miércoles, 29 de marzo de 2017

Shadow girl

de María Teresa Larraín. Chile, 2016. 75’.
29 de marzo de 2017. Centro Municipal Integrado La Calzada, Gijón.

María Teresa Larraín sufre una degeneración macular que está cambiando su vida. Lleva treinta años viviendo en Toronto y haciendo cine, pero esta será su última película. En ella la vemos regresando a Santiago de Chile y descubriendo una nueva mirada sobre la vida en la de los vendedores ciegos de la Alameda.

En primera persona y con una voz en off que nos va explicando vivencias. Como en otras magníficas películas que he visto en los últimos años sobre el mundo de la ceguera: la española Gabor de Sebastián Alfie, la turca Gözümün Nûru de Hakki Kurtulus y Melik Saracoglu o la noruega Blind de Eskil Vogt. Las tres son excelentes películas a las que se añade esta reflexión de una cineasta madura que sabe de lo que habla cuando habla de cine y cuando habla de ceguera. Así que, una vez más, El Documental del Mes no defrauda. Ojalá que, como parece, desde el próximo otoño también podamos disfrutarlo en Avilés.

domingo, 26 de marzo de 2017

Irmã Dulce

de Vicente Amorim. Brasil, 2014. 94.
26 de marzo de 2017. Centro Niemeyer, X edición de Novocine, Avilés. V.O.S.

La hermana Dulce es la Teresa de Calcuta de Salvador de Bahía. La vemos dedicando su vida al cuidado de los pobres. Desde que es una joven monja devota de San Antonio hasta que es tan querida por los brasileños que Juan Pablo II se verá obligado a saludarla.

Delicados encuadres y cuidada fotografía para una historia preciosista sobre la vida de una mujer bondadosa. Nada es en blanco y negro. Ni el relato (siempre a su favor) ni el cálido esteticismo con que se muestra la miseria de las gentes con las que trabaja esta monja singular. La actriz que la interpreta tiene una mirada que me recuerda mucho a la del papa Francisco. Así que, cuando la hermana Dulce enfatiza la última parte del mandato "amarás al prójimo como a ti mismo" para explicar en qué consiste realmente la compasión y la caridad, no puedo más que sintonizar con las intenciones y los afanes de esta mujer comprometida. Una heroína brasileña de la que no tenía noticia. Es lo que tiene la programación de Novocine. Que cada año nos descubre personajes de Brasil de los que sabíamos muy poco.

Um homem só

de Claudia Jouvin. Brasil, 2015. 94.
26 de marzo de 2017. Centro Niemeyer, X edición de Novocine, Avilés. V.O.S.

Arnaldo tiene una vida que no le gusta. Su relación con su mujer no va bien y quisiera dar un giro radical a todo. En el trabajo oye hablar de un doctor capaz de duplicar a las personas. Su copia se quedaría con su mujer y él podría buscar otra vida. Así encuentra la felicidad con una joven pelirroja que trabaja en un cementerio de animales.

Una nueva edición de Novocine en el Niemeyer. La obra de teatro del viernes en el Palacio Valdés y el concierto de Mayte Martín ayer en el Jovellanos han hecho que este año solo hayamos visto las películas del último día. Y, al menos con esta, no ha habido mucha suerte. La idea del hombre duplicado podría haber sido interesante, pero Claudia Jouvin no consigue que me crea ni me interese lo que le pasa a sus Arnaldos. Estoy seguro de que en el actual cine brasileño se podrían haber seleccionado películas mucho mejores que esta.

jueves, 23 de marzo de 2017

Locas de alegría

de Paolo Virzi. Italia, 2016. 111’.
23 de marzo de 2017. Cines Los Prados, Oviedo.

Beatrice y Donatella escapan de Villabiondi. Beatrice es una loca elegante de la alta sociedad italiana. Donatella es una joven madre depresiva que intentó suicidarse. La vida en el psiquiátrico en que se conocen es bastante amable, pero será más divertida cuando salgan de allí y hagan locuras para recuperar su pasado.    

Las guapas actrices están estupendas. Sus derivas exteriores son muy locas, pero no siempre interesantes. El tramo final en la playa sobre el reencuentro de Donatella con su hijo resulta conmovedor. Pero el cierre de la historia con estas dos locas de alegría regresando felices a su lugar encerramiento me deja algunas dudas sobre si la intención de la película no será reivindicar la utilidad de los manicomios. Así que Locas de alegría me resulta una historia bonita con dos personajes cautivadores que unas veces me emocionan y otras me cansan. Pero, no estando mal, creo que acerté cuando decidí ver otras películas en la última edición de la Seminci. Allí le dieron la Espiga de Oro, pero ya estoy acostumbrado a no estar de acuerdo con los gustos de sus jurados.

miércoles, 22 de marzo de 2017

Zona hostil

de Adolfo Martínez. España, 2017. 93.
22 de marzo de 2017. Cines Parqueastur, Corvera.

