de Boris Lojkine. Francia, 2024. 92’.
27 de mayo de 2025. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.
Dos días en la vida de Souleymane. Los que pasa recorriendo en bicicleta las calles de París como repartidor de comida a domicilio mientras intenta preparar la entrevista en que tendrá que justificar su solicitud de asilo político.
La película empieza y termina con el silencio. Ese que parece sepultar las tragedias de tantos nadies. La verdadera historia de Souleymane la conoceremos al final de esta película imprescindible, con el relato sincero que le hace a la funcionaria que tiene que redactar el informe. Mientras escribo esto escucho en la radio la noticia de la tragedia de esta mañana en El Hierro. Y también la de las sangrientas formas de tortura en que Israel y Estados Unidos están convirtiendo el reparto de ayuda humanitaria en Gaza. Son dos de las noticias de hoy, y ni siquiera son las primeras. Uno se pregunta si serviría para algo que los líderes (y votantes) de la derecha extrema (y la derecha cómplice) vieran una y otra vez las imágenes reales de hoy en el puerto de La Restinga. O que asistieran en sesión continua a la proyección de esta película precedida de Yo, Capitán, de Matteo Garrone. O también que fueran al teatro a ver a Ahmed Younoussi contando su propia historia en 14.4, la obra de Juan Diego Botto y Sergio Peris-Mencheta. Si la temática les parece muy negra podrían cambiar la bicicleta parisina del guineano Souleymane por la furgoneta del inglés Ricky en Sorry we missed you, la penúltima película de Ken Loach. No sé si a ellos les serviría de algo, pero a los demás nos resultaría catártico saber que estarían en silencio un rato conociendo esas historias.