9 de junio de 2015. Centro de Cultura Antiguo Instituto, Gijón. V.O.S.
Los Ángeles, São Paulo, Bogotá, Copenhague o Berlín. En ciudades como esas se libra, con distinta suerte, la batalla entre bicicletas y coches para definir el futuro de lo urbano. Datos, testimonios e imágenes ponen de manifiesto lo desigual del conflicto entre la cultura atrincherada del automóvil y el activismo emancipador de la bicicleta.
Ivan Illich estaría encantado. Aunque no se le cita, algunos de sus cálculos y argumentos aparecen en este interesante documental sobre el presente y el futuro de las ciudades. Y sobre el papel que en (lo peor de) su desarrollo ha tenido la cultura del automóvil. El desmantelamiento del transporte público en Estados Unidos, la curiosa mirada hacia los ciclistas que tiene un taxista de Copenhague o la forma en que el gobierno alemán manipula los criterios de las etiquetas energéticas al dictado de su industria automovilística son algunos momentos especialmente interesantes de un documental que está lleno de ellos. También lo son esas imágenes de São Paulo en las que vemos desaparecer estacionamientos de coches para dejar espacio al carril de las bicis. Cosas como esas las comentaba hace poco con mis alumnos en la asignatura de Proyecto de Investigación Integrado. Aceptamos con normalidad que haya coches aparcados en medio de nuestras ciudades, aunque cada uno de ellos sea un obstáculo callejero tan impertinente como lo sería un sofá y dos sillones que alguien hubiera dejado al lado de una acera. Es obvio que nadie puede usar el espacio público como si fuera el salón de su casa, pero esa privatización no resulta chocante cuando son los coches los que restan espacio a los peatones y los ciclistas. O cuando se multiplican las periferias con carreteras y autopistas que borran la identidad de las ciudades y generan aberrantes metástasis urbanas. Bicicletas vs coches es una película más que recomendable. Y otro acierto de El Documental del Mes, una iniciativa tan grata como edificante.
Ivan Illich estaría encantado. Aunque no se le cita, algunos de sus cálculos y argumentos aparecen en este interesante documental sobre el presente y el futuro de las ciudades. Y sobre el papel que en (lo peor de) su desarrollo ha tenido la cultura del automóvil. El desmantelamiento del transporte público en Estados Unidos, la curiosa mirada hacia los ciclistas que tiene un taxista de Copenhague o la forma en que el gobierno alemán manipula los criterios de las etiquetas energéticas al dictado de su industria automovilística son algunos momentos especialmente interesantes de un documental que está lleno de ellos. También lo son esas imágenes de São Paulo en las que vemos desaparecer estacionamientos de coches para dejar espacio al carril de las bicis. Cosas como esas las comentaba hace poco con mis alumnos en la asignatura de Proyecto de Investigación Integrado. Aceptamos con normalidad que haya coches aparcados en medio de nuestras ciudades, aunque cada uno de ellos sea un obstáculo callejero tan impertinente como lo sería un sofá y dos sillones que alguien hubiera dejado al lado de una acera. Es obvio que nadie puede usar el espacio público como si fuera el salón de su casa, pero esa privatización no resulta chocante cuando son los coches los que restan espacio a los peatones y los ciclistas. O cuando se multiplican las periferias con carreteras y autopistas que borran la identidad de las ciudades y generan aberrantes metástasis urbanas. Bicicletas vs coches es una película más que recomendable. Y otro acierto de El Documental del Mes, una iniciativa tan grata como edificante.