martes, 31 de mayo de 2016

El cuento de la princesa Kaguya

de Isao Takahata. Japón, 2013. 113.
31 de mayo de 2016. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.

Mientras tala en el bosque, un campesino encuentra una muñequita en un tronco de bambú. Enseguida se transforma en un precioso bebé que él y su mujer cuidan como a una hija. Cuando crece los tres se trasladan a la ciudad para que ella se eduque como una princesa. Kaguya es tan especial que la pretenden varios nobles y hasta el emperador. Pero ella los rechaza a todos. Al final deberá volver a la Luna que es de donde vino.

El cine de animación no me atrae especialmente, pero la magnífica crítica de esta película me llevó a verla. Las imágenes son muy bellas. Como acuarelas delicadas en las que los movimientos tienen ese aspecto minimalista propio de los japoneses. La primera parte sobre la princesa niña es preciosa y sorprende por la ternura con que Takahata consigue que el espectador se enamore de ese bebé que crece tan rápido. Pero las cuitas en la ciudad y los episodios de los pretendientes se me van haciendo muy largos y casi deseo que la princesa selenita regrese pronto a su hogar. Si la película hubiera durado mucho menos me habría gustado bastante más.

lunes, 30 de mayo de 2016

La bruja

de Robert Eggers. EE.UU., 2015. 92.
31 de mayo de 2016. Cines Parqueastur, Corvera.

Una familia de colonos ingleses en Nueva Inglaterra es expulsada del pueblo en el que vivían. El motivo son los desacuerdos del padre con la iglesia de la comunidad. El matrimonio y sus cinco hijos levantan una granja cerca del bosque. Allí viven en estricta observancia de unas reglas religiosas que les hacen interiorizar la culpa y el miedo. Y también temer a las brujas que habitan en ese bosque. La desaparición del hijo menor, un bebé de apenas unos meses, mientras su hermana lo cuidaba es el inicio de la serie de desgracias que padecerá esta familia.

Hay dos retratos magníficos en esta opera prima de Robert Eggers. La de la vida cotidiana de esta familia integrista del siglo XVII y la de ese bosque fantasmagórico habitado por brujas. El primero, que es el que vemos la mayor parte del tiempo, casi produce más desasosiego que las imágenes de las brujas y sus manifestaciones. Los dos retratos son formalmente impecables y tan elegantes que parecen inspirados por referentes pictóricos. Pero encuentro problemas a la relación entre ambos. La existencia real de las brujas que la película plantea no acaba de conciliarse con su construcción social (en este caso familiar) que también parece querer defenderse. Si la película pretende mostrarnos lo segundo (y lo hace bien) no deberíamos ver como ciertas a las brujas del bosque. Y si trata de una historia de brujas (tremenda pero muy bien contada) no sería necesario que sus víctimas pertenecieran a una familia integrista. En La bruja hay dos películas que me han gustado, pero hubiera preferido que hubiera una sola. La de ese matrimonio ultracristiano que vive en la culpa y el miedo y que los contagia a sus hijos.

sábado, 28 de mayo de 2016

Las estaciones

de Jacques Perrin y Jacques Cluzaud. Francia, 2015. 97’.
28 de mayo de 2016. Cines Los Prados, Oviedo.

La belleza de la vida animal en los bosques europeos antes de que hubiera humanos. Y lo que pasó después.

Los directores de Nómadas del viendo y Océanos nos ofrecen otra vez imágenes bellísimas, ahora de la fauna en el bosque. El mensaje edificante del tramo final es el mismo y ya se hace algo manido. En este sentido, aunque lo que vemos resulta delicioso para quienes reconocemos a la mayor parte de las especies que aparecen, Las estaciones me ha gustado menos que Guadalquivir, el  documental de Joaquín Gutiérrez Acha sobre la fauna ibérica con imágenes también hermosísimas y un relato en el que la voz de Estrella Morente tiene más protagonismo y es más cautivador que el que aquí dobla, también magníficamente, Elena Anaya.

viernes, 27 de mayo de 2016

El silencio del río

de Carlos Tribiño. Colombia, 2015. 79.
26 de mayo de 2016. Centro Niemeyer, XV Certamen Nacional de Cortometrajes de Avilés.

Dos historias paralelas en Colombia. La crónica de la muerte anunciada de un campesino que no quiere dejar sus tierras y el periplo de un niño que, tras perder a su padre, acompaña y cuida río abajo el cadáver flotante del hombre asesinado.

