viernes, 30 de mayo de 2014

El culo del mundo

de Andreu Buenafuente. España, 2014. 80.
30 de mayo de 2014. Centro Niemeyer, Avilés.

En 2012 Andreu Buenafuente se quedó sin programa en televisión. Y con mucho tiempo para pensar sobre lo que significaba su trabajo en su vida. Un correo de un admirador argentino que decía escribirle desde el culo del mundo le llevó a viajar hasta allí para conocerlo. Le seguimos en ese viaje en el que también vuelve a ver a quien le motivó para empezar en la radio hace treinta años. A la vuelta nos hablan de él muchos de los cómicos más grandes de España. Y vemos lo que hace, dentro y fuera de casa, hasta que empieza un nuevo programa.

Humor de entretiempo. Ese es el tono de una película que oscila entre la fina ironía y el narcisismo triste. Las gentes que rodean a Buenafuente y hablan (bien) de él son tan estupendas que da gusto escucharlas. Formalmente la película está bien construida, así que se hace grato verla en el cine del Niemeyer como aperitivo al magnífico diálogo que mantuvo con Edu Galán en el auditorio. Un diálogo en el que no ha habido tristeza ni narcisismo. Solo la genialidad de un tipo muy lúcido que nos ha hecho reir durante una hora y media que se nos pasó en un suspiro. Así que ha sido otra tarde magnífica en los edificios del Centro Niemeyer. Y con un atardecer precioso a la salida. Está claro que no vivimos en el culo del mundo. Buenafuente tampoco.

jueves, 29 de mayo de 2014

Edificio España

de Víctor Moreno. España, 2012. 94.
29 de mayo de 2014. Centro Niemeyer, Avilés.

Se construyó en 1953. Era el primer rascacielos de Europa y un símbolo del franquismo. En 2007 comenzó su remodelación con la pretensión de abrirlo de nuevo en 2010. Pero solo se hizo el vaciado. Y eso es lo que muestra esta película que apenas sale del edificio. Doscientos obreros de diversos países trabajando en labores de demolición. Vigilantes que custodian el noble vestíbulo. Arquitectos que visitan las obras y hablan del proyecto. Y también Germán, el último inquilino que tiene que dejar el piso en el que vivió treinta años.

José Luis Guerín levantó testimonio de la mutación del Raval barcelonés con su magnífica En construcción. Victor Moreno lo hace en Madrid con este edificio que se convierte en metáfora en una película que también se podría llamar En destrucción. Desde el comienzo de las obras decidió ir cada mañana para filmar un proceso que comienza con un espacio lleno de objetos abandonados y termina con un vacío que todo lo llena. La crisis hizo que las obras se suspendieran y que del edificio España solo quedara la estructura de la época franquista (¿metáfora del presente?). Luego el Banco de Santander, propietario del edificio, vetó la exhibición de la película (¿metáfora de la relación entre la economía y la cultura?). Y ahora el magnate chino que lo ha comprado pretende derribarlo y dejar solo la fachada (¿metáfora de este mundo globalizado?). Todo ello ha afectado al significado de una película que seguramente no pretendía ser tan icónica. Pero lo es. Y quizá precisamente por su sencillez. Por haber sido pensada como simple testimonio de la cotidianidad de unos trabajadores extranjeros que antes de la debacle trabajaban fraternalmente en el edificio España (¿otra metáfora?). En la presentación Víctor Moreno destacó el contraste entre el edificio muerto del que habla su película y el hermoso lugar en el que hoy se proyecta en Avilés. Luego en el coloquio aportó algunas claves de un proceso en el que filmó doscientas horas de imágenes que decidió no ver hasta el final. También nos habló de los obreros que aparecen en la película (la mayoría sin trabajo, muchos ya de vuelta en sus países). Así que ha sido un gusto escucharle esta noche comentando un trabajo que solo pretendía capturar la intrahistoria de un tiempo y un lugar. Pero que se ha convertido en otra película. Que trata de España.

miércoles, 28 de mayo de 2014

El desconocido del lago

de Alain Guiraudie. Francia, 2013. 97’.
28 de mayo de 2014. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas. V.O.S.

