de Carmen Rodríguez. España, 2025. 98’.
31 de mayo de 2025. Cines Los Prados, Oviedo.
Los viajeros, la devoción, la seducción, la escasez, la arena, la tradición, la abundancia. la familia y el Acebuche. Son los capítulos que componen este fascinante documental sobre Doñana.
Donde el agua es sagrada. Es el subtítulo de esta joya que se une al ramillete de películas sublimes sobre la naturaleza española que en los últimos años nos han regalado Carmen Rodríguez y Joaquín Gutiérrez Acha (Guadalquivir, Cantábrico y Dehesa). Las imágenes son bellísimas e hipnóticas, el relato es perfecto y la voz de Odile Rodríguez de la Fuente acompaña una experiencia cinematográfica que no sabrán lo que se pierden quienes que no la vean. Lo mismo que sucede con Doñana, un lugar sagrado que está siendo esquilmado (la película también lo cuenta) por los cultivos desecadores y la ignorancia culpable. El fin de semana pasada fuimos al pueblo y a Monfragüe y disfrutamos lo indecible con la belleza que nos está deparando esta primavera tras las nieves y las lluvias caídas en los últimos meses. Como tantas veces, los ojos que a nuestro lado miraban los nidos de las cigüeñas negras y los buitres negros venían desde muy lejos. Del norte de Europa, donde saben, y envidian, lo que significa tener un país que es la casa, el hogar de estío o invernada de grullas, imperiales, linces y lobos. Quienes quieren a España no son los que se ciegan con su bandera o la atan a su muñeca, sino los que apreciamos la fortuna de tener aquí los santuarios más importantes de Europa. Para saberlo solo hay que ir al cine y ver películas como esta. Y luego salir al campo con unos prismáticos para dejar de mirarse el ombligo y aprender a ver lo que merece la pena.