor. EE.UU., 2012. 97’.
3 de mayo de 2013. Cines Marta, Avilés.

Un treintañero regresa a su universidad para asistir a la jubilación de su profesor. Allí conoce a una estudiante con la que se siente muy maduro hablando de la vida y de los libros.

Una tontería sobre tres generaciones de inmaduros que van siempre con un libro en la mano. Gentes (que se saben) de letras debatiéndose entre vivir la vida o leerla. Lo dicho, una bobada.

jueves, 2 de mayo de 2013

To the wonder

de Terrence Malick. EE.UU., 2012. 112’.
1 de mayo de 2013. Cines Ocimax, Gijón.

Momentos de enamoramiento de una pareja en el Mont Saint-Michel. Momentos de crisis de su amor en Estados Unidos. Y también momentos de crisis en la fe de un sacerdote.

El amor a la malickiana manera. Planos breves de actores guapos que se mueven con gracia mientras la cámara les ronda. Atmósferas y gestos intensos subrayados por músicas y palabras que parecen proceder de espacios trascendentes. La delgada línea roja entre la poesía y la cursilería atravesada una y otra vez por Malick. Lo que muestra es atractivo, pero lo que quiere contar permanece en las elipsis. Si su película trata del amor y el desamor su aportación no es más profunda que un videoclip. Si el tema es religioso (¿será ese Ben Afleck mudo que busca la contaminación en la tierra un trasunto de ese Cristo al que el sacerdote Bardem no encuentra?), hay que decir que solo a Malick se le consienten unos desvaríos que acabarían con la carrera de cualquier otro director. Para disfrutar con To the wonder hay que obviar sus sonrojantes elucubraciones místicas y dejarse llevar por la singular atmósfera Malick. Aunque con media hora podría ser suficiente. De hecho, algunos no aguantaron mucho más.