28 de noviembre de 2014. Cines Centro, 52º Festival de Cine de Gijón (sección oficial). V.O.S.
Kwon recibe un sobre con muchas cartas. Son de Mori, el amigo japonés que ha ido a visitarla y no la ha encontrado. Se le caen en una escalera y, quizá desordenadamente, las va leyendo. Mori se ha alojado cerca de su casa. A veces ha estado en La colina de la libertad, el café con cuya dueña ha intimado. Al final Kwon vuelve y lo encuentra la víspera de que él regrese a Japón. O no. Quizá él solo lo ha soñado.
Imágenes que relatan y relatos que se imaginan. Diálogos perpendiculares con mesa (y comida) por medio. Calles estrechas con cuestas y encrucijadas. Alguna escena que acaba en gritos o con algún personaje mareado. Conversaciones extrañamente sinceras con finales imprevistos. También hay botellas verdes y paragüas. Reencuadres inesperados que a veces sorprenden y otras ironizan. Y un piano suave que apenas subraya. Marcas de la casa del cine de Hong Sang-soo, ese Rohmer naif que no ganará nada en este festival pero que hoy no me ha defraudado.