domingo, 29 de octubre de 2017

The Nile Hilton incident

de Tarik Saleh. Suecia, 2017. 106’.
29 de octubre de 2017. Teatro Carrión, 62º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección oficial). V.O.S.

Un policía moderadamente corrupto debe investigar la muerte de una cantante en un hotel de El Cairo. El asunto salpica a un potentado local, así que el caso pronto se declara cerrado. Pero el policía sigue haciendo averiguaciones y la cosa se va complicando. Todo sucede en los momentos previos a aquella intensa primavera árabe.


The Nile Hilton incident, la película que ha conseguido la Espiga de Oro en esta edición de la Seminci, termina donde comenzaba la magnífica Eshtebak de Mohamed Diab que vimos aquí el año pasado y que, a mi juicio, también la merecía  sobradamente.  Tarik Saleh demuestra que en una comisaría egipcia y con un inspector con carácter se puede hacer una película policiaca con tanto interés como las mejores estadounidenses. O más. Porque las calles de Nueva York, Chicago o San Francisco las tenemos muy vistas y la plaza de Tahrir o el Nilo resultan escenarios cuanto menos originales. Como también lo es el contexto social e histórico en que se desarrolla una película para la que una joven sudanesa y una cantante tunecina son tan relevantes como el trasfondo político hacia el que apunta la historia. No sé si habrá sido la mejor de la sección oficial, pero el premio no me parece inapropiado. Este año hemos visto nueve películas de la Seminci y la verdad es que nuestra selección no ha sido mala. Volveremos.

El rastro

de Agnieszka Holland. Polonia, 2017. 128’.
29 de octubre de 2017. Teatro Carrión, 62º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección oficial). V.O.S.

Janina vive feliz en el bosque con sus dos perras. Adora a los muchísimos animales que hay en el lugar y odia a los cazadores que no dejan de matarlos. Pero cuando uno de sus vecinos aparece muerto y sus dos perras desaparecen las cosas cambiarán para ella. Y para las gentes de la zona, porque las muertes de cazadores se van sucediendo.

Un estupendo thriller ecológico con unas imágenes poderosas de una naturaleza pletórica. El discurso animalista está presente en toda la historia. Y la película se mueve entre el territorio de lo verosímil propio de las películas de intriga y el fantástico, como corresponde al mundo de una protagonista que antes fue ingeniera y ahora es especialista en horóscopos y defensora de los animales. El premio a la mejor actriz que Agnieszka Mandat-Grabka ha recibido por este papel es bien merecido. Pero la película de Agnieszka Holland también por lo que cuenta y por la manera en que compone el relato. El tramo final me ha hecho pensar en algunos pasajes de Bosques, uno de los textos de la tetralogía teatral de Wajdi Mouawad. Así que creo que no hay mayor elogio.

Jeune femme

de Léonor Serraille. Francia, 2017. 97’.
29 de octubre de 2017. Teatro Carrión, 62º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección oficial). V.O.S.

Paula se queda en la calle con el gato. La ha echado de casa el hombre con el que ha estado viviendo durante diez años. Su vida queda a la deriva y malvive de cualquier modo hasta que consigue una buhardilla a cambio de cuidar a una niña. También un trabajo de dependienta en una tienda de lencería. Al final, el fotógrafo con el que vivió quiere que vuelva y a ella su embarazo la hace dudar. Pero solo por un momento. Un negro estupendo que también trabaja en la tienda le hace ver que hay hombres mucho mejores.

No niego que Laetitia Dosch hace un buen trabajo y que seguramente puede merecer el premio a la mejor actriz que ha compartido con Agnieszka Mandat-Grabka (la protagonista de El rastro). Pero a mi su personaje me resulta muy poco grato. Reconozco que su singularidad es precisamente que no se hace querer (en eso me recuerda un poco al de Frances Ha de Noah Baumbach), pero no consigue conmoverme. Por lo demás, creo que la película mejoraría si hubiera mantenido omitido al personaje masculino que explica esta deriva femenina tan singular. Y es que como ocurre tantas veces, también en esta historia menos es más.

sábado, 28 de octubre de 2017

Hoy partido a las tres

de Clarisa Navas. Argentina, 2017. 97’.
28 de octubre de 2017. Teatro Zorrilla, 62º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección Punto de encuentro).

