martes, 30 de enero de 2018

Canaletto y el arte de Venecia

de David Bickerstaff. Reino Unido, 2017. 85’.
30 de enero de 2018. Cines Los Prados, Oviedo.

La exposición en la Queen's Gallery del Palacio de Buckingham en Londres sirve de base a este repaso sobre la obra de Canaletto y la ciudad que la inspiró. Su forma de retratar la arquitectura y los ambientes, su sensibilidad para quintaesenciar la luz veneciana, su relación con el cónsul Smith (el amigo que le abrió el mercado de la nobleza inglesa o quizá el marchante que se enriqueció con su obra). Esos son algunos de los contenidos que hacen interesante un documental que ya sería muy grato por las imágenes que contiene.

Con un planteamiento formal bastante clásico (como es habitual en la serie Exhibition on Screen), este documental sobre Canaletto viene a confirmar que Venecia es una ciudad mucho más propicia para la pintura que para la fotografía. Los turistas multiplican desde sus puentes los autorretratos con móviles, pero la disposición de sus infinitos rincones pintureros parece ofrecerse más a la serena mirada del artista que busca captar la esencia de la luz en un lienzo que a la urgencia del fotógrafo que quiere capturar la singularidad del instante. Aunque no lo parezca, Canaletto dibujaba en la calle y pintaba en su estudio. Así que la composición de sus obras es equilibrada, detallada y minuciosa, pero el color y la luz crean esa atmósfera, casi irreal, que asociamos con una ciudad que, en la memoria de quien la conoce y en la imaginación de quien aún no la ha visto, se parece más a los cuadros del pintor que a las imágenes reales con las que Bickerstall los va cotejando en la película. Así que la pintura de Canaletto es un modo de construcción de un imaginario. El de esa ciudad de belleza sublime cuya contemplación siempre parece estar buscando la mejor perspectiva para componer un cuadro.

domingo, 28 de enero de 2018

Nina

de Olga Chajdas. Polonia, 2017. 130’.
28 de enero de 2018. Centro Niemeyer, Avilés, 47º Festival Internacional de Cine de Róterdam. V.O.S.

Nina y su marido quieren tener un hijo pero no pueden, así que buscan una mujer que les ayude. Encontrarán a Magda, una joven lesbiana que disfruta de su habitual promiscuidad y que acabará teniendo una relación apasionada con Nina.

Está inspirada en La vida de Adèle de Abdellatif Kechiche. Lo decía en un mensaje virtual uno de los espectadores desde no recuerdo qué ciudad. Y tenía razón porque esta película de tactos, gestos y músicas que acarician y de fotografía fría en los exteriores y colores tórridos en la intimidad, parece la versión polaca (con edades algo mayores) de aquella sobrevalorada reivindicación francesa de la homosexualidad femenina. La atracción entre los dos personajes principales está muy bien retratada y su magnetismo es innegable. Sin embargo, fuera de esa relación apasionada, lo que realmente les pasa a esos personajes se muestra levemente (las tensiones en el matrimonio, la relación del marido con su padre, la de Nina con su hermana, la de Magda con su amante habitual...) De modo que Olga Chajdas no consigue definir bien una historia que interesa más por su núcleo que en conjunto. De todas formas, ha estado muy bien poder asistir desde el Niemeyer a estas cuatro proyecciones del festival de Róterdam (solo nos hemos perdido la de hoy domingo a las tres de la tarde) que hemos visto con una calidad de imagen espectacular, también en los minutos previos y en el coloquio posterior a cada película desde esa sala holandesa que parecía ser la nuestra. Conectarnos en directo con un festival internacional de relevancia es una excelente iniciativa que resultaría aún más que interesante si, en lugar de ser todo en inglés, se planteara también para festivales importantes de los países que hablan nuestra lengua. Así que me relamo imaginando que, por ejemplo, pudiera ver desde el cine del Niemeyer las proyecciones del BAFICI. Algo que sería muy lógico en este lugar que es el más iberoamericano de Asturias y quizá de España. Así que, en vez de hablar tanto de la marca España y de hacer tan poco por la eñe, quienes tienen responsabilidades culturales en el ámbito iberoamericano deberían aprovechar la inmensa ventaja que supone compartir esta lengua para promover cosas así. Seguro que las transmisiones en directo desde festivales en español interesaría en muchos lugares de América y del resto del mundo. Por ejemplo, en ciudades como esta o en todas las que tienen centros del Instituto Cervantes.

sábado, 27 de enero de 2018

Blue my mind

de Lisa Brühlmann. Suiza, 2017. 97’.
27 de enero de 2018. Centro Niemeyer, Avilés, 47º Festival Internacional de Cine de Róterdam. V.O.S.

