30 de abril de 2015. Cines Los Prados, Oviedo.
La crisis de un veterano actor de teatro llega al límite durante la representación de una obra de Shakespeare. Tras el colapso pasa un mes internado y decide no volver a actuar. Pero el amor de una joven lesbiana que lo idealizaba desde niña le ayudará a recuperarse. Hasta que al perderla decide volver al teatro.
El mejor Al Pacino parece estar a la vera de Shakespeare. Cuando Kevin Spacey trajo a Avilés su Ricardo III, en el cine del Niemeyer se tuvo el acierto de programar en paralelo tres películas relacionadas con esa pieza clásica. Una de ellas era la estupenda Looking for Richard que hace casi veinte años dirigió e interpretó Al Pacino. En La sombra del actor vuelve a Shakespeare y al teatro con una película que tiene muchos puntos de conexión con la magistral Birdman de Alejandro González Iñárritu: la crisis de un actor que empieza a confundir la realidad y el delirio, la tentación de reunirlas con la muerte en un escenario, el miedo a no estar a la altura de la propia trayectoria... Al Pacino parece llevar con mucha comodidad las cuitas de este Simon Axler que responde también a algunas de las obsesiones de Philip Roth, como la forma en que el amor de una mujer joven puede hacer soportable para un hombre maduro el tránsito hacia el declive. Shakespeare, Philip Roth y Al Pacino. Un trío bien armonizado por Barry Levinson en una película que nos permite volver a esos puentes tan gratos que unen al cine con el teatro.