10 de mayo de 2017. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas. V.O.S.
Un joven se enamora de una chica que trabaja en una pequeña pastelería de una estación de ferrocarril. Ella tiene que volver cada noche a la cárcel así que, aunque no le explica el motivo, no le da ninguna esperanza. En este trance, el joven le pide ayuda a su mejor amigo. Los dos harán que ella pierda el tren y no pueda volver una noche a la prisión. La cosa se complica, porque en esas horas la relación se convierte en triangular.
Golshifteh Farahani, la magnífica actriz que me encantó en La piedra de la paciencia de Atiq Rahimi y en Paterson de Jim Jarmusch, está también estupenda aquí. Igual que su personaje, torturado por una pena cuyo origen no conocemos y con una intermitente disposición a un amor que para nada merecen los dos imbéciles del título de esta película. Louis Garrel no consigue hacerlos interesantes ni juntos ni por separado. Y es que los triángulos en el cine pueden dar para mucho, pero en casos como este habría que haber trazado de otra manera los dos catetos.