La explosión de una mina cuando pasa un convoy militar en un lugar remoto de Afganistán hiere a dos soldados americanos. Rápidamente se acerca el helicóptero español de ayuda médica pero vuelca durante el aterrizaje. Los continuos ataques talibanes hacen que la operación de rescate (de los militares y del helicóptero) sea muy complicada. Así que será una noche muy dura para los legionarios españoles.

Al final todo sale bien. Como ocurrió en los hechos reales que inspiran esta muy correcta y entretenidísima película de hazañas bélicas. A diferencia de la matizada y muy interesante Los últimos de Filipinas de Salvador Calvo en esta historia de Adolfo Martínez está muy claro quiénes son los buenos (los nuestros) y quiénes los malos (los afganos). Pero eso no llega a ser un reproche para una película que demuestra que el cine español puede contar historias bélicas tan entretenidas y bien hechas como las mejores de las que nos invaden continuamente desde Estados Unidos. Y, por una vez, uno puede sentir que los buenos de la historia no son americanos sino españoles.

Crudo

de Julia Ducournau. Francia, 2016. 98.
22 de marzo de 2017. Cines Parqueastur, Corvera.

Justine empieza en la universidad. Va a la facultad de veterinaria, la misma en la que se formaron sus padres. Como toda su familia, Justine es vegetariana. O lo era, porque, tras las novatadas y los ritos de paso que han de soportar los recién llegados, Justine descubrirá los placeres de la carne. Y lo hará de la mano de su hermana mayor que también estudia allí.

Aunque lejos de la elegancia de la excelente Caníbal de Manuel Martín Cuenca, esta primera película de Julia Ducournau también tiene cierta voluntad de estilo. Sobre todo en la manera de poner la cámara y en la importancia del sonido. Más que una historia repugnante sobre el canibalismo (que también lo es), Crudo pretende ser una película que nos habla de cosas más relevantes como ciertas obsesiones francesas sobre su juventud. Con El odio de Mathieu Kassovitz y La clase de Laurent Cantet podría componer una trilogía inquietante y exasperante sobre el tema. Crudo sería la menos naturalista de las tres. La más excesiva, la menos equilibrada, pero también la de mayor calado existencial. Garance Marillier hace un trabajo notable componiendo el personaje oscuro y desagradable de esa Justine que, como la de Sade, también es iniciada en prácticas extrañas. Pero Julia Ducournau comete un error imperdonable al proponer esa estúpida explicación final sobre lo que les pasa a estas hermanas caníbales con una tesis que resulta igual de lamentable si se la considera desde la mirada de género como desde el hereditarismo. En todo caso, lo más interesante de la película seguramente no es la obsesión canibal, sino lo que plantea sobre la naturalidad de los ritos de iniciación en la universidad francesa. Si, como parece, no es una denuncia ni una fantasía sino una alusión un tanto complaciente, quizá Francia tenga efectivamente algunos problemas que debería hacerse mirar. Y no tanto con su juventud como con la forma en que la percibe.

martes, 21 de marzo de 2017

El día más feliz en la vida de Olli Mäki

de Juho Kuosmanen. Finlandia, 2016. 96.
21 de marzo de 2017. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.

Olli luchará por el campeonato del mundo de boxeo. Pero debe perder peso y concentrarse. Su representante le insiste en ambas cosas. Pero a él le agobian las expectativas que todos tienen sobre él y los compromisos públicos que ha de atender. Además, echa de menos a su novia.

El boxeador enamorado. Ese podría ser también el título de esta historia sobre un deportista finlandés que no llevaba nada bien ser una estrella mediática. La película parece de otros tiempos. De hecho, la ambientación, las maneras y hasta el grano de las imágenes podrían ser las de una película filmada hace cincuenta y cinco años. También lo que cuenta sería imposible ahora. Ningún deportista de élite podría tener hoy las dudas (ni la libertad) que tenía entonces Olli Mäki. Hoy todos se saben (o se pretenden) mediáticos y tienen muy claro que nada es más importante que su carrera deportiva. Por eso, no les podrá pasar nunca lo que a aquel finlandés para el que el día de su gran derrota fue el más importante de su vida.

domingo, 19 de marzo de 2017

En modo silencio

de Teresa Marcos. España, 2017. 70’.
19 de marzo de 2017. Teatro Filarmónica, III Semana del Audiovisual Contemporáneo de Oviedo.

