18 de junio de 2015. Cines Ocimax, Gijón.
Una actriz famosa de mediana edad va a Zurich a recoger el premio que le han concedido al autor con el que interpretó su primer gran personaje. De camino conoce la noticia de su muerte y el homenaje se convierte en despedida. En esos días un prestigioso director de teatro le ofrece volver a interpretar aquella obra, pero ahora no en el papel de la joven Sigrid, sino en el de la madura Helena. Es una historia de amor, dominación y abandono que la perturbará de nuevo. Y que afectará a su relación con su joven ayudante.
Aunque el doblaje y la banda sonora estorban bastante, ver a Juliette Binoche y contemplar paisajes de los Alpes suizos es lo mejor de esta película. Por lo demás, la historia tiene los mimbres para componer otro interesante acercamiento a la relación entre el autor, el intérprete y el personaje. Eso que, por ejemplo, hacía tan interesante aquel encuentro entre dos actores en la isla de Ré en la estupenda Moliere en bicicleta de Philippe Le Guay. Sin embargo, este Viaje a Sils Maria merece menos la pena. Los paralelismos entre realidad y ficción son más obvios y se exploran con menos sutileza. Uno entiende perfectamente que Juliette Binoche se haya sentido atraída por esta historia. Pero, igual que le sucede a su personaje, quizá no le compense estar en ella.