viernes, 28 de febrero de 2020

El hombre invisible

de Leigh Whannell. EE.UU., 2020. 124.
28 de febrero de 2020. Cines Parqueastur, Avilés.

Cecilia huye una noche de la casa del hombre que la maltrata. Tras refugiarse en la de un amigo, no se acaba de creer la noticia de que se ha suicidado. Él era un investigador en tecnologías ópticas y estaba trabajando sobre la invisibilidad. Cecilia piensa que ha tenido éxito en su proyecto y ha simulado el suicidio para seguir maltratándola.

El clásico de H.G. Wells inspira lejanamente esta historia que funciona eficazmente como suspense entretenido pero que tiene su mayor virtud en la indagación sobre el miedo que una mujer puede sentir hacia un hombre que para ella es temible y que nosotros apenas vemos (y no solo porque la mayor parte de sus apariciones sean en formato invisible). En esto me ha recordado la magnífica primera escena de La por de Jordi Cadena. También me parece muy interesante esa escena que muestra la pérdida total del crédito de las personas con enfermedades mentales que me ha recordado el contenido del magnífico artículo que publicó ayer Sara Mesa en El País. Tan solo ese final discutible (el único quizá posible para que la protagonista se sienta a salvo) me parece que desequilibra un poco una película que está siempre en el filo de la navaja de la verosimilitud y los tópicos, pero que no cae en ellos. Aunque bien pensado, ese final da lugar a cierta discusión a la salida, así que seguramente está bien que me parezca discutible.

domingo, 23 de febrero de 2020

El plan

de Polo Menárguez. España, 2019. 79.
23 de febrero de 2020. Cines Van Dyck, Salamanca.

Tres amigos en paro han quedado en casa de uno de ellos para hacer algo que tenían planeado. El tercero se demora y mientras lo esperan van pegando la hebra los dos primeros. La conversación es cotidiana e intrascendente, pero con ella vamos sabiendo de sus problemas. Cuando llega el que faltaba siguen sin salir de casa porque el plan que tenían previsto se ha complicado y tienen que esperar a que los recoja un cuarto amigo. La conversación banal de ese tiempo muerto revela cosas inesperadas. Y trágicas.

¿Qué ha hecho mejor Ignasi Vidal? ¿El texto o la dirección de la obra? ¿Cuál de las dos cosas es más importante para lograr ese tono de radical hiperrealismo masculino que tiene El plan? No es posible responder a estas preguntas cuando tanto el texto como la puesta en escena son superlativas. Lo escrito hasta aquí está en la reseña que hice hace tres años de la obra de teatro de Ignasi Vidal que ahora ha llevado al cine Polo Menárguez. Chema del Barco ya estaba en ella y aquí se le unen Raúl Arévalo y Antonio de la Torre formando otro trío soberbio para esta historia masculina sobre unos tipos que tienen bastante en común con los de Los lunes al sol. Así que Polo Menárguez e Ignasi Vidal han demostrado que el mejor teatro puede convertirse en magnífico cine si quienes lo dirigen e interpretan tienen tanta calidad como quienes hicieron aquella estupenda obra y han hecho esta excelente película.

Monos

de Alejandro Landes. Colombia, 2019. 102.
23 de febrero de 2020. Cines Van Dyck, Salamanca. V.O.S.

Guerrilleros colombianos en las montañas y en la selva. Son jóvenes que no parecen tener (ni haber tenido) otra vida que la de la lucha armada. Su misión es custodiar a una doctora estadounidense que tienen secuestrada. Pero la juventud extrema de este grupo que se hace llamar Los Monos hace que su comportamiento sea militar y desquiciado pero responda a otras pulsiones.