Personajes maduros asturianos. De las cuencas mineras. Y un adolescente que desaparece. Muchas conversaciones con móviles. Muchos coches que se vigilan. Algún puticlub por la mañana. Y un minero prejubilado haciendo un trabajo sórdido. Luego se sentirá culpable.

Estoy de acuerdo con Teresa Marcos. Como dijo en el coloquio, lo mejor de la película es ese plano final en el que la cámara se eleva y nos muestra un paisaje minero arruinado mientras se escucha Otro tiempo vendrá distinto a este, el hermoso poema de Ángel González que, acompañado por la gaita de Tejedor, cantó Enrique Morente en Avilés una noche memorable. En modo silencio comienza como una película de dispositivo con actores no profesionales. El dispositivo consiste en que todas las escenas son conversaciones telefónicas. Según nos dijo, Teresa Marcos tomó esa decisión no por voluntad de estilo sino para facilitarles el trabajo a los actores no profesionales. Una lástima que a mitad de la película se olvide de esa idea y nos muestre una y otra vez coches que se acechan y se siguen en una trama que seguramente está clara en su cabeza, pero que a mi me resulta un tanto confusa. Eso sí, el hermoso plano final (anticipado con la lectura del poema en una escena previa) compensa los defectos que encuentro en este thriller asturianista en el que los personajes hablan como realmente se habla en las cuencas (no como algunos potenciales beneficiarios querrían que los alumnos hablaran en nuestras aulas). Así (casi) termina esta tercera edición de SACO, una iniciativa que afortunadamente parece consolidada en Oviedo. El broche final lo ha puesto otra singular experiencia que hemos podido disfrutar después en el Campoamor. Diecinueve miembros del colectivo artístico asturiano Improviso han acompañado con una música más que pertinente las proyecciones de L'Etoile de Mer de Man Ray, Ballet Mécanique de Fernand Léger y Un perro andaluz de Luis Buñuel. Entre las proyecciones intercalaron unas intervenciones de danza hermosamente hipnóticas. El espectáculo se llamó ImproVisión y, como El agitador vortex del míercoles,  fue un regalo estupendo. Algunas cosas no tienen precio (las actividades de SACO son gratuitas), pero sí mucho valor.

jueves, 16 de marzo de 2017

Los objetos amorosos

de Adrián Silvestre. España, 2016. 115’.
16 de marzo de 2017. Teatro Filarmónica, III Semana del Audiovisual Contemporáneo de Oviedo.

Luz acaba de llegar a Roma desde Colombia. Allí ha dejado un hijo de dos años a cargo de su hermana. Viene a ganarse la vida, pero las cosas no le resultan fáciles. Cuando todo parece mejorar, conoce a Fran, una chilena con mucho carácter que cambia todos sus planes. 

Una sorprendente opera prima que comienza casi como un documental sobre la emigración femenina en Europa y que se convierte en una historia romana de amor a la deriva. Las actrices están soberbias en esos papeles de colombiana bondadosa y dulce dispuesta a que todo mejore y de chilena malota y amoral que de todo está de vuelta y de todos se aprovecha. La de estas dos jóvenes en Roma es una relación de afectos y dominios que parece el contrapunto perfecto de la que tuvieron aquellas otras dos amantes que Julio Meden encerró una noche en su Habitación en Roma.  El coloquio con Adrían Silvestre demostró que este joven director tiene las cosas claras y sabe transitar magníficamente entre los proyectos con intenciones sociológicas y las ficciones nada convencionales. Según nos dijo, la colaboración con las actrices fue fundamental para que Los objetos amorosos haya llegado a ser una historia tan verdadera como parece. Unas actrices que están estupendas en esta película y que se llaman Laura Rojas Godoy y Nicole Costa.

martes, 14 de marzo de 2017

Land of mine

de Martin Zandvliet. Dinamarca, 2015. 100.
14 de marzo de 2017. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.

Al terminar la Segunda Guerra Mundial, más de dos mil soldados alemanes casi niños son obligados a quitar las minas que dejó su ejército en las playas danesas. Al mando de un grupo de catorce de ellos está un oficial danés. Al principio los odia y los maltrata, pero luego sentirá compasión por ellos.