Mía llega a un nuevo instituto. Allí se hará amiga de las malotas de la clase. Su iniciación en la cara oscura de la adolescencia coincidirá con su primera menstruación. Y con los primeros síntomas de que se está convirtiendo en sirena.

El tema de la preadolescencia peligrosa está siendo casi un género en el cine europeo. No me refiero a esa compasiva mirada que tenía el Truffaut de Los cuatrocientos golpes sino a la perplejidad y rechazo hacia esas edades que se manifiestan en películas tan sobrevaloradas como La clase de Laurent Cantet, tan desagradables como Crudo de Julia Ducournau o tan enervantes como Aurora de Emilie Deleuze. Seguramente hay razones que explican por qué en el cine francés resultan tan tentadores esos temas, pero me parece que presentar de ese modo a esas edades no contribuirá a reducir el declive demográfico de nuestro continente. Desde la Suiza germanoparlante Lisa Brühlmann se apunta en parte a esa moda y nos presenta en Blue my mind a unas féminas muy poco recomendables en el entorno de una protagonista que tiene buenos motivos (ella sí) para ser insoportable. Sin embargo, la metamorfosis en sirena es una idea sugerente que hace muy singular esta historia y la libera de algunos tópicos.

Amateurs

de Gabriela Pichler. Suecia, 2018. 102’.
27 de enero de 2018. Centro Niemeyer, Avilés, 47º Festival Internacional de Cine de Róterdam. V.O.S.

A un pueblo sueco le espera un futuro brillante si se confirma la instalación de un gran supermercado alemán. Aún no se ha decidido el emplazamiento porque esa localidad debe competir con otra del país. Así que el ayuntamiento encarga un video para promocionar las virtudes del lugar. Mientras tanto, unas jóvenes preparan otro en el que quieren reflejar el carácter de sus gentes.

El verdadero rostro de la Suecia multicultural. Tal podría ser el subtítulo de esta película de formato híbrido (hay imágenes más o menos ficcionadas y otras que podrían corresponder a las grabaciones de esos amateurs) y contenido simpático. Hay momentos desmañados, pero también situaciones muy interesantes como las que reflejan las formas de integración en Suecia de las distintas generaciones de inmigrantes o ese interesantísimo diálogo crítico entre los alumnos de un instituto y el director de documentales que quiere aleccionarles sobre la ética en su trabajo. Así que no ha estado nada mal esta segunda película de las que nos llegan desde el festival de Róterdam aquí en el Niemeyer. Antes de la proyección asistimos en directo a la presentación de la película allí y tras ella hay un animado coloquio con los protagonistas. Todo en inglés (lo dicho y lo escrito) y sin evidencia lingüística alguna (ni siquiera en los créditos ni en los carteles) de que Róterdam sea una ciudad holandesa y no esté en ese país que no quiere ser europeo.

viernes, 26 de enero de 2018

Pin cushion

de Deborah Haywood. Reino Unido, 2017. 82’.
26 de enero de 2018. Centro Niemeyer, Avilés, 47º Festival Internacional de Cine de Róterdam. V.O.S.

Lyn y su hija Iona estrenan nueva vida en otro lugar. Las dos quieren integrarse y tener buenas relaciones en el pueblo, pero su carácter pasmado y colorista no es bien recibido allí. Aunque Iona hace lo que puede por tener amigas, las adolescentes con las que se relaciona solo disfrutan tratándola mal. Lo mismo le pasa a su madre que también es condenada al ostracismo por las mujeres del lugar.