Unas chicas correntinas van a jugar un partido. Son las Indomables y participarán en un torneo que debería comenzar a las tres. Vemos la forma en que se preparan, los prolegómenos de un encuentro que nunca comienza y finalmente la contienda que tras la lluvia se resuelve a penaltis. Política local, pasión juvenil, relaciones eróticas en femenino plural y también bastante fútbol son las cosas que podemos contemplar cuando hay partido a las tres.   

Naturalismo inmersivo en el lodazal futbolero. Radicalmente periférico. En el norte argentino que casi linda con esas tierras paraguayas de misioneros que pude conocer hace dos meses. Como algunas de Guerín, la película de Clarisa Navas es un documental que apenas lo parece. No nos cuenta mucho pero nos muestra todo. La intrahistoria de una forma de estar en la vida en la que ser mujer y jugar al fútbol acaba pareciendo lo más natural del mundo. Y antes de la proyección de este singular largometraje que responde muy bien al nombre de su sección, otro cortometraje de animación bastante coherente con uno de los temas de la película: J'e aime les filles, de Diane Obomsawin, un interesante retrato de algunas parejas de chicas que se aman.

Sweet country

de Warwick Thornton. Australia, 2017. 112’.
28 de octubre de 2017. Teatro Carrión, 62º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección oficial). V.O.S.

Un aborigen mata en defensa propia a un hombre blanco. Cuando lo hace no sabe que el tipo había violado a su mujer mientras él le ayudaba a reparar su granja. El aborigen huye con ella y quienes los buscan no consiguen darles alcance. Pero al saber que su mujer está embarazaba decide entregarse. A pesar de vivir en un lugar remoto tendrá un proceso justo con un juez honrado. Finalmente es declarado inocente, pero a algunos lo que digan los jueces les importa muy poco.

Podríamos considerarlo un estupendo eastern. Y es que es un western de maneras muy clásicas en la lejana Australia. El racismo no es contra los negros (como le encanta a Tarantino), sino contra unos aborígenes que allí sufren como ellos. La historia está magníficamente contada en tres tiempos: los incidentes en las granjas, la persecución y el juicio. También hay un cruel epílogo para una historia poderosa que, además de soberbios paisajes, tiene unos personajes muy bien perfilados. No sé como habrá estado en general el nivel de la sección oficial pero tanto ayer L'insulte como hoy este Sweet country bien podrían merecer alguna Espiga. Antes de la proyección pudimos disfrutar con el bonito cortometraje de animación (otro más) Hedgehog's home, de Eva Cvijanovic que nos cuenta en verso un cuentecito sobre un erizo hogareño al que invita a cenar el zorro y al que no comprenden ni el lobo ni el oso ni el jabalí.

Foxtrot

de Samuel Maoz. Israel, 2017. 114’.
28 de octubre de 2017. Teatro Carrión, 62º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección oficial). V.O.S.

Una familia israelí recibe la noticia de que su hijo ha muerto. Pocas horas después les dicen que fue un error y que el soldado fallecido era otro. El padre tiene una crisis y exige que le traigan cuanto antes a su hijo. A continuación vemos al joven soldado y a sus compañeros en un control de frontera en el que tienen una misión aburrida. Hasta que un desafortunado incidente hace que disparen contra un coche. El padre y el hijo tenían una relación especial que se muestra con unas imágenes de animación en las que los dibujos del hijo explican los temores del padre. Finalmente resultarán justificados porque cuando el hijo está volviendo a casa sucede lo más terrible. Lo vemos justo después del reencuentro entre ese padre y esa madre para los que después de aquello la vida resulta insoportable.

