16 de marzo de 2014. Centro Niemeyer, Avilés. (Circuito de Cine Independiente)
La noche de enfrente es la de la vida de Celso. El viejo oficinista que se jubila. El niño/viejo que habla con piratas (John Silver), músicos (Beethoven) y escritores (Jean Giono). Y el huesped de una pensión que espera la llegada de alguien dispuesto a matarle. Por ejemplo, él mismo.
Premoniciones y evocaciones con el tiempo confundido de una vida que acaba. El relato no resulta fácil. Su realismo es mágico, su ironía implícita, su intención elusiva. Solo su belleza es muy evidente. La de unos escenarios con ambientación fascinante en los que la cámara se mueve con la misma elegancia con que hablan los personajes. En la reseña de Gloria, de Sebastián Lelio, comentaba lo interesante que podría ser una película sobre la vida del personaje de Rodolfo que en aquella película también (y tan bien) interpretaba Sergio Hernández. Ese deseo se cumple en parte ahora con el excelente trabajo de este actor chileno cuyo contenido Celso de esta película de Raúl Ruiz me ha recordado por momentos al Jep Gambardella que interpretaba Toni Servillo en La Gran Belleza de Paolo Sorrentino. Salvando las distancias, claro está, entre la Roma de este siglo y la Antofagasta del pasado. Aunque si su realismo es mágico las historias del norte de Chile no quedan tan lejos de las de Italia.