El acoso y el maltrato visto desde la almibarada manera de vivir de unas víctimas que padecen la versión femenina de una maldad que resulta igual de cruel que la otra. Pin cushion tiene la virtud de extremar los perfiles de los personajes (tanto los malos como los inocentes) haciéndonos sentir compasión hacia unas víctimas cuyos perfiles ridículos percibimos con la misma nitidez con que los ven las canallas que les hacen la vida imposible. Es, por tanto, una película edificante con una estética muy singular que encajaría perfectamente en la sección Enfants Terribles del  festival de Gijón. Así que ha sido un buen comienzo para la serie de proyecciones que este fin de semana llegan en directo desde el festival de Róterdam a cuarenta salas de Europa, siete de ellas en España (en Madrid: La Casa Encendida; en Barcelona: Cinemes Girona; en San Sebastían: Tabakalera; en Santiago: Numax; en Palma de Mallorca: Cineciutat; y en Asturias: el CMI Pumarín de Gijón y el Centro Niemeyer de Avilés).

jueves, 25 de enero de 2018

Los archivos del Pentágono

de Steven Spielberg. EE.UU., 2017. 116.
25 de enero de 2018. Cines Parqueastur, Corvera. V.O.S.

En junio de 1971 Nixon consigue que se prohíba al The New York Times seguir revelando el informe secreto que encargó Robert McNamara sobre las decisiones de los gobiernos de Estados Unidos en relación con Vietnam. The Washington Post  también consigue acceder a ese informe y sigue publicando su contenido. Ben Bradlee, el director del periódico, y Katherine Graham, su propietaria y primera editora, asumen los riesgos que supone enfrentarse a los abusos del poder.

En la senda de películas tan interesantes como Spotlight de Thomas McCarthy o La verdad de James Varderbilt, Steven Spielberg nos recuerda el papel fundamental del periodismo en una democracia con esta historia sobre aquellos papeles del Pentágono cuya publicación marcó el comienzo del fin de la Guerra de Vietnam y de la presidencia de Nixon. Las tramas de la película resultan algo confusas al principio pero se van definiendo a medida que el relato se centra en el dilema que tiene como protagonistas a la valiente editora y al tenaz director que interpretan una Meryl Streep y un Tom Hanks soberbios. Los archivos del Pentágono es, por tanto, un interesantísimo relato histórico que pone de manifiesto no solo la importancia de un periodismo independiente y comprometido con la verdad, sino también el papel de esos héroes que en los momentos más críticos saben resistir a las presiones más interesadas. Nada que ver con el lamentable papel que están desempeñando la mayoría de los medios españoles en estos tiempos cruciales en relación con Cataluña. Especialmente ese periódico que compro a diario desde hace más de treinta años y que tanto me avergüenza ahora.

miércoles, 24 de enero de 2018

Tres anuncios en las afueras

de Martin McDonagh. Reino Unido, 2017. 112.
24 de enero de 2018. Cines Parqueastur, Corvera.

Mildred encarga tres grandes anuncios al lado de una carretera de Missouri. Los pone en el lugar en que fue violada y asesinada su hija. Con ellos quiere denunciar la desidia de unos policías que no han avanzando en la investigación del crimen.

El director de Siete psicópatas nos ofrece ahora otra película singular. Es una historia pequeña sobre una comunidad de la América profunda pero también un acercamiento al carácter dual de ese país que es capaz de elegir a Obama como presidente y de sustituirlo después por este otro. Clint Eastwood suele conciliar en sus historias pequeñas la ética republicana con la estética demócrata y Martin McDonagh hace lo contrario en esta magnífica película que tiene un guión estupendo, una ironía intermitente y algo muy singular: un personaje arquetípico de la masculinidad rural americana interpretado por una mujer. De hecho, Frances McDormand borda el papel de esa madre coraje que con su continuo gesto agrio está dispuesta a todo pero que, muy de cuando en cuando, se permite leves momentos de ternura. Así que con Tres anuncios en las afueras Martin McDonagh tendrá bien merecidos todos los premios que consiga. Ojalá que eso nos permita ver pronto otras películas suyas.

martes, 23 de enero de 2018

Bye bye Germany

de Sam Garbarski. Alemania, 2017. 101.
23 de enero de 2018. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.