En el baile del Foxtrot se vuelve siempre al lugar de partida. Y en la tragedia de Edipo el mal se consuma precisamente por querer evitarlo.  Así de honda y de trágica es esta singular historia contada en cuatro tiempos y con cuatro caligrafías cinematográficas. Una historia a veces barroca que se recrea en todo tipo de recursos, incluidos los encuadres mas efectistas. Otras veces es commovedora e intimista como en ese reencuentro final entre el padre y la madre. Así que este Foxtrot israelí podría llevarse alguna espiga sin ningún problema. Antes de este singular viaje a territorios israelíes pasamos por Tokio para conocer en el cortometraje Signature de Kei Chikaura las cuitas de un chino dispuesto a decir y a firmar cualquier cosa con tal de trabajar en Japón.

Volcán

de Rúnar Rúnarsson. Islandia, 2011. 97’.
28 de octubre de 2017. Cines Broadway, 62º Semana Internacional de Cine de Valladolid. V.O.S.

Hannes se acaba de jubilar. Su mal carácter hace que su hijo y su hija se lleven mucho mejor con su madre que con él. Así que donde mejor se encuentra es saliendo a pescar. Pero pronto tendrá que dejar de hacerlo. Por el estado de su vieja barca y porque su mujer sufre un ictus que la deja postrada. A partir de ese momento él se dedica solo a cuidarla. Y vuelve a pensar en aquella isla que tuvieron que dejar por la erupción de un volcán.

Islandia es el país invitado en esta edición de la Seminci. Un país pequeño del que en los últimos años hemos visto películas muy grandes. Por ejemplo esta conmovedora historia del director de Sparrows, la magnífica película que hace dos años recibió una merecidísima Concha de Oro en el festival de San Sebastián. Aquí también hay espejos, encuadres impecables y una reflexión subyugante sobre una masculinidad desventurada. Volcano es dos años anterior a Amor, la muy valorada película de Haneke. Pero con más contención que el austriaco, Rúnarsson es capaz de mostrarnos el mismo drama con una notable sutileza en la construcción del personaje masculino. Ojalá que podamos ver el resto del cine de Rúnarsson en España. Y que nos sigan llegando más películas de Islandia. Porque el cine de ese país casi nunca me defrauda.

viernes, 27 de octubre de 2017

Carpinteros

de José María Cabral. República Dominicana, 2017. 106’.
27 de octubre de 2017. Teatro Carrión, 62º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección oficial).


Julián entra en una cárcel atestada. Mientras consigue adaptarse al lugar, va comprobando que también allí es posible la felicidad. La que le depara su papel como carpintero. Así llaman a los que usan el lenguaje de las manos para comunicarse con las chicas del otro pabellón. Lo hará como mediador de un interno que tiene a su mujer al otro lado. Pero Julián y Yanelly se acaban enamorando. 

Una idea estupenda. Unos actores con mucha fuerza. Una ambientación áspera y opresiva, pero muy adecuada... Carpinteros tenía mimbres para ser una magnífica película. Pero un sonido pésimo y un tratamiento un tanto ingenuo de la evolución de la historia lo han impedido y es una lástima. Antes hemos podido disfrutar de un cortometraje extraordinario. La mirada, de Farnoosh Samadi, nos muestra a una mujer que regresa a su casa en autobús y es testigo de como un joven roba la cartera de un hombre dormido. Ella se lo reprocha y luego en la calle tiene miedo de esa moto en la que el joven ha seguido al autobús. Una pequeña joya iraní que confirma que en el cine se puede hacer mucho con muy poco.

El insulto

de Ziad Doueiri. Líbano, 2017. 110’.
27 de octubre de 2017. Teatro Carrión, 62º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección oficial). V.O.S
 
Un insulto es el detonante. Un tozudo cristiano libanés y un honrado refugiado palestino son los protagonistas. El palestino le pegará luego un puñetazo al libanés. Así que la cosa va creciendo hasta que el juicio se convierte en un conflicto nacional. Pero también en una oportunidad para revisar la historia reciente del Líbano. Y las consecuencias que puede deparar que las personas se conviertan en víctimas.