Tardes de verano en un lago al que solo se acercan hombres. Aparcan sus coches bajo los pinos, toman el sol desnudos en la orilla, se refrescan en el agua y se buscan en el bosque. Hay un desconocido que no hace nada de eso. Un hombre orondo que se sienta lejos. Con él solo habla un joven que se está enamorando de un nadador inquietante.

La placidez con que pasa el tiempo en esas tardes junto al lago, las rutinas en esos cuatro espacios y algunas conversaciones entre el joven y el desconocido es lo que más me ha gustado de esta película. También me ha resultado grato el parsimonioso naturalismo etológico con que se muestra ese ecosistema humano. Pero, tras la escena del ahogamiento, la historia deriva hacia un thriller que subraya una visión hipersexualizada y descomprometida de la homosexualidad masculina. Tópicos opuestos al de la pasión hipersentimental con que La vida de Adèle quería mostrar la femenina. La británica Weekend de Andrew Haigh les sigue dando mil vueltas a estas dos sobrevaloradas películas francesas sobre el mundo homosexual.

martes, 27 de mayo de 2014

Alegrías de Cádiz

de Gonzalo García-Pelayo. España, 2013. 117’. 
27 de mayo de 2014. Parqueastur, Corvera.

Cuatro actrices para interpretar a una mujer gaditana. Se llamará Pepa y será deseada por dos hombres (al menos). También hay otras y también serán deseadas. Porque la alegría de desear es la misma que la de vivir para estos personajes que tienen su norte en el sur. En Cádiz.

De ese oscuro objeto del deseo. De eso parece tratar esta película que, como la de Buñuel, no acaba de decidirse por una única mujer para encarnarlo. Un desaliño casi naif domina las historias de los encuentros entre la Pepa, los hombres y las otras mujeres por las calles de Cádiz. Más que a los personajes vemos a los actores y a las actrices interpretándolos. Se hace raro, pero no molesta. Los textos escritos apostillan las imágenes. Las voces en off del director y de Jeri (el más apasionado) irrumpen en algunas escenas y las dejan en segundo plano. Es una película extraña. Ni ficción ni documental. Otra rara avis de un cine español que últimamente está lleno de ellas. Pero esta no es nueva. Su director es un veterano que había dejado el cine hace treinta años. Y que ahora vuelve. Después de que en París nos recuerden el valor de su obra. Las hermosas canciones de Fernando Arduán (ese Sabina del sur), las chirigotas tronchantes, los coros de adolescentes y los muchos instantes en que, viendo sus azoteas y oyendo hablar a su gente, uno se siente en Cádiz, hacen que esta película resulte una delicia para quienes somos devotos de ese sur trimilenario. "No hay puerto más seguro que el de ser fiel a lo incierto". Gonzalo García-Pelayo insiste en esa idea. Quizá esté hablando de Cádiz. O del cine. O de la alegría de vivir.

domingo, 25 de mayo de 2014

Anochece en la India

de Chema Rodríguez. España, 2014. 94’. 
25 de mayo de 2014. Cines Centro, Gijón

Ricardo depende de Dana para casi todo. Ella es la rumana que lo cuida y tiene que soportar su mal carácter. Él añora los viajes que hacía a la India cuando no iba en silla de ruedas. Ahora quiere hacer el último. Y Dana lo acompaña. Hasta el final.

Una historia de amor no confesado entre dos personajes torturados. Ella vino a España huyendo de su pasado. Él quiere ir a la India para evocar el suyo y poner fin a su vida. Pero lo que les pasa no conmueve. Quiere ser una historia áspera e intensa, pero no contagia emociones. Juan Diego interpreta muy bien a este personaje bronco. Pero ha hecho (y seguramente hará) papeles mejores.

sábado, 24 de mayo de 2014

Madre e hijo

de Calin Peter Netzer. Rumanía, 2013. 112’. 
24 de mayo de 2014. Cines Centro, Gijón.