Película de paisajes y de gestos más que de palabras. Poética en las intenciones y en las imágenes, pero algo imprecisa en el relato. Aunque la historia parece sencilla uno sale haciéndose algunas preguntas sobre la trama. Por lo demás, la belleza del río, la tenacidad del niño y los silencios del paisanaje son lo mejor de la película. En cuanto a la sección oficial del festival de cortometrajes, me han gustado especialmente Graffiti de Lluis Quílez (una fábula postapocalíptica filmada cerca de Chernobil que me recuerda a Soy leyenda), En Alabama, sí de Pablo Lapastora (una historia de dos actores que esperan en un coche ser contratados para una película), No abortamos de Marta Onzain (una historia hilarante sobre la emisión en directo del comunicado final de ETA) y Mañana no es otro día de David Martín (un magnífico retrato interior del desamor de una pareja durante una noche). Excepto En Alabama, sí todos esos cortos han recibido algún premio (Graffiti el del jurado joven, No abortamos el del público y Mañana será otro día el del mejor cortometraje). Como otros años, entre el resto de los cortos de la sección oficial también había mucho bueno. La semana se cerró con una gala final dirigida en el Palacio Valdés por el impagable Félix Corcuera que este año ha estado acompañado por Mariajo Baudot (los dos tronchantes y soberbios). La entrega de los premios de este festival fue la ocasión para estrenar con música en directo la versión recuperada de la primera filmación que se conserva de Avilés (el traslado de los restos de Pedro Menéndez y la visita de un grupo de representantes de la Florida en agosto de 1924). Así que ha sido una buena semana de cine en Avilés en este festival que ya tiene quince años.

martes, 24 de mayo de 2016

Nahid

de Ida Panahandeh. Irán, 2015. 106.
25 de mayo de 2016. Casa de la Cultura, XV Certamen Nacional de Cortometrajes de Avilés. V.O.S.

Los problemas se multiplican para Nahid. Ella es una mujer divorciada que ha podido conservar la custodia de su hijo con la condición de no volver a casarse. Sin dinero para pagar la casa en la que vive y con una relación secreta con un hombre pudiente, las cosas se complican para Nahid cuando su exmarido lo descubre y se lleva a su hijo.

Un magnífico drama sobre una mujer que se enfrenta a dilemas generados por hombres. Por ese exmarido de vida peligrosa del que ha conseguido separarse. Por ese hijo que, sin ella, puede seguir el camino de su padre. Por ese otro hombre que la quiere y le ofrece un horizonte de salvación que la obliga a enfrentarse a sus problemas. Hay también contrapuntos femeninos como el de esas mujeres que, queriéndolo o no, aprietan los nudos que hacen tan difícil su vida. Y también el de esa niña, hija del hombre que la ama, que en una sencilla frase sobre por qué no le gustan los niños resume el corazón feminista que también tiene esta historia. Con un pulso impecable en la escritura del guión y en la forma de poner la cámara y mostrar las aristas de la historia, Ida Panahandeh se une a mi lista particular de magníficos cineastas iraníes (Abbas Kiarostami, Amir Naderi, Jafar Panahi, Rakhshan Bani-Etemad, Nima Javidi y, por supuesto, Asghar Farhadi). Todos ellos (y ellas), dentro o fuera de su país, hacen un cine que tiene la mejor de las cualidades: la capacidad de conmover. El esperanzador plano final de la película es frente al mar Caspio, pero podría ser frente al Cantábrico o en cualquier playa de la Costa Este americana. Es lo que tiene el buen cine iraní sobre historas tan particulares como esta. Que al final resultan universales. Por lo demás, esta integración del cine de los martes en el festival de cortometrajes ha estado precedida por la proyección de dos fuera de concurso: Everything will be okay de Patrick Vollrath y Oírse cuando llegue el silencio de David Arratibel. El primero es un drama muy bien contado sobre un padre divorciado que pretende llevarse a su hija a Manila desde Alemania. El segundo es un documental sobre los acúfenos que podría dar para mucho pero que acaba haciéndose largo y más bien aburrido. Mañana iremos a ver a Guerín en Gijón con lo que nos perderemos los cortos asturianos. El jueves y el viernes podremos ver los de la sección oficial.

lunes, 23 de mayo de 2016

Nueve cartas a Berta

de Basilio Martín Patino. España, 1966. 92.
23 de mayo de 2016. Centro Niemeyer, XV Certamen Nacional de Cortometrajes de Avilés.


