15 de abril de 2015. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas. V.O.S.
Un cura polaco trabaja con jóvenes problemáticos. Algunos le crean otros conflictos, relacionados con su sexualidad.
"No soy pedófilo, solo maricón". Esa frase que le hace decir Malgorzata Szumowska a su cura viene a resumir la lucha íntima de este hombre. El poderoso arranque con una escena de agresiones a un pobre infeliz parece anunciar un drama mucho más intenso que el de este sacerdote polaco. El color ocre, la cámara inquieta y los abruptos cambios de escenas hacen que la película resulte áspera y seca al comienzo. Pero poco a poco la mirada de la directora se va sosegando para centrarse en las cuitas del protagonista y sus chicos, todos ellos muy guapos. Tanto que por momentos me han recordado a una versión masculina y bronca de aquella Bilitis de Hamilton en la que también dominaban los colores cálidos. El plano final con unos curas emparejados y rigurosamente de negro tiene algo de imputación general al catolicismo de unos pecados que no se entienden si la mirada pretende ser laica.