El hijo no soporta a su madre. La madre no soporta su desprecio. Una noche él tiene un accidente en el que un niño resulta muerto por una imprudencia suya. Su madre mueve todos los hilos para protegerlo. E intentar recuperarlo.

Son gente bien que sabe manejarse en una sociedad en la que parece que todo se puede comprar. Gente sin compasión que no entiende más sufrimiento que el propio. Hasta que descubren el de otros en la obligada visita a la familia del niño. Es una historia contenida, fría y amarga en la que Luminita Gheorghiu tiene una interpretación sobresaliente. Una historia con un final perfecto con ese encuentro catártico entre dos familias rumanas.

jueves, 22 de mayo de 2014

Verano

de José Luis Torres Leiva. Chile, 2011. 93.
22 de mayo de 2014. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S. (Circuito de Cine Independiente)

Un día de verano en un balneario chileno. La cámara muestra descuidadamente fragmentos de lo que hacen algunos personajes. Una mujer sola al comienzo de su embarazo. Una pareja estable que lo duda. Un hombre maduro que alimenta a una perra con cachorros. Una camarera que aprende a doblar servilletas. Un hombre en una gasolinera... 

Y todo en un formato 4:3 deliberadamente tosco. Como si así se mostrara mejor la materia de los recuerdos. Como si todo lo que pudiera filmarse debiera llegar a la pantalla. Pero no. No todo vale en el cine. Del verano chileno tengo mejores recuerdos. También en el cine.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Sangue do meu sangue

de João Canijo. Portugal, 2011. 139’.
21 de mayo de 2014. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas. V.O.S.

En una casa mínima de un suburbio de Lisboa vive Márcia con su hijo Joca, su hija Cláudia y su hermana Ivete. Joca trafica con droga e intenta engañar a su jefe. Cláudia estudia enfermería y tiene una relación con un profesor casado. Márcia quiere proteger a su hija. Ivete pagará la deuda contraída por Joca.

Una historia intensa de afectos fuertes en entornos pobres. Los encuadres son magníficos, la composición de las secuencias magistral. Unas veces con primeros planos poderosos, otras mostrando dos escenas en un mismo plano. La elegancia formal subraya el interés de unos personajes humildes en cuyas vidas entramos hasta la cocina. Interesa todo lo que les pasa e interesa la brillante manera en que João Canijo nos lo cuenta. Las imágenes son radicalmente naturalistas y descarnadas. Pero a la vez cuidadísimas y hermosas. En las relaciones hay ternura (la madre y la hija), sensualidad (la tía y el sobrino) y depravación (la tía y el capo). Son dos horas y pico de magnífico cine portugués en las que uno queda atrapado en el sufrimiendo de esta familia radicalmente lisboeta y radicalmente universal.

lunes, 19 de mayo de 2014

Aprendiz de gigoló

de John Turturro. EE.UU., 2013. 90’. 
19 de mayo de 2014. Parqueastur, Corvera.

El personaje de John Turturro es el aprendiz de gigoló. El de Woody Allen le pone en contacto con mujeres imponentes (Sharon Stone y Sofía Vergara). Y también con una recatada viuda judia (Vanessa Paradis) que resulta fascinante.

"Das consuelo a mujeres solitarias". Se lo dice una de ellas a este galán tranquilo con maneras amables que recuerdan las de aquella terapeuta sexual que interpretaba Helen Hunt en Las sesiones. Por lo demás, las músicas, el Nueva York otoñal y las ironías sobre judíos llevan a pensar que Woody Allen quizá sea algo más que actor en esta película. Pero no. La historia de Turturro tiene otro ritmo y otras intenciones. Quizá por eso parece que defrauda.

sábado, 17 de mayo de 2014

Frances Ha

de Noah Baumbach. EE.UU, 2012. 86’. B/N
17 de mayo de 2014. Centro Municipal Integrado Pumarín, Gijón. V.O.S.