Comenzamos nuestra Seminci en el día en que el 155 se ha convertido en mucho más que un número, en un fetiche que ha permitido que quienes dicen defenderla también vulneren la Constitución (lo explico en el otro blog). A la sala de cine nos llegan algunos gritos desde la calle ("los separatistas son los terroristas"). Y eso sucede mientras contemplamos en la pantalla una película extraordinaria sobre la ira. Esa que pueden sentir dos tipos normales tras un incidente banal. Ziad Doueiri nos habla del Libano, pero podría estar hablando de cualquier sitio. Es muy preciso su retrato del conflicto. El de estos dos hombres y el que representan sobre el sufrimiento de sus pueblos. Hay también una mirada tangencial, pero muy oportuna, a la masculinidad de estas tensiones. Y todo eso nos hace pensar constantemente en esa banda sonora paralela que nos llega desde la calle y en las noticias que nos llegan del Senado. Pero no es una película solo moral o política. Está contada casi como un magnífico thriller que también haría las delicias del espectador palomitero. Si pudiera verla, porque seguramente no podrá hacerlo ya que será difícil que llegue a nuestras salas. L'insulte será seguramente una más de esas buenas películas que solo podemos ver en festivales y salas minoritarias. Por lo demás, como siempre en la Seminci, la película estuvo precedida por un estupendo cortometraje: The full story, de Daisy Jacobs y Chris Wilder, una fascinante historia de animación sobre la forma en que el regreso a una casa puede despertar recuerdos de una vida.

miércoles, 25 de octubre de 2017

Goodbye Berlin

de Fatih Akin. Alemania, 2016. 93’.
25 de octubre de 2017. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas. V.O.S.

Maik está bastante aislado en su clase. Hasta que llega un chaval ruso con el que emprenderá un viaje sin rumbo en un Niva robado. Será un periplo de iniciación que no dará para mucho.

Tras el fiasco de El padre, Fatih Akin parece querer sacarle partido a una sencilla historia generacional. La primera parte en el aula tiene cierto interés. Pero el viaje no aporta mucho y uno acaba por desear que los chicos vuelvan pronto a casa. Aunque sea sanos y salvos.  

sábado, 21 de octubre de 2017

Madre!

de Darren Aronofsky. EE.UU., 2017. 120’.
21 de octubre de 2017. Cines Los Prados, Oviedo.

Él es un escritor maduro. Y ella su joven esposa. Viven aislados en una casa que ella restaura mientras él espera que le llegue la inspiración. Pero quienes van llegando son unas gentes desconocidas que él acoge con mucho agrado. Ella con creciente perplejidad.

Javier Bardem y Jennifer Lawrence están estupendos en esta suyugante película que me ha hecho pensar en Buñuel y en El ángel exterminador. Aquí no es que la gente no pueda salir, es que no deja de entrar. La atmósfera de la primera parte, acompañada por un sonido cuidadísimo, resulta más que cautivadora. Pero la surrealista deriva final en la que, como se intuye en las primeras imágenes, la historia nos habla de recurrencias vitales, ensancha notablemente las intenciones de una película que abre interesantes interrogantes sobre sus intenciones cuasirreligiosas relacionadas con la maternidad y el feminismo. Ya solo se proyectaba en la última sesión, pero me alegro de no habérmela perdido.

Blade Runner

de Ridley Scott. EE.UU., 1982. 117’.
21 de octubre de 2017. Cines Los Prados, Oviedo. V.O.S.

En un mundo futuro situado en 2019 Rick recibe el encargo de eliminar a cuatro replicantes que han llegado a la Tierra. Son robots perfectos que buscan a su creador. A Rick le toca encontrarlos y acabar con ellos.

El estreno de Blade runner 1949 (supongo que iremos pronto a verla) ha hecho que se reponga la película que hizo tan famoso a Ridley Scott, un thriller retrofuturista que seguramente subyugó más por sus atmósferas y gestualidades que por el calado de las reflexiones sobre el futuro de la condición humana. Así que, vista desde estos tiempos encuentro más relaciones con el cine de Wong Kar-Way que con las inquietantes presagios de Nick Bostrom sobre eso que llama superinteligencia. Algo bien distinto a la perfección posthumana de estos replicantes sentimentales y flexibles.

domingo, 15 de octubre de 2017

Mal genio

de Michel Hazanavicius. Francia, 2017. 102’.
15 de octubre de 2017. Cines Ocimax, Gijón.

