11 de mayo de 2014. Parqueastur, Corvera.
El marido de Carmina muere de repente un sábado por la noche. El lunes cobraría la paga extraordinaria. Así que ella y su hija deciden no decirlo hasta entonces.
Con Carmina o revienta Paco León demostró que, además de tener una madre con poderío ante las cámaras, sabe muy bien cómo ponerlas y qué contar con ellas. Esta segunda película sobre el mismo personaje aún mejora aquella buena impresión. En Carmina y amén apenas salimos de ese espacio doméstico en el que ella reina. Allí habla con su hija, hace carantoñas a su periquito Bárcenas, se confiesa con su marido muerto y recibe a vecinas y amigas. El guión no parece escrito. Hay tanta verdad en lo que dicen y hacen esos personajes que Paco León y sus mujeres han tenido que oir (o decir) muchas veces esas cosas para que les sea tan fácil revelar toda su fuerza y comicidad. La referencia a Rafael Azcona parece inevitable y, siguiendo su huella, Paco León demuestra ser un excelente guionista con una habilidad impresionante para poner ironía sin subrayados en ese naturalismo popular. Pero también es un gran director que encuadra magníficamente, que sabe componer las escenas y que es capaz de armar una historia que es mucho más (muchísimo más) que un estupendo regalo para su magnética madre. Por si fuera poco, tiene la honestidad de vetarse el camino más fácil, haciendo imposible una tercera entrega que ya nos tendría a muchos totalmente entregados.