A sus veintisiete años Frances sigue queriendo dedicarse a la danza, pero solo la llaman para sustituciones. Comparte piso con su amiga Sophie y tiene mucha sintonía con ella. Pero las cosas cambian. Sophie se va a vivir a Japón con su novio y Frances tiene que cambiar una y otra vez de casa. Y de amistades. Después de pasar la navidad con su familia en Sacramento y un fin de semana absurdo en París no le queda más remedio que volver a la residencia universitaria en la que había estudiado. Parece que ha tocado fondo, pero no pierde la esperanza.

La ingenuidad de una alegre identidad flotante, de una vida que no encuentra rumbo. Ni lo busca, más allá del fluir de las relaciones que van surgiendo. La historia recuerda, en versión femenina, a la reciente Oh boy de Jan Ole Gerster. Las dos son estupendas películas en blanco y negro sobre jóvenes (no tanto) que viven desnortados en grandes ciudades (Frances en Nueva York, Niko en Berlín). Las dos tienen un desarrollo triste con protagonistas que parecen abocados a un mal destino. Y las dos se cierran con algo de esperanza. Aunque con otro tono, también me ha recordado a la soberbia A, B, C... Manhattan, de Amir Naderi, el magnífico director iraní que retrata como nadie las derivas humanas en Nueva York. Buenas compañías cinematográficas, por tanto, las que evoca esta estupenda Frances Ha. Una historia en la que las compañías son, precisamente, lo más importante.

jueves, 15 de mayo de 2014

Upstream color

de Shane Carruth. EE.UU., 2013. 96.
15 de mayo de 2014. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

Una joven es utilizada en un experimento (¿científico? ¿social?) que no entendemos. Hay gusanos. Hay cerdos. Hay sonidos. Hay una historia de amor en la que ella comparte recuerdos con un hombre. Hay alguien que mira a todos y al que nadie parece ver. Los observa del mismo modo que a los cerdos de una granja. Es como un dios que conecta los dos mundos. Hasta que ella se atreve a mirarlo.

La clave del paralelismo entre la granja y este ensayo social parece estar en el Walden de Thoreau que la joven copia y memoriza. Pero la interpretación no es clara. Ni única. Aunque el comienzo hace pensar en una historia elusiva de ciencia ficción, la película es más que eso. El fluir de las imágenes recuerda al onirismo malickiano. Pero aquí no hay voces en off con metafísicas sonrojantes. Las pocas palabras que se pronuncian las dicen los personajes. Y dejan mucho espacio para que el espectador interprete lo que ve (y lo que oye). Como hacemos con los sueños. La fuerza de las imágenes (y sonidos) de este Upstream Color recuerda al último Malick. Y su narrativa fragmentaria al Holy Motors de Leós Carax. Así se entiende que esta extraña película genere devociones en unos y espante a otros. A mi, ni lo uno ni lo otro.

miércoles, 14 de mayo de 2014

La imagen perdida

de Rithy Panh. Camboya, 2013. 90’.
14 de mayo de 2014. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas. V.O.S.

Reconstrucción en primera persona de una infancia perdida en Camboya. La que quedó truncada para Rithy Panh el 17 de abril de 1975, el día en que los jemeres rojos tomaron Phnom Penh y comenzó un genocidio que en tres años acabó con casi tres millones de personas. Mediante escenas con figuras de barro intenta recuperar la memoria de aquel tiempo infame que le dejó sin familia.

En 1975 Rithy Panh tenía trece años. Igual que yo. En mi país terminaba entonces una dictadura que había durado cuatro décadas. En el suyo comenzaban cuatro años de horror. Mediante figuritas dolientes e inmóviles consigue recrear lo que fue para él aquel tiempo. Eso es lo mejor de una película a la que quizá le sobran algunos subrayados de su voz en off. Desde antes de The killing fields (y ya han pasado treinta años) el genocidio camboyano forma parte de nuestro imaginario sobre el horror. Por eso lo que nos cuenta La imagen perdida conmueve menos que otros testimonios sobre genocidios. Por ejemplo, The act of killing, el reciente acercamiento de Joshua Oppenheimer al que diez años antes segó un millón de vidas en Indonesia y del que aún hoy se enorgullecen impunemente sus responsables. La imagen perdida es un respetable ejercicio introspectivo enmarcado en una tragedia descomunal, pero no aporta mucho a lo que ya sabíamos sobre ella.

domingo, 11 de mayo de 2014

Carmina y amén

de Paco León. España, 2014. 100’. 
11 de mayo de 2014. Parqueastur, Corvera.

