26 de marzo de 2018. Cines Parqueastur, Corvera.
Un alimañero es el único habitante de un pueblo aislado en las montañas. De vez en cuando baja para vender pieles de lobo y abastecerse de lo que necesita. Un hombre le convence de que le vendría bien una mujer y se lleva con él a una que luego muere. Después se llevará a su hermana, pero las cosas también saldrán mal.
Hace poco más de una semana veíamos otra historia de soledades masculinas en las montañas asturianas. Pero el protagonista de 100 días de soledad no callaba ni un minuto. Justo lo contrario que el personaje que interpreta Mario Casas. El silencio cuando lo vemos solo y también cuando está con ellas es lo mejor de una película de gestos ásperos, fotografía excelente y música pertinente. También la presencia de la siempre magnífica Irene Escolar que interpreta estupendamente a la hermana menor. Por lo demás, este trampero huraño solo deja de ser creíble cuando habla. Por suerte lo hace muy poco, pero es un error haber prescindido de las formas de hablar rústicas propias de las montañas oscenses o asturianas en un personaje tosco al que se ha dado un acento excesivamente neutro. En todo caso, Bajo la piel del lobo es una propuesta ruda, contenida y hecha con dignidad que se ve con más interés que aquellos 100 días de soledad.