7 de febrero de 2015. Cines Centro, Gijón.
En la noche de San Juan la señorita Julia seduce al criado de su padre. Luego se arrepiente temiendo las consecuencias de lo que ha pasado. Con el padre a punto de regresar y la cocinera como espectadora doliente de la transgresión, los dos amantes no encuentran ninguna buena salida.
Liv Ullmann se atreve a llevar a la pantalla este drama teatral de Strindberg que un siglo y cuarto después parece muy lejano. Y lo hace con elegancia al mostrar los interiores de esa añeja mansión y de esas vidas desveladas. Las espléndidas interpretaciones de Jessica Chastain, Colin Farrell y Samantha Morton nos acercan a una historia que resulta poco propicia para dos horas de cine. Lo que se nos propone parece una revisión romántica de una dialéctica del amo y el esclavo en la que las diferencias de clase se cruzaran con las de género en un tiempo en que el feminismo ni siquiera era una palabra. La evocación inicial de la infancia en el río y la escena final con Jessica Chastain recreando la Ofelia de Millais enmarcan una película de elegancia muy sobria. Pero poco apta para públicos que no disfruten en el teatro.