El marido de Carmina muere de repente un sábado por la noche. El lunes cobraría la paga extraordinaria. Así que ella y su hija deciden no decirlo hasta entonces.

Con Carmina o revienta Paco León demostró que, además de tener una madre con poderío ante las cámaras, sabe muy bien cómo ponerlas y qué contar con ellas. Esta segunda película sobre el mismo personaje aún mejora aquella buena impresión. En Carmina y amén apenas salimos de ese espacio doméstico en el que ella reina. Allí habla con su hija, hace carantoñas a su periquito Bárcenas, se confiesa con su marido muerto y recibe a vecinas y amigas. El guión no parece escrito. Hay tanta verdad en lo que dicen y hacen esos personajes que Paco León y sus mujeres han tenido que oir (o decir) muchas veces esas cosas para que les sea tan fácil revelar toda su fuerza y comicidad. La referencia a Rafael Azcona parece inevitable y, siguiendo su huella, Paco León demuestra ser un excelente guionista con una habilidad impresionante para poner ironía sin subrayados en ese naturalismo popular. Pero también es un gran director que encuadra magníficamente, que sabe componer las escenas y que es capaz de armar una historia que es mucho más (muchísimo más) que un estupendo regalo para su magnética madre. Por si fuera poco, tiene la honestidad de vetarse el camino más fácil, haciendo imposible una tercera entrega que ya nos tendría a muchos totalmente entregados.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Tony Manero

de Pablo Larraín. Chile, 2008. 98’.
7 de mayo de 2014. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas.

A sus cincuenta y dos años Raúl quiere ser Tony Manero en el Chile de Pinochet. Aprende sus gestos viendo Fiebre del sábado noche. Ensaya sus bailes en un tugurio cutre. Y se prepara para ganar un concurso. Mientras tanto roba y mata sin compasión.

Una semana entre dos visitas a un plató de televisión. Seguimos todo el tiempo a este personaje áspero, casi carroñero, que roba a víctimas que acaban de ser robadas. Por el tema obsesivo podría recordar a El último Elvis de Armando Bo. Pero este Tony Manero amoral es mucho menos poético y mucho más ingrato. Los espacios en que se mueve son sórdidos y oscuros. Los tiempos en que vive son desoladores. La cámara lo sigue con movimientos toscos, como los de sus patéticos bailes y crímenes. Es una película dura, triste y exigente que poco tiene que ver con No, el reciente regreso de Larraín a los tiempos de la dictadura para contarnos, con mucha más alegría e ironía, su final.

jueves, 1 de mayo de 2014

Gabor

de Sebastián Alfie. España, 2013. 68’.
1 de mayo de 2014. Cineteca, Madrid. XI Festival Internacional de Documentales de Madrid

La Fundación Ojos del mundo encarga a Sebas una película sobre los proyectos que desarrollan en Bolivia para devolver la vista a personas con ceguera evitable. Buscando lentes para sus cámaras conoce a Gabor, un director de fotografía que se quedó ciego hace diez años. Y le propone que vuelva a hacerlo. Que se encargue de poner luz a un cortometraje sobre quienes volverán a verla.  

Mientras esperamos para entrar se nos acercan tres adolescentes majísimas que nos animan a ver este documental. Una de ellas es hija de Gabor, otra es hija de Sebas. La  forma en que nos hablan de la película es su mejor presentación. Si hubiéramos pensado en ver otra creo que nos lo habríamos pensado. Y con motivo. Porque Gabor es mucho más que una película deliciosa y edificante (nada menos). Es la historia de dos tipos geniales que aman el cine y saben hacerlo desde los dos lados de la cámara. Que se toman a ellos mismos como excusa para contarnos una pequeña aventura irónica y fascinante. Y también honesta, porque aunque la idea de que un ciego vuelva a ser director de fotografía se tome como mero macguffin, la película sigue teniendo el mayor interés, la mejor intención y ese buen rollo que transmite la pantalla cuando en las imágenes hay verdad y alegría. Por eso ha sido una delicia escucharles hasta la medianoche en el coloquio que siguió a la película. Y aplaudirles. Por lo que dicen, por lo que hacen y por lo que son. Buena gente. Como sus hijas.

