6 de agosto de 2014. Cines Van Dyck, Salamanca. V.O.S.
Antoine es un tipo saludable que no aparenta los cincuenta años que está a punto de cumplir. Un ataque al corazón le sirve de aviso. Para dejar de ser saludable y para dejar de ser políticamente correcto. Sobre todo con sus amigos.
En pocos cines se come y se habla tanto en torno a la mesa como en el cine francés (quizá con la excepción de las películas de Hong Sang-soo, que es bastante francés en eso). Grupos de amigos de edad (y clase) media suelen ser los que comparten planos y platos en este tipo de películas. Sobre todo en verano. Y la verdad es que suele ser muy grato sentarse con ellos. Especialmente cuando esa encantadora delicadeza francesa se va diluyendo al poner alguien sobre la mesa algo tan ácido como la sinceridad. Este grupo de amigos (Antoine solo es el punto de vista que nos da una buena perspectiva para mirar a los demás) componen una deliciosa historia coral en la que no es difícil reconocer los afectos (sinceros) y los reproches (silenciados) de los que están hechas muchas relaciones duraderas. Barbacoa de amigos es, por tanto, una película muy francesa y muy agradable. Fresca, grata y nada indigesta.