de Ilker Çatak. Alemania, 2023. 99’.
5 de febrero de 2024. Cines Parqueastur, Corvera.
Carla Nowak es una profesora de matemáticas y educación física en un centro de secundaria alemán. También es tutora de un grupo de alumnos. Últimamente se están produciendo algunos robos y ella se ve involucrada en las investigaciones. Primero, porque se sospecha sin motivo de uno de sus alumnos. Luego, porque graba un video en la sala de profesores con el que se podría acusar a alguien de la secretaría. Es la madre de uno de sus alumnos y eso complica aún más las cosas.
Este año se cumplen veinticinco de Hoy empieza todo, la conmovedora película sobre una escuela de educación infantil en el norte de Francia. Aquella joya de Bertrand Tavernier era, sin duda, un poema pedagógico, un género que, tomando prestado el título del libro de Makarenko, define una forma de mirar el mundo educativo. Sin embargo, y cada vez con más frecuencia, los entornos escolares son escenario de otro tipo de historias que bien podrían entrar en la categoría del thriller pedagógico. Aunque es bastante más que eso, La ola de Dennis Gansel o también La Clase de Laurent Cantet podrían adscribirse a ese género. Entre las letanías que se repiten en las reuniones de equipos docentes (que ahora se celebran en ese engendro llamado Microsoft Teams que tanto agrada al gremio -publiqué un artículo sobre eso-) últimamente está de moda el uso del verbo liar. Siempre conjugado en tercera persona y siempre referido a ellos (al alumno "que la lía" o al grupo de alumnos que "te la lían"). Es curioso, pero las semánticas más bobas son las más adictivas entre determinados gremios (lo mismo sucede, por ejemplo, con el verbo "arrancar" entre los periodistas). Lo cierto es que esta película va de eso, de la forma en que se pueden liar las cosas en una sala de profesores o en un centro educativo (conozco a algún director cuyas letanías principales son dos: "es mucho lío" y "yo no quiero líos"). La película de Ilker Çatak trata precisamente de unos líos escolares en los que están implicados docentes y discentes. Sin duda, resultará entretenida para muchos públicos, aunque no ayudará a despertar vocaciones hacia la profesión ni hará a que se animen a tener hijos los que piensan que, llegados a la adolescencia, siempre son preferibles los perros a los muchachos. Puestos a llevar las cámaras a las aulas yo prefiero otro tipo de historias. Sin salir de Alemania y, más próxima al género del poema pedagógico, recomiendo El profesor Bachmann y su clase de Maria Speth. Y si lo que se prefiere es el thriller pedagógico, cualquiera de las siguientes es bastante mejor que esta: La lección de Kristina Grozeva y Petar Valchanov, Blue Jean de Georgia Oakley, La revolución silenciosa de Lars Kraume y, por supuesto, El estudiante de Santiago Mitre, La profesora de Jan Hrebejk y Un polvo desafortunado o porno loco de Radu Jude. Estas dos últimas tienen, además, un punto divertido.