Tras la liberación de los campos, muchos judíos quieren dejar Alemania e ir a los Estados Unidos. Entre ellos el grupo que lidera David que se dedica a vender ropa de cama con mucha habilidad. Él está siendo investigado por haber hecho de bufón de los nazis. Solo así consiguió salvarse.

Una historia tranquila y bien contada sobre aquellos judíos que se preguntaban por qué habían sobrevivido. La amargura es tierna, la comedia es contenida y el ritmo es lo suficientemente sosegado como para que la historia no resulte truculenta ni trágica. Así que el director de la estupenda Irina Palm sabe tratar con respeto y bondad a unos personajes a los que sitúa en ese momento crucial en el que acababan de salir del infierno pero no podían olvidarlo.

lunes, 22 de enero de 2018

El instante más oscuro

de Joe Wright. Reino Unido, 2017. 125.
22 de enero de 2018. Cines Parqueastur, Corvera.

Winston Churchill es nombrado primer ministro en el momento más difícil. Justo cuando el ejército británico está acorralado en Dunkerque y muchos creen que lo mejor es negociar con los alemanes.

Esta es la tercera película que vemos en los últimos meses sobre aquel episodio dramático de la Segunda Guerra Mundial. Su mejor historia de Lone Scherfig y Dunkerque de Christopher Nolan fueron magníficas. Sin embargo, El instante más oscuro no pasa de discreta. La interpretación de Gary Oldman seguramente será muy valorada pero no consigue que a mi me conmuevan las cuitas de su personaje. El guión y la música escoran hacia lo previsible así que solo la fotografía y la ambientación resultan estimables. Por lo demás, los que proponen transigir con Hitler parecen bobos y los dos personajes femeninos (su mujer y su secretaria) no se salen del tópico. Así que El instante más oscuro es una película entretenida que se ve bien, pero que aporta más bien poco.

miércoles, 17 de enero de 2018

Nuestra vida en la Borgoña

de Cédric Klapisch. Alemania, 2017. 113’.
17 de noviembre de 2018. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas. V.O.S.

El hermano mayor vuelve a la Borgoña cuando está a punto de morir su padre. Se fue antes de que muriera la madre y en este tiempo el hermano menor y la hermana se han tenido que ocupar del padre enfermo y de los viñedos familiares. Cuando el padre muere a ellos les quedan propiedades vitivinícolas que valen seis millones de euros pero que no pueden dividir. Los tres conviven durante un año y el hermano mayor se reconcilia con todo aquello de lo que huyó.

Película enológica y de pequeños conflictos familiares con final feliz. El guión tiene defectos y baches importantes y la parte relacionada con el vino pretende mostrarnos lo mucho que saben y lo bien que trabajan este tema en Francia. Así que esta historia que treintañeros que reciben una herencia, no solo económica, resulta amable y medianamente entretenida. Pero también olvidable.

lunes, 15 de enero de 2018

El invierno

de Emiliano Torres. Argentina, 2016. 95.
15 de enero de 2018. Teatro Filarmónica, Oviedo.

En una hacienda de la Patagonia un viejo capataz se encarga de cuidar a las ovejas y de dirigir a los hombres que cada temporada son contratados para esquilarlas. Los propietarios piensan que ya es viejo y lo sustituyen por un joven de Misiones. El primero no se adapta a vivir fuera de ese lugar y al segundo, que tiene mujer e hijo, no le dejan tener una vida familiar allí. Cuando en el invierno se queda solo suceden cosas extrañas que inquietan al nuevo capataz. Las provoca el otro que quiere que el joven se vaya para poder regresar a lo que considera su hogar.