Los desastres de las guerras no terminan cuando las guerras acaban. Los campos minados son buena prueba de ello. Land of mine es un magnífico alegato contra algo tan aberrante como la fabricación y comercio de minas. Pero también es una lección sobre un episodio poco conocido de aquella guerra como el del penoso trabajo esclavo al que fueron sometidos adolescentes alemanes que tuvieron que retirar más de un millón de minas en las costas danesas. La mitad de ellos murieron haciéndolo y algo de eso es lo que nos muestra esta estremecedora película que se desarrolla en paisajes tan hermosos como desangelados. Land of mine nos muestra que un hombre puede odiar a otros cuando los ve como ejemplares indistinguibles del enemigo, pero no es tan fácil que lo haga cuando conoce sus nombres y los ha visto llorar. Es una película dura, pero no se regodea en la truculencia. Es edificante, pero no se permite ser complaciente ni panfletaria. Una buena película danesa sobre el mal y sobre las victimas. Y sobre lo difícil que es saber quiénes son realmente los malos.

domingo, 12 de marzo de 2017

La muerte de Luis XIV

de Albert Serra. España, 2016. 115.
12 de marzo de 2017. Laboral Cinemateca, Gijón. V.O.S.

Los últimos días del Rey Sol en compañía de sus médicos y sus ayudantes más próximos. Vemos de cerca las dudas sobre su enfermedad, los inútiles cuidados que recibió y la reverencia con que era tratado. Y también el dolor y la agonía de un hombre que había concentrado el poder más absoluto.

Dentro de la programación de actividades de la Semana del Audiovisual Contemporáneo (SACO), ayer acompañamos a Albert Serra en una visita que guió por el Museo de Bellas Artes de Asturias (esa maravilla que tenemos la suerte de poder disfrutar en Oviedo). Sus comentarios resultaron de lo más interesantes y en ellos manifestó que de las artes plásticas le interesaban más los aspectos formales que la hermenéutica contextual o historicista. Eso mismo podría decirse también de su magnífica película. Algo tan poco grato como acompañar a un moribundo llega a hacerse una experiencia cautivadora durante estas dos horas que son un verdadero festín visual (y también sonoro, a pesar de que la música sea tan escasa como pertinente). Los encuadres perfectos, la composición de los claroscuros, los objetos, las pelucas y los gestos hacen que la pantalla se convierta en una sucesión de estampas muy bellas con las que asistimos al paso del tiempo para un hombre al que le queda tan poco. Aunque lo formal es seguramente lo más destacable de La muerte de Luis XIV también hay otras perspectivas desde las que la película resulta sobresaliente. Por ejemplo, en la descripción de los cuidados médicos y los debates sobre la forma de tratar su enfermedad. O en el respeto y la parsimonia que preside todo lo que sucede en esa estancia a la que tan pocos debían tener acceso y en la que nosotros permanecemos todo el tiempo. Con una interpretación tan poderosa como la de Jean-Pierre Léaud y una manera de poner la cámara tan atinada como la de Albert Serra es seguro que ni el más exigente rey absoluto podría imaginar que su muerte llegaría a estar tan bien retratada.

viernes, 10 de marzo de 2017

El futuro perfecto

de Nele Wohlatz. Argentina, 2016. 65’.
10 de marzo de 2017. Teatro Filarmónica, III Semana del Audiovisual Contemporáneo de Oviedo.

Una joven china llega a Buenos Aires para trabajar con su familia. Poco a poco va aprendiendo español con la ayuda de unas clases. Vemos sus progresos en el idioma y también cómo le va yendo la vida. La real y las posibles.

Con el cortometraje Negrea de Juan Luis Ruiz (en el que una mujer que no habla recorre lugares -y no lugares- de Asturias) y con esta película argentina (la primera que dirige la alemana Nele Wohlatz, premiada por ella en Locarno) se abre la tercera edición de SACO, la interesante iniciativa anual que se consolida y crece en Oviedo. El futuro perfecto es una historia singular y desmañada que resulta por momentos, irónica y también algo naíf. Comienza como retrato casi documental del extrañamiento que siente el más radical extranjero, el que también lo es de la lengua. Pero, según va progresando en ella, la película va incluyendo, además de lo que la protagonista hace y dice, también lo que piensa e imagina. Por razones obvias, la película no puede cautivar por su agilidad lingüística, pero resulta  agradable asistir a esta iniciación de una joven china en la fonética y el léxico porteño. El futuro perfecto no es una película fácil, pero tampoco resulta incómoda.

jueves, 9 de marzo de 2017

El guardián invisible

de Fernando González Molina. España, 2017. 129’.
9 de marzo de 2017. Cines Los Prados, Oviedo.

