3 de noviembre de 2018. Cines Los Prados, Oviedo.
Carlitos es un adolescente muy guapo que a comienzos de los setenta disfruta entrando en casas y negocios de Buenos Aires. Su atracción por los robos aumenta de forma pareja a la que siente por su amigo Ramón. Carlitos tiene una apariencia ambigua y angelical, pero su conducta no tiene ningún escrúpulo ni límite moral.
"La gente está loca. Nadie considera la posibilidad de ser libre". Con esta declaración de principios a lo Calígula se nos presenta este ladrón lúdico que, a diferencia de los profesionales, no solo disfruta con lo que hace sino también mientras lo hace. De hecho, las músicas con las que acompaña sus fechorías le van estupendamente a una historia que pecaría de inverosímil si no fuera porque la realidad se lo puede permitir y Luis Ortega se limita a relatar lo que hizo aquel joven al que la prensa de la época llamó el ángel de la muerte. Lorenzo Ferro está impresionante en este primer papel que lo consagra como un estupendo actor pero del que le será difícil deshacerse. Por lo demás, está muy bien acompañado por Chino Darín, Cecilia Roth, Mercedes Morán y, por supuesto, Daniel Fanego. El Ángel es una historia espléndidamente dirigida y un regreso memorable a otro episodio oscuro de la Argentina de los años setenta (imposible no pensar en su afinidad con El clan, la magnífica película de Pablo Trapero). Pero, a pesar de sus saturados colores, también es una reflexión oscura sobre ese mal nihilista que revelan las palabras del comienzo. Un mal no muy distante al que comentaba a propósito de una película muy distinta pero también muy inquietante: El capitan de Robert Schwentke.