Jean-Luc Godard según Anne Wiazemsky. Obsesionado con hacer la revolución (no solo en el cine) vemos el mal genio de un tipo egoista que no trataba nada bien a la joven y bella actriz con la que se casó en los años sesenta.

A veces pienso que Godard es al cine lo que Calatrava a la arquitectura: un artista (o quizá no) con el que está bien visto meterse. Y eso es lo que hace sin ningún reparo Michel Hazanavicius a partir del libro en que la actriz relata su relación con el famoso director intempestivo. Cineastas excéntricos han sido retratados en películas muy diversas. Algunas muy convencionales como Hitchcock de Sacha Gervasi. Otras muy interesantes como Hitchcock/Truffaut de Kent Jones o Pasolini de Abel Ferrara. Y otras muy sugerentes como Qué extraño llamarse Federico (sobre Fellini) de Ettore Scola o Eisenstein en Guanajuato de Peter Greenaway. El director de The artist se une, así, a la lista de buenos directores que han contado historias sobre otros directores. Pero lo hace casi en la forma de un ajuste de cuentas. El resultado será seguramente muy grato para los que no soportan a Godard, pero no les dirá nada a quienes no les suene ese nombre. Algunos guiños cinéfilos, algunas bromas en los subtextos y una ambientación bastante cuidada es lo más destacable de una película que, además de burlarse de Godard, se apunta a esa costumbre, tan de moda últimamente, de renegar de aquellos tiempos en que las utopías tomaban las calles.

jueves, 12 de octubre de 2017

Una mujer fantástica

de Sebastián Lelio. Chile, 2017. 104.
12 de octubre de 2017. Cines Van Dyck, Salamanca.

Orlando es un hombre maduro que dirige un negocio textil y Marina una joven camarera que canta. Los dos son felices juntos. Tras celebrar el cumpleaños de ella, vuelven a casa y esa noche él se siente mal. Marina consigue llevarlo al hospital pero los médicos no pueden hacer nada. El duelo de Marina no será normal. Estará perturbado por la familia de Orlando. Ellos no soportan que su pareja fuera transexual.

Sebastián Lelio ya nos sorprendió con aquella maravilla titulada Gloria en la que una actriz magnífica (Paulina García) nos mostraba que un amor perfecto en la edad tardía era imposible si el otro amante no superaba la infecta presión familiar. Aquí es la muerte la que trunca el futuro de estos amantes que pensaban ir juntos a Iguazú. Con la admirable y fascinante contención que Daniela Vega da a su personaje, Marina hace frente a la catarata de odio e incomprensión que su condición despierta en los demás. Películas chilenas tan magníficas como las de Sebastián Lelio (o como Joven y alocada de Marialy Rivas o Rara de Pepa San Martín) parecen coincidir en un diagnóstico bastante crítico sobre la intolerancia chilena hacia la libertad sexual. Si son representativas de lo que sucede en ese país que tanto me gusta (entre otras cosas por la manera tan bella con que allí entonan nuestra lengua) me temo que los chilenos tienen problemas importantes que resolver. Pero volvamos a esta fantástica mujer que sin duda lo es. De hecho, uno comprende perfectamente que Orlando quisiera irse con ella a Iguazú o a cualquier otro lugar. Nosotros nos quedamos con el hermoso y contenido duelo de esta Marina deliciosa que Daniela Vega y Sebastián Lelio han hecho inolvidable.

martes, 10 de octubre de 2017

Tom of Finland

de Dome Karukoski. Finlandia, 2017. 115.
10 de octubre de 2017. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.

La vida del finlandés Touko Laaksonen. Desde su participación como soldado en la Segunda Guerra Mundial hasta su papel en la reivindicación de una estética homosexual en los tiempos en que la lacra del sida los estigmatizaba. Tom de Finlandia era el pseudónimo del artista que convirtió los uniformes, las motos y los cueros negros en elementos icónicos de la cultura gay.