Lorenzo vuelve a Salamanca después de pasar un tiempo en Londres. Allí ha conocido a Berta, la hija de un profesor exiliado con la que mantiene una intensa correspondencia al regreso. Su recuerdo contrasta con la inercia de la vida cotidiana en su ciudad. La de un noviazgo convencional, una familia tradicional y una vida de estudiante bien distinta a la de Londres. En esas nueve cartas a Berta le irá contando lo que siente.

Hoy el festival de cortos ha tenido el acierto de proyectar este clásico del cine español que ha resistido magníficamente el paso del tiempo (exactamente medio siglo). Hay muchas películas en estas Nueve cartas a Berta. La que habla desde esa voz interior de la crisis existencial de ser joven en una España muy vieja. La que ya impugnaba magistralmente las fronteras entre el documental y la ficción cuando José Luis Guerín aún era un niño. La que consigue que una ciudad muy bella y una mujer que no vemos sean tan protagonistas como Emilio Gutiérrez Caba (qué bien dialogarían en una sesión doble Nueve cartas a Berta y En la ciudad de Sylvia). La que habla de España, de las dos Españas, las de esos padres condenados al exilio o al silencio. La que es una lección de escritura cinematográfica en ese texto que es quizá la voz en off más pertinente de la historia de nuestro cine. La que hace dialogar a la Salamanca provinciana con un Madrid que aún está lejos de ser alegre y con esos pueblos de la sierra que parecen aún próximos a los que retrató Buñuel un poco más al sur. La de la maestría en el encuadre y en el movimiento de cámara (memorable ese giro de trescientos sesenta grados en medio del gentío en una Plaza Mayor en la que increíblemente nadie mira a la cámara). La que da gusto ver pensando que quien casi inauguró su carrera como cineasta con una película tan memorable la haya cerrado con ese precioso legado optimisma que es Libre te quiero.  Así que ha sido una gozada poder ver esta tarde Nueve cartas a Berta en una sala como la del Niemeyer. Lástima que no sea la primera de un ciclo detallado sobre este gran director que, por su tierra y su mirada, me resulta tan próximo.

domingo, 22 de mayo de 2016

A Film About Kids and Music. Sant Andreu Jazz Band

de Ramón Tort. España, 2012. 101.
22 de mayo de 2016. Centro Niemeyer, XV Certamen Nacional de Cortometrajes de Avilés.

Una banda de jazz cuyos componentes tienen entre siete y dieciocho años. Son de Sant Andreu pero los vemos actuando en el Palau de la Música al lado de grandes músicos de América. También los vemos mientras ensayan con Joan Chamorro, el hombre que ha hecho posible este milagro.

Empieza el festival de cortos de este año con este documental alegre con más música que relato. La idea nos queda clara, pero no tanto los detalles de su contexto. Tratándose de una música como el jazz clásico y cálido de las grandes bandas es fácil quedar embobado ante esas imágenes de niños y adolescentes que tocan como si fueran negros maduros. Sin embargo, sobre el potencial educativo y humanizador de las artes, este documental se queda corto en la información que nos aporta sobre sus protagonistas más allá de la relación con su instrumento. El milagro de Candeal de Fernando Trueba, Five days to dance de José Andreu y Rafael Molés o Piratas y libélulas de Isabel de Ocampo son mejores ejemplos de cómo llevar al cine la magia social y educativa que pueden llegar a tener la música, la danza o el teatro.

martes, 17 de mayo de 2016

Espías desde el cielo

de Gavin Hood. Reino Unido, 2015. 102.
17 de mayo de 2016. Cines Parqueastur, Corvera.

Una operación teledirigida para capturar a un grupo de yihadistas. La mesa de mando político-militar está en Londres. Los drones (enormes y diminutos) vigilan una casa en Kenia. Y los pilotos dirigen sus cámaras y sus armas desde una base militar en Nevada. Al saberse que los yihadistas están preparando un atentado suicida los planes cambian y la orden es lanzar un proyectil contra la casa para matarlos. Pero una niña que vende panes al lado de la casa hace dudar al piloto del dron y hace que se evalúen de nuevo los daños colaterales que tendría esta misión.

¿Decidirías la muerte de un inocente para salvar la vida de ochenta? Un dilema como ese es el que plantea este thriller sobre drones y problemas éticos. Quienes se enfrentan a ellos son militares y políticos que se miran con recelo. Por sus diferentes maneras de afrontar las decisiones. Por las distintas lógicas de sus cadenas de mando. El espectador puede situarse con los militares que deciden rápido y resuelven los dilemas como si fueran problemas de cálculo. O con los políticos que manejan plazos más largos y escenarios más complejos. Seguramente en la realidad será menor la nitidez con que los que deciden perciben las consecuencias de sus actos. Y mayor la velocidad con que toman sus decisiones. En todo caso, adoptar el punto de vista de estos espías que pueden ver y matar desde el cielo hace que este thriller ético resulte de lo más interesante.

domingo, 15 de mayo de 2016

El olivo

de Icíar Bollaín. España, 2016. 100’.
15 de mayo de 2016. Cines Ocimax, Gijón.