Apocalypse Now y El señor de las moscas son las refererencias a las que recuerda el tono de esta singular película. Alejandro Landes mantiene el naturalismo de Porfirio, su magnífica ópera prima en la ficción, pero le añade unas maneras de aspereza  psicodélica que hacen más incómoda la experiencia de ver esta película. Tanto que algún crítico egocéntrico de criterio estrecho y pluma agresiva no ha podido soportarlo y dice cosas que no se permitiría si el director, en lugar de ser colombiano, fuera tan estadounidense (o norteamericano, como él prefiera) como Coppola o tan británico como Brook. Lo cierto es que Alejandro Landes ha filmado un documento muy valioso sobre la intrahistoria de la guerra terrible e inextricable que sufrió Colombia durante muchas décadas. Y lo ha hecho sin sostener tesis edificantes ni aportar lecturas obvias. Solo mostrando los efectos de la violencia en un grupo de jóvenes que si no fueran gerrilleros limitarían sus excesos a las excentricidades propias de su edad en las noches de los sábados. Los bellísimos paisajes en que se desarrolla esta historia, la intensidad de las interpretaciones y una puesta en escena y un sonido impresionantes hacen que Monos merezca sobradamente la excelente acogida que, en general, está teniendo. Así que solo tengo un pero que ponerle y nada tiene que ver con su director. Es el de esos subtítulos en español, incordiantes y redundantes, que son absolutamente innecesarios pero molestan especialmente mientras escuchamos uno de los acentos más hermosos de nuestra lengua: el que se habla en Colombia.

viernes, 21 de febrero de 2020

Sinónimos

de Nadav Lapid. Francia, 2019. 123.
21 de febrero de 2020. Cines Van Dyck, Salamanca. V.O.S.

Un joven israelí llega a París con voluntad de renunciar a su origen y convertirse en un buen francés pero tras la primera noche alguien le deja en cueros. Esa situación le hace conocer a una pareja que le ayudará bastante. Él se empeña en integrarse y entiende que la inmersión lingüística más radical es la mejor estrategia. Pero irá descubriendo que las cosas no son nada fáciles y que La Marsellesa no es una canción amable.

Película extraña en el fondo y en la forma (incluso más que Policía en Israel, la otra película que he visto de Nadav Lapid). Sinónimos es una historia dislocada, sincopada y algo obsesiva en el seguimiento de este tipo que, salvo cuando va desnudo, siempre lleva puesto un abrigo color mostaza. La película tiene más interés para los francófonos, que seguramente captarán mejor las ironías y sutilezas lingüísticas sobre las que parece sugerir interesantes reflexiones. También es destacable esa voluntad de innovación en los movimientos de una cámara que muchas veces comienza mirando al suelo como lo hacen los forasteros. Por lo demás, las ironías sobre Israel y sobre Francia, dos países con ombligos notables, resultan muy interesantes. Y es que el protagonista de esta historia (trasunto del propio director) huye de la prepotencia de Israel para terminar en Francia, otro país sin complejos.

martes, 18 de febrero de 2020

El joven Ahmed

de Jean Pierre Dardenne, Luc Dardenne. Bélgica, 2019. 84’.
18 de febrero de 2020. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.

Ahmed es un adolescente musulmán que se está radicalizando. Tanto que intentará apuñalar a su profesora y será internado en un centro de menores por ello.

La abducción islamista en Bélgica como proceso de inducción de neurosis obsesiva. Quien la sufre sin remedio es un joven para el que las abluciones se convierten en conductas ritualizadas y la voluntad de alejarse de los infieles en una obsesión compulsiva. Mucho menos interesante y matizada que La chica desconocida, la anterior película de los Dardenne, este retrato de una captación islamista (o de una entrega inexplicable al fanatismo) muestra como inevitable un proceso  que contrasta notablemente con la tolerancia del país en el que se produce. Planteado así el tema no sé si El joven Ahmed aporta algo a la comprensión del fenómeno o si simplemente confirma prejuicios que pueden poner en peligro esa tolerancia.

lunes, 17 de febrero de 2020

Vida oculta

de Terrence Malick. EE.UU., 2019. 180.
17 de febrero de 2020. Cines Los Prados, Oviedo.

Franz y Fani son felices en su granja de los Alpes austriacos. Allí viven en armonía en medio una naturaleza bellísima. Hasta que el contagio del nazismo alcanza esas montañas y los vecinos no comprenden ni aceptan que él se niegue a prestar juramento de lealtad a Hitler. Su objeción de conciencia se mantiene cuando es llamado a filas y se niega a tomar parte en la guerra. Solo el amor, la fe y los recuerdos de su paraíso familiar le permitirán sobrevivir en la cárcel y encarar con dignidad el final que le espera.