Elegantemente filmada, con colores invernales y mucha atención a los dibujos, Tom of Finland nos presenta una biografía marcada por la superación del ostracismo y la reivindicación de cierta estética para la homosexualidad masculina. La escena del encuentro con el conejo y con el paracaidista ruso muestra el origen de una culpa inspiradora que encontrará en los lápices y el papel la mejor forma de expiación. Así Touko Laaksonen consiguió no asumir culpas espurias como las que, en aquella Finlandia homófoba y opresiva, tuvo que soportar su amigo militar. Tom of Finland es un interesante retrato de un artista homosexual en unos tiempos en los que esa condición estigmatizaba y repudiarla era casi obligatorio. 

martes, 3 de octubre de 2017

Un minuto de gloria

de Kristina Grozeva y Petar Valchanov. Bulgaria, 2016. 101.
3 de octubre de 2017. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.

Tsanko Petrov es un humilde empleado de mantenimiento en las vías del ferrocarril. Un día encuentra una bolsa con muchísimos de billetes y avisa a la policia. El gobierno quiere sacar partido de la honradez de este trabajador tartamudo y le hace un homenaje en el que el ministro le entrega un diploma y un reloj. Para que pueda ponérselo, la dinámica jefa de relaciones públicas del ministerio le recoge el suyo y luego lo pierde. El reloj era un Gloria que llevaba una inscripción grabada como regalo de su padre. Tsanko intenta recuperarlo una y otra vez, pero nadie le hace caso y las cosas se complican.

Un cuento moral búlgaro sobre un hombre honrado y unos burócratas lamentables. Ellos lo ven como un nadie de cuya conducta pueden sacar partido mediático, pero al que no tienen que apreciar. Pero la bondad no tiene por que ser ilusa si se convierte en tenaz. Así se revela la maldad de las burocracias. La manera de actuar de esos funcionarios que parasitan las instituciones y desprecian a los ciudadanos pueden parecen reminiscencias búlgaras del totalitarismo. Pero lo que nos muestra este interesante cuento moral no es tan lejano. La insolente ceguera de algunos funcionarios también la sufrimos a veces aquí.

lunes, 2 de octubre de 2017

La cordillera

de Santiago Mitre. Argentina, 2017. 114’.
2 de octubre de 2017. Cines Los Prados, Oviedo.

Blanco es el nuevo presidente de Argentina. Se estrena con una reunión muy importante que tiene lugar en Chile. Participan todos los líderes de la región para decidir si se crea una especie de OPEP latinoamericana. El presidente de Brasil pretende liderarla, pero los gringos también quieren estar ahí. La postura que adopte Blanco será determinante. Pero en esos días también tiene que lidiar con el drama de una hija mentalmente inestable que cree recordar episodios muy oscuros del pasado de su padre.

Tras El estudiante y Paulina solo cabe esperar películas estupendas de Santiago Mitre. La cordillera también lo es, aunque no se centre en las políticas de abajo sobre la gestación del liderazgo (El estudiante) o en la libertad radical de una mujer que decide algo inesperado (Paulina). Los escenarios de La cordillera son muy distintos a los de las otras. No es el Buenos Aires universitario ni las tierras rojas norteñas de Misiones sino las cumbres de los Andes que parecen metáfora del poder. La cordillera ya es una película fascinante por permitirnos asistir a esas conversaciones del equipo presidencial argentino, a las entrevistas con la periodista española, a las deliberaciones entre los presidentes o al encuentro secreto con el enviado de la otra América. Pero la trama personal del presidente Blanco le aporta un contrapunto oscuro que hace que la película de Mitre vaya más allá del magnífico retrato del poder que también hizo Bertrand Tavernier en su estupenda y muy irónica Crónicas diplomáticas. La decisión del presidente al final de La cordillera, igual que las que toman los protagonistas de El estudiante y Paulina, evidencia una constante en el cine de Santiago Mitre: su interés por huir de la simplicidad en los dilemas éticos y políticos que plantea. Que el espectador salga con cierto desasosiego por esas decisiones y tenga la necesidad de discutir con alguien sobre ellas demuestra la capacidad de Santiago Mitre no solo para hacer buen cine, sino para hacer pensar más allá de la corrección política. Sobra decir que me encanta ver en la pantalla a Ricardo Darín haciendo de presidente argentino y a Dolores Fonzi en el papel de esa hija a la que tanto hace sufrir su lucidez desquiciada.