29 de septiembre de 2014. Parqueastur, Corvera.
En un bar de Brooklyn se hacen entregas de dinero por las noches. Marv era el dueño del negocio hasta que unos mafiosos chechenos ubicaron en él uno de sus buzones para recaudaciones ilegales. Él sigue trabajando allí con su primo Bob, un tipo tranquilo que atiende la barra y que una noche encuentra un cachorro en un cubo de basura.
Vemos crecer a ese cachorro dulce de pit bull que une a seres tan ingenuos y bondadosos como Nadia y Bob. Como el perrillo, ellos no pueden librarse del mal. Así que La entrega podría ser vista como una bella historia sobre la inocencia o como un turbio relato sobre lo peor de la condición humana. Porque es las dos cosas a la vez. Magníficamente escrita por Dennis Lehane (el guionista de Mystic River) y filmada con una excelente fotografía en un Brooklyn invernal que resulta cálido y sórdido a la vez, La entrega no defrauda. Y no solo porque la historia está muy bien contada. Aunque no lo estuviera, las interpretaciones de James Gandolfini (otra magnífica película póstuma, como las de Philip Seymour Hoffman) y de Tom Hardy (un espléndido trabajo tras el de la mayúscula Locke) ya harían de La entrega una película mayor.