de Jayro Bustamante. Guatemala,
2015. 100’.
28 de noviembre de 2015. Cines Centro, 53º Festival de Cine de Gijón (sección: gran angular).
En una zona cafetera en el entorno de un volcán vive María, una joven de una comunidad maya que no habla español. Sus padres han concertado su matrimonio pero ella se queda embarazada de otro joven. Cuando falta poco para el parto la picadura de una serpiente hace que deban llevarla urgentemente a un hospital. Ella sobrevive, pero el bebé muere. Supuestamente.
La película se convierte al final en un drama inesperado. Pero lo que llama la atención es la forma de vida y el entorno de esa comunidad indígena. La belleza de los paisajes y el magnetismo del paisanaje hacen que buena parte de la película tenga en lo etnográfico su principal valor. Pero lo que ocurre al final le da un significado inesperado a esta historia volcánica. Ha sido un buen cierre para mi selección del festival. Con esta han sido veintiuna (o veintitrés, si cuento las de las extensiones escolares de Avilés) las películas que he visto este año. Entre ellas ha habido un buen número de estupendas historias que no olvidaré. A estas alturas ya se conoce el palmarés. Curiosamente este año he visto casi todos los largometrajes premiados (con la excepción de Land of mine de Martin Zandvliet que recibió el premio del público). Entre los que me alegran están los premios a Much Loved de Nabil Ayouch (premio Fipresci a la mejor película y a Loubna Abidar como mejor actriz), a Zurich de Sacha Polak (premio a la mejor película dirigida por una mujer) y a Nasty Baby de Sebastián Silva (premio del jurado joven). Comprendo que hayan compartido el premio a la mejor dirección artística La calle de la amargura y The diary of a teenage girl. También entiendo que Arturo Ripstein haya podido ser considerado el mejor director (aunque creo que su película estaría mejor fuera de concurso). Pero en lo que discrepo totalmente es en que Right now, Wrong then de Hong Sang-soo haya merecido el premio a la mejor película y el soso Jung Jae-young, que hace de trasunto del director coreano, el premio al mejor actor. Mi favorita para el premio principal era Taklub de Brillante Mendoza, una película que, por muchos motivos, está a años luz de la de Hong Sang-soo. Y lo digo yo que disfruto bastante con su cine, pero creo que su última película es bastante menos interesante que otras anteriores (sin ir más lejos Hill of freedom, la que trajo el año pasado a este festival). Pienso que el jurado, más que premiar a una película, ha querido premiarse a si mismo intentando demostrar que está en la onda del cine independiente y raro que caracterizaría a festivales como este. De hecho, ese premio contrasta bastante con los que le han concedido a La delgada línea amarilla de Celso García (premio especial del jurado y premio al mejor guión), una película bienintencionada, pero en la que deberían percibir su previsibilidad y sus muchos subrayados quienes tienen un gusto tan refinado como para valorar tanto el cine del coreano. Me alegro de que se premie una película latinoamericana pero, dando en tantas ocasiones tan buenos motivos para ello, siento que este año se haya destacado de él una obra menor.