11 de febrero de 2015. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas.
La (última) lucha de los mineros asturianos. La larga huelga del 2012. Los cortes de carreteras. Los enfrentamientos con la policía. El encierro en el fondo de un pozo. La marcha sobre Madrid... Formas de resistencia del movimiento obrero. Y quizá también testimonio épico de su agonía.
Lo vemos todo desde dentro. Primero el tajo de una mina. Luego las movilizaciones de los mineros. La cámara de Marcos M. Merino consigue hacerse transparente y nos permite sentirnos entre ellos. En los choques con la policia, en las asambleas sindicales, en la carretera hacia Madrid... Y eso lo logra con encuadres oportunos, con el tiempo justo para cada plano y con un sonido más que directo. Las imágenes de la revolución del 1934, con fotografías magníficamente montadas al ritmo de la Asturias de Albeniz, el noticiario inglés sobre la huelga de 1963 y el funeral de los catorce mineros muertos en el accidente de 1995 están también muy oportunamente intercaladas como tres hitos que enmarcan históricamente el relato. Marcos M. Merino ha presentado hoy en el Valey su documental (ya lo había hecho en noviembre en el auditorio del Niemeyer, pero entonces no pude verlo) y se le ha aplaudido mucho. Por su buena película y por la estupenda forma de defenderla. Hay en él honesta militancia vital, voluntad de documentar algo importante y un buen hacer cinematográfico que está recibiendo un merecido reconocimiento en diversos festivales (por ejemplo, en las últimas ediciones del BAFICI y el de Sevilla). Viendo ReMine me he acordado del Edificio España, el sugerente documental de Victor Moreno. Por delante de él pasaron hace casi tres años los mineros asturianos. Aquella película era una magnífica metáfora pasiva de un país en destrucción. Remine es un espléndido testimonio activo de lo que supone resistir.