domingo, 27 de abril de 2025

Metrópolis

de Fritz Lang. Alemania, 1927. 153’.
27 de abril de 2025. Cines Embajadores-Foncalada, Oviedo. V.O.S.

En el mundo de arriba viven felices los ciudadanos de la metrópolis de Joh Fredersen. En el de abajo está la megamáquina que la soporta alimentada por el sufrimiento de los trabajadores. En las catacumbas estos escuchan fascinados a María, una joven que, cual mesías, predica la bondad y el amor. El hijo de John Fredersen queda prendado de ella y hará lo posible por acabar con la brutal desigualdad entre esos dos mundos. Pero la cosa se pone difícil cuando un visionario la tome como modelo para dar aspecto humano a su diabólico androide. 
 
"El mediador entre el cerebro y las manos ha de ser el corazón". Así empieza y termina esta joya que dentro de dos años cumplirá un siglo. Será una ocasión magnífica para volver a ella, a sus infinitos detalles y significados, a la relectura de las relaciones de este icono del siglo XX con el mito de la caverna, con el totalitarismo, con Mary Shelley y Aldous Huxley, con Marx y la rebelión de los luditas, con el Antiguo y el Nuevo Testamento, con las arquitecturas futuristas y las de los mayas, con las infames imágenes actuales de esos prisioneros de blanco con las cabezas gachas en El Salvador, con la megamáquina de la que habló Mumfod, con la deshumanización por la técnica anunciada por Ortega y hasta con Lorca cuando iba de mono o hecho un pincel. La versión que hemos visto hoy es la original, la de 153 minutos que se pudo rescatar a partir de la copia íntegra encontrada en Buenos Aires en 2008. Nosotros la habíamos visto en 2011, pero sin música y con subtítulos en alemán la experiencia de aquella noche nada tiene que ver con la de esta mañana. Al piano estaba Ricardo Casas y lo que ha hecho es superlativo. Sus variaciones levemente contemporáneas han maridado tan bien con las imágenes que lo vivido en estas dos horas y media no se distanciará mucho de la experiencia original que solo pudieron ver los alemanes porque en las proyecciones de 1927 en Nueva York, Londres o Barcelona la película ya había sido amputada y censurada dejándola en 115 minutos. Así que el de hoy ha sido un viaje desde el futuro anunciado en Metrópolis hasta el pasado de hace casi un siglo que no podemos dejar de mirar desde los sedimentos del tiempo. Habrá que prepararse para el festín de 2027. El centenario de Metrópolis será, sin duda, memorable.