Con paisajes bellísimos que en su soledad parecen primos hermanos de los de la cautivadora Jauja del Lisandro Alonso, asistimos a una historia de personajes silentes y gestos contenidos. Los dos actores están muy bien y la historia fluye como un western tranquilo en el que la truculencia final parece pertinente. Sin embargo, siendo muy grato ver cómo transcurre la vida ganadera en estos entornos hermosamente extremos, la historia no llega a tener ni la onírica poesía de la de Lisandro Alonso ni la intensidad propia de un género cuyos escenarios suelen estar mucho más al norte. Por lo demás, no está muy claro por qué se ha incluido esta película en la programación de la VI Muestra de Cine Social y Derechos Humanos.

domingo, 14 de enero de 2018

Hotel Cambridge

de Eliane Caffé. Brasil, 2015. 100’.
14 de enero de 2018. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

Estamos en un edificio de Sao Paulo ocupado por inmigrantes, refugiados y personas sin hogar. La organización es participativa y comprometida. La convivencia, cálida y respetuosa con la diversidad. La cuenta atrás para el violento desahucio los obliga a prepararse para defender ese espacio al que otros quieren ahora sacar rentabilidad.

Una película imprescindible de la que me quedo con dos nombres: Carmen (quizá Carmen Silva) y Lucía Pulido. La primera es la heroína que lidera esta comunidad utópica que tiene algo de la arcadia feliz. La segunda es una colombiana a la que vemos cantar apenas uno o dos minutos y de la que ya estoy buscando algún disco para volver a escuchar su hermosa voz. Hotel Cambridge tiene mucho que ver con Edificio España, la película de Victor Moreno que, mostrando la demolición interior de ese emblemático hotel madrileño, nos hablaba de la del propio país. Y también con Habitar la utopía, de Mariano Agudo, que situaba en una corrala sevillana una historia heroica y triste muy similar a la de este edificio paulista. Y es que Hotel Cambridge nos habla de cuestiones que, como el derecho a un hogar y la convivencia en la diversidad, no son solo brasileñas. Y lo hace con la apariencia de un documental naturalista de factura incidental, pero que contiene más poesía e inteligencia (en el guión, en la manera de poner la cámara y en el montaje) que muchas películas que reciben premios por ello. Así que, además de su pertinencia temática, los valores éticos y cinematográficos de esta película hacen que haya sido un acierto traerla al Niemeyer en el marco de la VI Muestra de Cine Social y Derechos Humanos que tiene lugar durante este mes en Asturias.

sábado, 13 de enero de 2018

Olvídate de Nick

de Margerethe von Trotta. Alemania, 2017. 110.
13 de enero de 2018. Cines Groucho, Santander.

Las exesposas de Nick compiten por el piso en el que vivieron con él en Nueva York. Y lo hacen compartiéndolo sin querer. Así van limando recelos y generando complicidades que les permitirán entender lo que siente una mujer cuando un hombre sobrevalorado la deja por otra más joven.

La primera mujer no trabajó pero tiene inquietudes literarias. La segunda quiere ser alguien en el mundo del diseño de moda. Y la hija de la primera le cae muy bien a la segunda. Así vemos la relación involuntaria entre estas tres mujeres de distintas edades (más de cincuenta, unos cuarenta y menos de treinta) y sus visiones de la vida. Casi en fuera de campo queda ese marido que apenas convivió con su hija y al que, sin muchos motivos, tanto quisieron sus esposas. Así que, tras la muy reflexiva Hannah Arendt, Marguerethe von Trotta vuelve a Nueva York para ofrecernos esta historia en la que, sin apenas salir de ese espectacular piso, asistimos a las cuitas aparentemente banales de estas tres mujeres. Si escorara más hacia la comedia, Olvídate de Nick sería una película más sobre adulterios y peripecias femeninas. Pero siendo una historia sencilla y sin muchas pretensiones tiene el encanto de mostrarnos cómo se ven a si mismas y cómo ven el matrimonio unas mujeres que fueron expulsadas de él.

viernes, 12 de enero de 2018

Loving Vincent

de Dorota Kobiela y Hugh Welchman. Polonia, 2017. 95’.
12 de enero de 2018. Cines Ocimax, Gijón.

El afán por entregar una carta de Vincent a Theo es el hilo conductor de la investigación que emprende el hijo del cartero un año después de la muerte de Van Gogh. Así se reconstruyen los últimos tiempos del artista en Auvers y la forma en que lo trataron las gentes del lugar.