Malick ha hecho una obra de arte. Un monumento a la belleza de la vida sencilla y un homenaje a esos héroes anónimos que supieron mantener la coherencia en sus vidas ocultas y ahora reposan en tumbas que nadie visita. Las tres horas de está maravillosa película son el tiempo que necesita la contemplación sosegada de la plenitud cotidiana de esa familia a la que uno no se cansa de mirar. La cámara se mueve con la fluidez propia de un espíritu (como se movía la de Jaime Rosales en Petra) y el gran angular móvil consigue generar a la vez esa sensación tan malickiana de hiperrealismo y de onirismo lírico. Y todo ello acompañado por esa voz interior tan propia de su cine que nunca subraya hechos sino que expresa reflexiones y sentimientos. Si en El árbol de la vida y sobre todo en To the wonder las imágenes de Malick resultaban fascinantes pero escoraban hacia un formalismo abstracto un tanto exasperante y metafísico, en Vida oculta alcanzan un equilibrio perfecto entre la forma y el contenido teniendo, además, la virtud de su nítida intención pacifista con la reivindicación, que a mi me resulta especialmente próxima, de la objeción de conciencia. Solo la extrañeza de que en la versión doblada no se subtitule lo que se dice en alemán (supongo que en la versión original el resto estará en inglés) empaña un poco la extraordinaria experiencia de contemplar las cautivadoras imágenes de esta gran película.

domingo, 16 de febrero de 2020

Bhayanakam

de Jayaraj. India, 2018. 79.
16 de febrero de 2020. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

En unos bellísimos paisajes de la India un cartero cojo que estuvo en la Primera Guerra Mundial reparte cartas y dinero mientras se está preparando la Segunda. Pronto le tocará llevar telegramas con muy malas noticias para las familias de quienes se alistaron en el ejército.

Fotografía primorosa, paisajes hermosos y encuadres elegantes. Son los méritos de una película con intenciones pacifistas pero a la que le sobra parsimonia. Lo que cuenta es poco y resulta reiterativo. Así que, sin poner ningún pero a su ética irenista ni a su estética preciosista, Bhayanakam (Miedo) demuestra que para hacer buen cine hace falta algo más que eso.

sábado, 15 de febrero de 2020

Para Sama

de Waad al-Kateab y Edward Watts  Reino Unido, 2019. 93.
15 de febrero de 2020. Laboral Cinemateca, Gijón. V.O.S.

En Alepo una periodista y un médico comprometidos con aquella revolución ilusionada decidieron quedarse y tener una hija en los tiempos del asedio. Él dirige un hospital y ella usa su cámara para dar testimonio de tanto sufrimiento. Se lo cuenta a su hija para que lo entienda cuando crezca. Y también a quien quiera saber cómo ha sido el infierno en Siria durante la guerra.

El País publicaba ayer que entre 2013 y 2018 España internó a cuarenta y dos refugiados en un CIE con la pretensión de devolverlos a Siria. Eran los tiempos en que Europa dejó que el Mediterraneo se convirtiera en fosa común para quienes huyen del infierno. Para Sama tiene la misma fuerza y cuenta una historia parecida a la de La cueva de Feras Fayyad (merecidísimo premio de la sección Tiempo de Historia en la última Seminci). Las dos son joyas cinematográficas que se unen a aquel autorretrato sirio que desde la ciudad de Homs compusieron Wiam Bedirxan y Ossama Mohammed en Silvered Water. Todas ellas son bofetadas éticas que servirán para que en el futuro alguien se pregunte cómo se ha consentido todo esto. La respuesta será la misma que en Líbano, Palestina, Irak, Bosnia, Ruanda, El Salvador, Camboya, Indonesia... Y no será nuestra ignorancia.

miércoles, 12 de febrero de 2020

Jojo Rabitt

de Taika Waititi. EE.UU., 2019. 108.
12 de febrero de 2020. Cines Parqueastur, Avilés.

