21 de mayo de 2014. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas. V.O.S.
En una casa mínima de un suburbio de Lisboa vive Márcia con su hijo Joca, su hija Cláudia y su hermana Ivete. Joca trafica con droga e intenta engañar a su jefe. Cláudia estudia enfermería y tiene una relación con un profesor casado. Márcia quiere proteger a su hija. Ivete pagará la deuda contraída por Joca.
Una historia intensa de afectos fuertes en entornos pobres. Los encuadres son magníficos, la composición de las secuencias magistral. Unas veces con primeros planos poderosos, otras mostrando dos escenas en un mismo plano. La elegancia formal subraya el interés de unos personajes humildes en cuyas vidas entramos hasta la cocina. Interesa todo lo que les pasa e interesa la brillante manera en que João Canijo nos lo cuenta. Las imágenes son radicalmente naturalistas y descarnadas. Pero a la vez cuidadísimas y hermosas. En las relaciones hay ternura (la madre y la hija), sensualidad (la tía y el sobrino) y depravación (la tía y el capo). Son dos horas y pico de magnífico cine portugués en las que uno queda atrapado en el sufrimiendo de esta familia radicalmente lisboeta y radicalmente universal.