El cine y la pintura pueden llevarse muy bien. Buenos ejemplos de ello son películas como El sol del membrillo, ese diálogo sublime entre dos artes que se afanan por detener y comprender el tiempo; Mr. Turner, la magnífica película en la que Mike Leigh retrató con Timothy Spall la madurez de aquel pintor; o Shirley: visiones de una realidad, la cautivadora propuesta de Gustav Deutsch que nos permitió asistir a trece fascinantes escenas inspiradas en otros tantos cuadros de Edward Hopper. La película de Leigh se centra en el artista, la de Deutsch en la obra y la de Erice sobre Antonio López en la dialéctica entre los artistas, sus obras y las dos artes. Al lado de cualquiera de ellas Loving Vincent parece un simple relato televisivo. Y no por la singularidad de esos colores y esas formas que el tenaz trabajo de muchos pintores ha hecho que parezcan proceder de la paleta de Van Gogh. Las imágenes que vemos son bellas pero las obras del holandés no parecen sugerir, como las de Hopper, un antes y un después del instante pintado que haga interesante su traslación al cine. Por otra parte, ese recurso estético tan frecuente en la animación actual de filmar las escenas con actores para luego pintarlas aporta poco si el relato es tan convencional como el de esta película. Así que Loving Vincent se queda en una simple indagación detectivesca con contenidos menos interesantes que los de la exposición sobre la enfermedad y los últimos tiempos de Van Gogh que tuvimos ocasión de ver hace año y medio en su museo de Amsterdam.

jueves, 11 de enero de 2018

Molly's game

de Aaron Sorkin. EE.UU., 2017. 141.
11 de enero de 2018. Cines Parqueastur, Corvera.

Molly Bloom tiene que defenderse. Y lo hace con un abogado integro al que por ahora no puede pagar. Se la acusa de estar en lo peor de las tramas mafiosas. Pero ella es solo una mujer muy lista que había organizado limpiamente partidas de poker en las que nada prohibido estaba permitido. El prometedor futuro que tenía como esquiadora y la compleja relación con su padre enmarcan una historia que muestra la preparación de su defensa y la singular carrera de esta mujer que fue capaz de acumular mucho poder sin llegar a corromperse.

Un relato trepidante sobre una historia real. Tanto el guión como el montaje hacen que la película pase en un suspiro. Y la estupenda interpretación de Jessica Chastain (que también estaba magnífica en películas tan buenas como El caso Sloane, El año más violento, La desaparición de Eleanor Rigby, La señorita Julia, La noche más oscura o Take Shelter) hace muy grata una historia que es bastante más que un buena película sobre timbas elitistas y peripecias judiciales.  En Moolly’s Game hay también unos diálogos bien escritos y muy intencionados. De hecho, las referencias a la mitología griega son tan pertinentes como la estructura de una historia en la que relación entre la hija y el padre (y tambíén la del abogado y su hija) y la génesis de una personalidad leal hacen que la película tenga un  dispositivo narrativo bien trabado que sigue dando bastante que pensar después de salir del cine.

lunes, 8 de enero de 2018

Los gigantes no existen

de Chema Rodríguez. España, 2017. 82.
8 de enero de 2018. Teatro Filarmónica, Oviedo.

Un niño vive en el bosque con un hombre y una mujer que no son sus padres. Ella perdió a su hijo y desde entonces quedó pasmada. Él le trajo a este otro quizá para compensarla. El hombre es un paramilitar guatemalteco que no dudó en asesinar al hermano del niño. Pero, ahora que su jefe le pide que lo mate, le asaltan muchas dudas. El niño vive en un mundo imaginario con el hermano pequeño que murió. Pero quizá podría tener otra vida con esa hermana mayor que ahora lo ha encontrado.