Jojo es un niño de las juventudes hitlerianas cuya madre esconde en su casa a una niña judía. Él tiene como amigo imaginario al propio Hitler pero poco a poco dejará de confiar en él.

Nunca está bien la banalización del mal. Ni en la desagradable versión tarantiniana ni en el pretendidamente emotivo descenso a los infiernos de Roberto Benigni. Las buenas críticas me hicieron dejar de lado mis prevenciones y ver esta película que toma a broma cosas muy serias y presenta a Hitler como un fantasma tontorrón y a Ana Frank como una invitada doméstica. Que Taika Waititi no esté de parte del mal no le da derecho a utilizarlo como acompañamiento palomitero.

sábado, 8 de febrero de 2020

Fourteen

de Dan Sallitt. EE.UU., 2019. 94.
8 de febrero de 2020. Centro Municipal Integrado Pumarín, Gijón. V.O.S.

Mara y Jo son muy amigas desde que iban a la escuela. Jo es guapa y tiene facilidad para iniciar relaciones amorosas. Pero, igual que los trabajos, le duran muy poco. Cada vez es más insegura e inestable. Y a Mara le va costando más ayudarla.

Personajes femeninos de Rohmer americanizados por Linklater. Esos podrían ser los mimbres con los que Dan Sallitt construye esta película de sintonías antiguas y desencuentros crecientes. Jo es un personaje a la deriva que desquicia a cualquiera pero también inspira compasión. Por eso es fácil empatizar con Mara y entender esa pena suya en la que la culpa se entrevera con el recelo. Fourteen es una historia muy bien contada (las referencias a Rohmer y Linklater no son en vano) en la que también encuentro otras vecindades tristes pero magníficas. Estoy pensando, por ejemplo, en la protagonista de Frances Ha, aquella estupenda película de Noah Baumbach, el director de la reciente Historia de un matrimonio.

lunes, 3 de febrero de 2020

Adú

de Salvador Calvo. España, 2020. 119.
3 de febrero de 2020. Cines Parqueastur, Avilés.

Tras ver morir a su madre un niño africano intenta llegar a Europa, primero con su hermana y luego con un amigo. Donde vive ese niño un rico español trabaja en un proyecto de defensa de los elefantes y acoge por un tiempo a su hija. Tres guardias civiles se enfrentan a un procesamiento tras la muerte de un inmigrante en la verja de Melilla. Tres historias con sutiles puntos de encuentro.

Sin duda, la que más interesa es la historia de Adú. Frente al viaje de ese niño, las tonterías de la hija del rico y las cuitas de los guardias parecen cosas menores. Y quizá es eso lo que pretende Salvador Calvo en esta película que se ve con interés y que bordeando los tópicos consigue no caer en ellos. Adú No es tan fascinante ni sutil como 1898. Los últimos de Filipinas, su anterior película, pero Salvador Calvo confirma su interés por temas que importan (o deberían importar) en este país y que sabe cómo abordarlos.

sábado, 1 de febrero de 2020

Longa noite

de Eloy Enciso. España, 2019. 93.
1 de febrero de 2020. Centro Municipal Integrado Pumarín, Gijón. V.O.S.

Un hombre vuelve a su pueblo gallego. Allí se suceden escenas en los que distintas personas hablan sentenciosamente de dos en dos. También hay algún monólogo dramático como el de la mujer que evoca la separación que precedió a la ejecución de su amiga. O voces leyendo cartas lejanas y tristes mientras el hombre que regresa se va perdiendo en el bosque.

Solo el diálogo de los mendigos y el del político tienen lugar a la luz del día. El resto de las imágenes son bellas, pero nocturnas e invernales. Como ese tiempo que aquí rememoran (con textos de Max Aub, Alfonso Sastre y otros) actores y personas ajenas al oficio. Con parsimonia y contención Eloy Enciso consigue conferir una textura irreal a esta miscelánea poética que se convierte en un modelo para armar sobre la larga noche del franquismo. Longa noite es memoria histórica en un formato extraño pero sugerente. Como esa duermevela en que los recuerdos, los fantasmas y los miedos se funden con los sueños.