6 de junio de 2015. Cines Los Prados, Oviedo.
Trabajo, casa, pareja, vida social, aficiones, vida familiar y ser feliz. Esos son, según María de las Montañas, los requisitos para ser una persona normal. Con la ayuda de un pelirrojo gordito que trabaja en Ikea intentará cumplirlos.
Fresca, alegre, chispeante, treintañera, ingenua... y normal. Así es esta película. Pretendidamente. Porque en realidad es un repertorio de bobadas entre la ternura escatológica y el buenrrollismo generacional. Un tipo de películas que suelo evitar por lo mal que lo paso viéndome verlas. A esta me han traído (engañado) las valoraciones de una crítica cuya unanimidad no es normal.