El abuelo de Alma dejó de hablar. Quizá el día en que sus hijos arrancaron su olivo milenario para venderlo. Alma era entonces una niña que adoraba a su abuelo y a aquel árbol. Ahora quiere devolvérselo. Así que convence a su tío y a un amigo para ir a por él a Alemania.

"Ese fue mi abuelo Jerónimo, pastor y contador de historias, que, al presentir que la muerte venía a buscarlo, se despidió de los árboles de su huerto uno por uno, abrazándolos y llorando porque sabía que no los volvería a ver". Las palabras de Saramago podrían explicar los motivos por los que esta joven quiere encontrar ese olivo y regresarlo a su tierra. Hay, por tanto, dos historias en la de este olivo extrañado. Una grande que habla de la tierra, de las raíces, de las herencias importantes y de lo que nos ha pasado en este país que quiso poner precio a lo que solo tenía valor. Y otra más pequeña que habla de la familia y los afectos, de los vínculos y las rupturas entre las generaciones. Icíar Bollaín consigue unir bien esas dos tramas con el poderoso nexo de ese olivo tan bello. A mi me gusta más la de las personas. La de los recelos y reproches entre la hija y el padre, la del cariño que se tienen la nieta y el abuelo, la del difícil papel de esa generación intermedia que rompió con la anterior y es despreciada por la siguiente. El olivo es una película sencilla que trata de las cosas importantes. Como el gesto del abuelo de Saramago.

jueves, 12 de mayo de 2016

Transeúntes

de Luis Aller. España, 2015. 94.
12 de mayo de 2016. Centro Niemeyer, Avilés.

Gente en sitios. De Barcelona. Planos y contraplanos de diálogos intermitentes. De vidas cruzadas. Son historias intuidas. Instantes multiplicados. Palabras encadenadas. Imágenes. Muchas imágenes. Y también músicas. A veces colapsadas. Como los puntos de vista de los transeúntes que miramos.

Paroxismo del montaje. Surrealismo urbano. Experimento no apto para todos los públicos. Agotador. Pero fascinante para quienes entran en el juego de una película que puede ser la que contiene más planos de la historia del cine y la que quiere contar más historias haciendo un cine nada plano. Es una impugnación del relato. Un ensayo fílmico que entiende el cine como el arte de contraponer imágenes para proponer miradas. Múltiples. Mestizas. Reales. Ficticias. Cautivadoras. Como Barcelona. Esa ciudad en la que nunca me canso de mirar.

martes, 10 de mayo de 2016

Corazón gigante

de Dagur Kári. Islandia, 2015. 94.
10 de mayo de 2016. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.

Fúsi es un enorme pedazo de pan. Un tipo inmenso que en el aeropuerto descarga equipajes, que en su casa juega con maquetas bélicas y que a sus más de cuarenta años sigue viviendo con su madre como si fuera un niño. Su vida está hecha de rutinas sin ambiciones. Y su carácter pánfilo le hace no reaccionar ante las maldades de sus compañeros de trabajo pero sí hacer feliz a una niña jugando con ella. La vida de Fúsi empieza a cambiar cuando en una clase de baile conoce a una mujer que lo aprecia. Ella trabaja con la basura, pero querría hacerlo con las flores. Su carácter es alegre, pero también tiene fases muy depresivas. A pesar de las dificultades, el corazón gigante de Fúsi siempre querrá lo mejor para ella.

Otra hermosísima historia islandesa. Otra vez intimista. Otra vez sobre seres humanos singulares. Como varias de las que he visto de ese país del que últimamente nos llega un cine más que notable. Esta película, urbana y casi de interiores, sobre este inmenso personaje que interpreta magníficamente Gunnar Jónsson me ha recordado a otras en las que la bondad radical también era la principal seña de identidad de unos seres humanos con cuerpos también muy grandes. Estoy pensando, por ejemplo, en Teddy Bear de Mads Matthiesen o en All or nothing de Mike Leigh. Sencillas y buenas historias sobre la bondad que es capaz de albergar la sencillez humana.

lunes, 9 de mayo de 2016

Trumbo

de Jay Roach. EE.UU., 2015. 124’.
9 de mayo de 2016. Cines Los Prados, Oviedo.