Se abre la VI Muestra de Cine Social y Derechos Humanos con esta película que hoy han presentado Chema Rodríguez y José Javier Martínez, el actor que borda el papel de ese paramilitar áspero y doliente (aunque se hace extraño ver a un actor español haciendo de guatemalteco humilde). Los gigantes no existen es una ficción inspirada en hechos reales que sucedieron en Guatemala en los años ochenta. Por el tema tiene algo que ver con Claudia, el estupendo documento teatral que vimos hace un mes en el TNC de Barcelona. Y por la forma me ha recordado a la  historia silente de La última tierra, la magnífica película del paraguayo Pablo Lamar que vimos hace año y medio  en el Eye de Amsterdam. Sin embargo, aunque me ha gustado más que Anochece en la India (la otra película que he visto de Chema Rodríguez), lo que se cuenta y cómo se cuenta no tiene la intensidad de esas otras dos estupendas historias. En el coloquio que siguió a la proyección se habló del drama real de aquel niño que se acabó convirtiendo en el abogado que logró que fueran juzgados los responsables de aquella masacre. Así que las hermosas imágenes del lago Atitlán y de los pueblos del entorno y el interesante coloquio tras la película casi me hacen perdonar esa estúpida anglofilia que nos obliga a soportar esa manía festivalera de proyectar las películas con subtítulos en ese idioma y que hoy nos ha dejado en ascuas sobre el contenido de lo que se dice en lengua maya (a nadie se le ha ocurrido subtitularlo en español). Por si eso fuera poco, hemos tenido que leer también en inglés la información final en la que se relaciona la historia de esta película con la tragedia que se vivió en Guatemala hace más de treinta años. No sé si el inglés acabará imponiéndose como lengua franca en el mundo, pero desde luego son muchos los españoles que hacen todo lo que pueden para que eso ocurra.

sábado, 6 de enero de 2018

Wonderstruck. El museo de las maravillas

de Todd Haynes. EE.UU., 2017. 120’.
6 de enero de 2018. Cines Los Prados, Oviedo.

Cincuenta años separan las escapadas a Nueva York de Ben y de Rose. Él es un niño que acaba de quedarse sordo por un rayo y que, tras la muerte de su madre, intenta encontrar a su padre con las únicas referencias de un viejo libro del Museo de Historia Natural y la dirección de una librería. Ella es una niña sorda que busca en un teatro de Nueva York a su madre porque no quiere vivir con su padre. Ben conoce a un niño de Queens con el que descubre un antiguo gabinete del museo y encuentra la librería en la que se unen las dos historias.

El director que retrató los años cincuenta en esa magnífica historia de amor femenino que es Carol nos lleva a las calles del Nueva York de los años veinte y los setenta con esta historia estupendamente ambientada que, ya solo por eso, sería una gran película. Pero al decidir que sus protagonistas sean sordos y que percibamos el mundo desde esa circunstancia durante buena parte de la película, consigue acercarnos a la belleza expresiva de ese cine mudo que, por tantos motivos, cautiva a Rose. Las historias de esos niños que buscan en Nueva York el sentido de sus vidas se intercalan magníficamente en el primer tramo de la película presidido por la hipnótica mirada con que los dos van descubriendo esa maravillosa ciudad con medio siglo de diferencia. Pero los vínculos entre las dos historias, con momentos tan hermosos como el encuentro en la librería o la noche en el museo de Queens, están tan bien trabados (con los lobos, la exposición sobre el origen de los museos, la tormenta, el meteorito, el rayo, las notas escondidas en los libros y en las maquetas...) que hacen de Wonderstruck una película cautivadora que da tanto gusto ver por las atmósferas de las dos historias como por el relato que las une. Así que, tras haber firmado películas tan evocadoras como Carol y esta, ojalá que Haynes nos lleve pronto a cualquier otra época.

lunes, 1 de enero de 2018

Una bolsa de canicas

de Christian Duguay. Francia, 2017. 110’.
1 de enero de 2018. Cines Los Prados, Oviedo.

En la Francia ocupada por los nazis una familia judía huye de París. Lo harán separadamente y nosotros seguiremos el duro periplo de los dos hermanos más pequeños.

Nada que ver con el dramatismo de esa otra travesía de unos hermanos que recoge la impresionante Lore de Cate Shortland. Una bolsa de canicas cuenta cosas importantes, como el drama de los judíos franceses durante la ocupación, que pocas veces vemos en el cine que nos llega del país vecino. Pero lo hace sin la fuerza que el tema merece y con un exceso de subrayados en la banda sonora y en esas codas emotivas con que se cierran algunas escenas.