5 de Abril de 2014. Centro Municipal Integrado Pumarín, Gijón. V.O.S.
Veinticuatro horas con Niko por Berlín. Del amanecer de un día al del siguiente. Ha dejado sus estudios de derecho. Quizá también a su novia. Su padre lo considera un fracasado. Su vida parece a la deriva. Como la de muchos de los personajes con los que se va encontrando en esa jornada.
Un retrato generacional y urbano en blanco y negro. El periplo de Niko en Berlín recuerda al de Anders en Oslo, 31 de agosto. Pero su vida es menos desangelada. Sus fracasos tienen contrapuntos irónicos que hacen más agradable acompañar a este alemán que a aquel noruego. Cada encuentro podría ser ya un corto brillante. Pero el todo es más que la suma de las partes. Hay referencias al pasado de Alemania, a la distancia entre las generaciones, a las relaciones entre los sexos... La ciudad en blanco y negro también es protagonista de la película. Como en la historia berlinesa de aquel ángel de Win Wenders. Como en el Manhattan de Woody Allen al que Jan Ole Gerster parece homenajear con la música. Los hermosos planos del amanecer berlinés y el café con que Niko estrena el segundo día hacen grato y esperanzador el final de una historia de la que no apetece despedirse.