Dalton Trumbo, el célebre guionista de películas como Vacaciones en Roma o Espartaco, fue uno de los que sufrieron las consecuencias de aquella infamia que fue el macarthismo. Trumbo formó parte durante muchos años de la lista negra, la de los diez de Hollywood que padecieron lo indecible en aquella caza de brujas. A pesar de todo, y aunque fuera con otros nombres, siguió escribiendo guiones. Y mereciendo los dos Oscar que no pudo recoger.

Otra vez la banalidad del mal. La de un país que toleró que se persiguiera a personas por sus opiniones y se las condenara al más radical ostracismo. Y que lo aceptó con la misma normalidad con que unas décadas después renegaría de aquella locura. Mientras tanto, héroes tan tenaces como Dalton Trumbo lograron no perder la dignidad después de haber perdido el aprecio de sus conciudadanos. Él pertenecía a ese tipo de gentes que están dispuestas a luchar contra el mal cuando nadie lo ve y que saben perdonar cuando la mayoría condena. La interpretación de Bryan Cranston es soberbia y el guión está a la altura de esta magnífica historia sobre los buenos guionistas americanos y sobre los guionistas buenos que tanto sufrieron en aquel tiempo.

sábado, 7 de mayo de 2016

Coriolanus

de Ralph Fiennes. Reino Unido, 2011. 122.
7 de mayo de 2016. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

Son los primeros tiempos de la República. Entre los pobres hay una rebelión en marcha. Cayo Marcio los desprecia y se lo dice con dureza. La victoria contra los volscos en Corioles le hace merecer el sobrenombre de Coriolano. Sus amigos quieren nombrarle cónsul pero para conseguirlo tendrá que contar con el voto de los pobres. Y pedírselo humildemente. Sin embargo, el orgullo convierte su ruego en diatriba y acaba desterrado. Lleno de odio se une a Aufidio, el general de los volscos, y lucha contra Roma. Durante el asedio sus amigos le suplican el perdón. Solo el discurso de su madre conseguirá convencerle.

El resumen anterior lo escribí el agosto de 2014, cuando vimos en el Festival de Mérida este drama de Shakespeare representado por una compañía extremeña. Ralph Fiennes lo ha actualizado en esta película que hace contemporáneo el conflicto y televisivas las noticias sobre las gestas y la venganza de aquel militar extremo. Vanessa Redgrave está estupenda en el papel de su madre coraje. Y por supuesto también Ralph Fiennes en el de ese soldado romano tan radical como intemporal. Como director ha acertado al mantener el texto de Shakespeare y actualizar el relato. Quizá se le haga extraño a quien no conozca la historia, porque seguramente el público natural de este Coriolano es el que ya lo ha visto en el teatro.  Esta proyección parece formar parte de un breve ciclo shakespeariano. De hecho, el pasado jueves se vio aquí César debe morir, la estupenda actualización que los hermanos Taviani hicieron sobre Julio César (nosotros la vimos en Barcelona hace cuatro años). Es buena idea relacionar la programación cinematográfica con la teatral que la semana próxima nos traerá a Avilés el Hamlet que ha dirigido Miguel del Arco. Me recuerda aquellos tiempos felices en que el Ricardo III de Sam Mendes con Kevin Spacey que pudimos ver en el Palacio Valdés se vió acompañado con la proyección en el Niemeyer de tres películas sobre la misma historia. Lástima que en este mes de conmemoración cervantina parezca merecer más atención el gran clásico inglés que el nuestro. Al menos podemos alegrarnos de que exista Ron Lalá y de que hace una semanas se pasaran por aquí.

lunes, 2 de mayo de 2016

La punta del iceberg

de David Cánovas. España, 2016. 91.
2 de mayo de 2016. Cines Parqueastur, Corvera.

Tres empleados de una gran empresa se han suicidado en su centro de trabajo. Los tres trabajaban bajo una gran presión en un mismo proyecto. Desde la central envían a una importante ejecutiva para que investigue lo que está pasando y redacte un informe.

Las interpretaciones de Maribel Verdú, Fernando Cayo, Carmelo Gómez y Gines García Millán son lo mejor de una película a la que le falta truculencia para ser un verdadero thriller y le sobra gestualidad para ser un buen drama laboral. En todo caso, ha sido curioso ver a Fernando Cayo en el papel de ese jefe tan duro que provoca que sus empleados se suiciden el mismo fin de semana en que lo hemos visto interpretando en Páncreas a un tipo empeñado en que se suicide un amigo.