26 de noviembre de 2014. Cines Centro, 52º Festival de Cine de Gijón (sección: Brillante Mendoza). V.O.S.
Peping y su novia se casan una mañana. Ya tienen un niño de pocos meses y también muchas ilusiones sobre el futuro. Tras la comida familiar Peping va a clase de criminología en la academia en la que se está preparando para ser policia. Luego un amigo le invita a participar en la operación que su jefes van a hacer esa noche. Sin saber de qué se trata sube con él en una furgoneta en la que van varios policias. El encargo es recoger a una prostituta que tiene deudas con el jefe y llevarla a una casa en las afueras de Manila. Allí la asesinarán y descuartizarán. Peping asiste a todo eso hasta el amanecer.
"La integridad solo se pierde una vez". Es el lema que Peping lleva en el uniforme de la academia de policia. Y toda una síntesis de este relato de iniciación con el que Brillante Mendoza nos hace partícipes de una jornada escalofriante en la vida de ese joven. Desde la mañana luminosa de la boda hasta la madrugada terrible en que Peping perderá toda posible inocencia. Es uno de los descensos a los infiernos más duros que yo haya visto en el cine. Y no por su truculencia (que la tiene), sino porque la cámara de Brillante Mendoza nos hace presenciar al lado del protagonista las circunstancias reales en que se forjan los canallas. Sufrimos con él en esa furgoneta en la que los silencios auguran un destino que se intuye terrible. Asistimos en esa casa a un crimen que resulta más desolador porque no se muestra de manera efectista, sino que se entrevé de forma hiperrealista a través de la mirada de este aprendiz espantado que se sabe iniciando un camino sin retorno. En Kinatay Mendoza podría compartir con Haneke la dureza de lo que propone en la pantalla. Pero al filipino no cabe reprocharle la gratuidad nihilista de la violencia que caracteriza a algunas películas del austriaco. Mendoza hace gran cine (aparentemente tosco y solo para paladares curtidos) desde el primer plano hasta el último llevándonos a conocer otra de las realidades de su país. Y de tantos otros del mundo en los que la diferencia entre los policias y los malvados, entre la inociencia y la barbarie, se anula cada noche. Es otra joya de un director magnífico al que el festival ha tenido el acierto de dedicar una sección especial. Hoy ha llegado a Gijón. Así que ha sido un gusto poder aplaudirle esta noche cuando ha presentado esta excelente y cruda película.