11 de marzo de 2014. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.
Yann compite en una regata de veleros que dan la vuelta al mundo sin escalas y con un único tripulante. Tras reparar una avería cerca de la costa canaria descubre que lleva un polizón a bordo. Es Mano Ixa, un joven de Mauritania que quiere ir Francia.
De este navegante se puede decir cualquier cosa menos que va en solitario. Y no solo por ese joven emigrante que recorrerá el mundo con él. También por la constante comunicación que mantiene con su entorno francés. A diferencia de Chandor, Offenstein debe considerar que una historia en un barco debe resultar aburrida y por eso intercala constantemente imágenes de gente en tierra firme. Pero se equivoca. Lo mejor de su película está en el mar. En lo (poco) que tiene en común con la magnífica Cuando todo está perdido. El viaje acaba bien. El dilema ético también. Pero uno hubiera preferido que, como los protagonistas de esta regata, la cámara no saliera del barco.