El rey de Canfranc

de José Antonio Blanco y Manuel Priede González. España, 2013. 78’.
1 de mayo de 2014. Cineteca, Madrid. XI Festival Internacional de Documentales de Madrid

Albert Le Lay era el jefe de la aduana francesa en la estación de Canfranc durante la Segunda Guerra Mundial. Allí fue uno de los protagonistas de las heroicidades que tuvieron lugar en ese paso fronterizo en aquellos tiempos terribles. Este documental narra su vida y reivindica su figura.

Innecesariamente. Porque no se trata de un personaje olvidado. Al contrario. De los héroes de Canfranc es el más conocido y reconocido. Especialmente en Francia, que siempre trató a sus resistentes como se merecían. España no, aquí los nuestros han sido ignorados. Poner como voz narrativa al propio personaje es uno de los desaciertos de una película que, por lo que se dijo en el coloquio, ha dejado fuera testimonios que quiza eran más relevantes. Aunque Juego de espías, otro documental sobre el mismo tema, reivindica mucho mejor la memoria de aquel tiempo, El rey de Canfranc sirve al menos para llamar la atención otra vez sobre un lugar tan interesante como esa estación pirenaica. Por lo demás, esta breve escapada ha coincidido con el DocumentaMadrid, el festival que estos días se desarrolla en la Cineteca del Matadero y que hoy inaugura la Sala Plató como tercer espacio de proyecciones. En ella vemos hoy dos películas (ambas cortas y ambas con coloquio). En medio habrá que tomarse algo en la cantina (en la terraza de las Naves ya estuvimos antes). Y es que, sea de día o de noche, siempre es una delicia volver a este magnífico centro cultural que Madrid tiene en Legazpi.

La mujer del quinto

de Pawel Pawlikowski. Francia, 2011. 83.
1 de mayo de 2014. Pequeño Cine Estudio, Madrid. V.O.S.

Un escritor norteamericano viaja a París para recuperar la relación con su pequeña hija. Pero tiene una orden de alejamiento y su exmujer llama a la policia. Tras ver un instante a la niña en la calle, toma un autobús y se queda dormido. Al despertar su equipaje no está. Sin dinero llega a una pensión en la que pasa varios días trabajando como vigilante nocturno en un extraño lugar. Su relación con la mujer del dueño de la pensión le traerá problemas. Y también la que mantiene con una perturbadora mujer que vive en un quinto. Una mujer que perdió a su marido y a su pequeña hija hace veinte años.

Ethan Hawke interpreta otra vez a un escritor norteamericano en París. Pero este personaje desquiciado nada tiene que ver con el que flirteaba a distintas horas del día con Julie Delpy en las películas de Linklater. Aunque parece tener un pasado duro que Pawlikowski no nos desvela, nos ponemos de su parte. Sufrimos con él por ese extravío que le impide recuperar a su hija. Tememos por lo que le pueda pasar en los sórdidos ambientes en que ahora malvive. Comprendemos su atracción por esa joven polaca que conoce y valora su obra. Lo seguimos hasta ese quinto piso en el que la mujer madura de rojo lo comprende como nadie. Ella quiere ser su musa. Y que se quede allí para siempre. Parece una locura. Y de pronto nos damos cuenta de que lo es. Que es su propia locura la que lo explica todo. Hasta la inquietante simetría entre su vida actual y la de la enigmática mujer del quinto. Ida es la que nos trae a esta película. La perturbadora historia con que Pawlikowski arrasó en el último festival de Gijón es la razón de que ahora veamos la anterior. Y aunque comparada con aquella joya La mujer del quinto parece una historia menor, la elegancia de los encuadres, lo inquietante de los ambientes y los enigmas de los personajes la hacen estimable.