En el valle de Baztán aparecen varias adolescentes asesinadas con rituales similares. La policía encargada de investigar esos casos encontrará que su familia está implicada. Y que, en cierto modo, también su propio pasado.

Mucha lluvia, buenas imágenes y cierta tensión para una historia mal escrita a la que le sobran algunos flecos. Los de algunas pistas mal planteadas y los de esas tramas innecesarias sobre mujeres endemoniadas y seres fantásticos del bosque. Ni la belleza de los paisajes navarros ni el trabajo de los buenos actores que participan en la película consiguen compensar los defectos de su guión.

sábado, 4 de marzo de 2017

El viajante

de Asghar Farhadi. Irán, 2016. 125’.
4 de marzo de 2017. Cines Los Prados, Oviedo.

Emad y Rana son pareja también en el teatro, donde interpretan al matrimonio de Muerte de un viajante. El riesgo de colapso del edificio en el que viven les obliga a dejar repentinamente su casa y trasladarse a un piso que les deja un compañero de la compañía. En él ha vivido hasta hace poco una mujer que se prostituía y que todavía tiene parte de sus cosas allí. Una noche, creyendo que el que llega es Emad, Rana deja abierta la puerta. Pero el que viene es un cliente de aquella mujer y las cosas terminan mal para ella. Tras ese incidente a los dos les resulta difícil retomar su vida normal. A ella por lo que pasó en el cuarto de baño. A él porque intenta averiguar quién fue ese hombre que dejó dinero, un móvil y las llaves de un coche que quedó aparcado en la calle. Finalmente Emad lo encontrará.

Asghar Farhadi es el director de los matices morales. El que sabe llevar a sus películas una lúcida mirada sobre el mal que, igual que Hannah Arendt, no quiere entender como reducido a las intenciones de los malvados. Porque aquellas no siempre son conscientes. Porque estos no siempre son monstruos. Hannah Arendt nos advirtió contra esa lógica de las organizaciones que puede generar el mal absoluto desde conductas diligentes. Y Asghar Farhadi, siguiendo una tradición que viene de las tragedias griegas, nos muestra que el mal puede depender más del azar que de las intenciones, de cómo se reacciona ante la desgracia que de la desgracia misma. Es algo que viene haciendo en su cine con películas como Nader y Simin, una separación, El pasado o también Dancing in the dust, su opera prima que tuvimos la suerte de ver hace año y pico en la Seminci. En El viajante Farhadi apuesta por una trama que resulta atractiva por su sencillez inicial y su magnífica tensión final en ese edificio agrietado (como las certezas morales de los protagonistas). Nos interesa cómo vive esa pareja, nos interesa lo que les pasa y comprendemos el sufrimiento por esa desgracia que (salvo ella y el viajante) ningún personaje conoce del todo. Tampoco el espectador, al que Farhadi deja espacio para que sus prejuicios (sobre lo que pasó en ese baño, sobre lo que le pasará al viajante, sobre el futuro de esa pareja...) completen la historia y le hagan responsable de (mal)interpretar lo que le muestra la pantalla. En estos tiempos miserables en los que no se cuestiona la existencia  de registros de delincuentes sexuales porque no se quiere considerar que la de delincuente (igual que la de víctima) pueda ser una  circunstancia sino que se quiere ver como una condición permanente; en estos tiempos en que el miedo al terrorista se traduce en el recelo hacia el extranjero, el odio al inmigrante y el desprecio al refugiado; en estos tiempos en que el país que le ha concedido un Oscar por esta magnífica película tiene un presidente que fomenta todo eso, Asghar Farhadi sigue ofreciéndonos su cine como ejemplo de la forma matizada y bella de reflexionar sobre la vida moral que ha caracterizado a lo mejor de la cultura occidental. Esa forma de pensar y de vivir que nos une con los mejores ideales del mundo griego y que hoy uno siente mejor representada por los cineastas iraníes que por muchos de los que nos gobiernan.

jueves, 2 de marzo de 2017

Las plantas

de Roberto Doveris. Chile, 2015. 93’.
2 de marzo de 2017. Centro Niemeyer, Avilés.

Florencia tiene que cuidar de su hermano que vive en un estado casi vegetal. Un cómic llamado Las plantas, una iniciación sexual singular y la relación con la madre hospitalizada y con ese hermano dependiente hacen que su vida sea bastante especial.

Tenía mimbres para ser una buena historia. También una elegancia notable en la composición de algunos encuadres. Pero Las plantas no consigue florecer. Se queda en una historia fragmentaria y parsimoniosa en la que la atmósfera acaba siendo más importante que el relato.