17 de enero de 2015. Centro Municipal Integrado Pumarín, Gijón. V.O.S.
Podría internarlo en un centro especial pero Die prefiere hacerse cargo de Steve, su hijo adolescente. Ella tiene carácter. Él mucho más. Su violencia verbal se convierte a menudo en agresiones físicas. Pero los dos se necesitan y se quieren. Cuando su vecina Kyla entra en sus vidas parece que los tres podrían superar sus traumas.
El formato sorprende. Es 1:1. De modo que en la pantalla la imagen parece vertical. Ese es el encuadre adecuado para retratar rostros y figuras. Y así vemos a estos personajes cuyo pasado estrechó el horizonte de sus vidas. La de un Steve y una Die que parecen amantes y que, sin saberlo, no dejan de gritar por la pérdida del padre. La de una Kyla que solo con ellos parece capaz de abandonar la mudez por la pérdida del hijo. La pantalla solo se ensancha para mostrarnos por un momento ese futuro imposible con el que Die sueña despierta. Mommy es mucho más que un retrato de violencias adolescentes o de relaciones edípicas. Es una historia desgarradora con personajes hermosos y vidas intensas. Es cine apasionado sobre pasiones verticales.