30 de junio de 2018. Cines Golem, Madrid. V.O.S.
Durante la ocupación nazi de Francia un hombre tiene que abandonar el país. Ha conseguido los papeles de un escritor fallecido que pensaba hacerlo con su mujer. El hombre se hace pasar por él y tiene todo preparado para salir en barco desde Marsella. Mientras espera cerca del puerto la fecha de la partida conoce a una mujer que busca a su marido. Y que tenía previsto irse con él.
Amores imposibles. Identidades secretas. Fronteras peligrosas. Tres hilos conductores para los tres estupendos largometrajes que he visto de Christian Petzold. En tránsito es un melodrama espléndido con el tiempo dislocado. En lugar de ambientarlo en la época que narra, Christian Petzold toma una decisión más barata pero muy arriesgada. Nos cuenta la misma historia y en los mismos lugares pero en tiempo presente. No es una actualización del relato. Es una forma de subrayar sus nexos potenciales con otras diásporas dolientes bien cercanas. Pienso en los barcos que llevaron a tantos españoles a aquel México acogedor. O en esos otros que a duras penas consiguen encontrar cobijo ahora en este Mediterráneo que ha renunciado a ser la animada charca compartida que describía Platón. Ayer asistíamos en el Pavón Kamikaze a un esbozo teatral en forma de lectura dramatizada. Hoy, viendo esta película, he tenido una sensación parecida. La voz de un narrador nos acompaña y distancia de una historia tremenda que vemos dislocada (me apetecía escribir discronada). Y eso hace que aún resulte más extraño este intenso melodrama que parece invitarnos a reflexionar sobre los tránsitos. Los de quienes buscan la felicidad y los de quienes se cruzan en sus caminos.