17 de julio de 2018. Cines Los Prados, Oviedo. V.O.S.
La juventud de Mary Wollstonecraft Godwin. Desde su adolescencia en casa de su padre hasta el reconocimiento de la autoría de su Frankenstein. Vemos la relación que tuvo en esos años con Percy Shelley, con su hermana y también con Lord Byron. En Escocia, en Ginebra y sobre todo en Londres.
Haifaa Al-Mansour nos contó una magnífica historia en La bicicleta verde. Todo en aquella película tenía fuerza porque su directora supo dotarla de una notable coherencia entre el relato y la forma. Pero, como Isabel Coixet con La libreria, parece que Haifaa Al-Mansour ha sucumbido al embrujo de lo británico. Tanto que casi ni nos damos cuenta de que una parte crucial de la historia sucede en Suiza. Las ambientaciones están cuidadísimas y eso se agradece, pero la musicalización está subrayadísima y eso se hace insoportable. Creo que Al-Mansour se ha confundido de romanticismo y, aprovechando el tirón de aquella escritora, ha creído que lo mejor era armar un melodrama muy británico, una historia muy romántica pero en el otro sentido. Las buenas historias (no solo en el cine) no se sostienen solo porque sean verdaderas. Son buenas cuando deja de importarnos que sus protagonistas hayan existido. Y este no es el caso.