martes, 28 de mayo de 2024

La mesita del comedor

de Caye Casas. España, 2022. 88’.
28 de mayo de 2024. Filmin.

María y Jesús acaban de tener un niño, pero también tienen algunos desencuentros. Como el de esa mesa del comedor que a él le gusta mucho y a ella le parece horrorosa. Finalmente, él la compra y eso acabará siendo trágico, porque mientras ella baja al supermercado  a buscar algo para la cena con el hermano de Jesús y su novia, él se queda al cuidado del bebé. Pero Cayetano llora mucho.

Al parecer Stephen King dice maravillas de esta película. Lo que demuestra que tiene buen criterio. La mesita del comedor no es una película de terror, sino de horror, del mayor horror imaginable. Pero no hay sustos, ni imágenes truculentas, ni músicas amenazantes (la banda sonora y las canciones no pueden ser más pertinentes). Todo lo contrario. Es costumbrismo trágico en tiempo real y con la mayor centralidad del fuera de campo. Tras un preámbulo extraordinario en el mercado de muebles, lo que tiene que pasar sucede al principio y la película coloca a ese padre en una posición inaudita. Casas consigue trenzar magníficamente lo que le pasa a ese padre con la normalidad en la que siguen los demás. Y es ese contrapunto tan bien ajustado en un guion superlativo de Caye Casas y Cristina Borobia lo que hace realmente extraordinaria esta película que tendrá bien merecidos todos los premios que reciba. Por la situación, el manejo del tiempo y el tema tratado me ha recordado un poco a Melbourne, aquella joya iraní de Nima Javidi que vimos en el festival de Gijón hace diez años. La mesita del comedor tiene además una precisión y brillantez en los diálogos, los ambientes y los encuadres que da la medida de lo que puede llegar a conseguir el cine español más modesto cuando cuenta con una genialidad tan grande. Y también con un atrevimiento notable, porque el horror que motiva la historia es máximo, pero Casas sortea todos los riesgos y consigue que el espectador no quede espantado, sino fascinado por lo que está viendo. Algo que solo está al alcance de cineastas atrevidos que saben hacer muy bien las cosas. Lo mejor para el espectador es ver esta película sin saber nada de nada. Solo que la historia tiene que ver con una mesita de comedor.

lunes, 27 de mayo de 2024

¡Olvídate de mí!

de Michel Gondry. EE.UU., 2004. 108’.
27 de mayo de 2024. Filmin. V.O.S.

Joel y Clementine son muy distintos, pero muy afines. Un encuentro imprevisto los ha unido. O quizá no, porque, tras una discusión, Clementine irá a una clínica para borrar todos los recuerdos con él. Cuando se entera, Joel hace lo mismo con los que tenía de ella. Pero en ese proceso de amnesia inducida y selectiva se producen fallos que les dejan fallas en sus memorias. Y también ganas de encontrarse de nuevo y comenzar otra vez como dos desconocidos.

No hay identidad sin memoria, pero quizá el amor pueda quedar a salvo del olvido. En cierto modo de eso va La memoria infinita, el estupendo documental de Maite Alberdi que vimos la semana pasada. Y también la historia de Catedrales, la magnífica novela de Claudia Piñeiro. ¡Olvídate de mi! (¡qué horror de título!) ya tiene veinte años y, por tanto, es anterior a las sutilezas actuales de la inteligencia artificial, pero nos plantea un curioso y atractivo juego sobre la posibilidad de resetear las relaciones de pareja. Así que, de forma desenfadada y divertida, Gondry parece estar poniendo a prueba la hipótesis del innatismo sentimental (nada extraño siendo el director de Is The Man Who is Tall Happy?, aquella estupenda película sobre Noam Chomsky). O la posibilidad de entender el amor a la manera del mito platónico del andrógino demediado.

domingo, 26 de mayo de 2024

Despidiendo a Yang

de Kogonada. EE.UU., 2021. 90’.
26 de mayo de 2024. Amazon Prime. V.O.S.

Una familia feliz. Una mujer negra que trabaja mucho fuera de casa. Un hombre blanco cuya pasión es el manejo del té. Una niña china que adoptaron hace tiempo. Y un adolescente al que ella adora. Pero Yang no es su hermano. Es un tecnosapiens que compraron sus padres para que ella creciera en contacto con la cultura china. Un día algo falla y Yang desfallece. El padre intenta por todos los medios repararlo, pero solo consigue acceder a sus recuerdos. Y a sus sentimientos. 

Aunque no hubiera diálogos, la cadencia de las imágenes y la belleza de los espacios filmados ya haría muy grata la contemplación de esta película. Lo escribí en la reseña de Columbus, la otra película que había visto de Kogonada y esta no es menos cautivadora. Elegancia, sentimiento, ternura, familia, hijos, Occidente, Oriente, naturaleza... Todos esos temas están presentes en esta distopía de atmósferas delicadas que tiene como tema musical uno de los que interpretaba Ryūichi Sakamoto en la película que vimos el jueves. Despidiendo a Yang trata sobre todo de la identidad. De su singularidad más acá del sentido que tiene esta palabra cuando se habla de la inteligencia artificial. Por eso tiene tanto que ver con los clásicos del género: Blade Runner, de Ridley Scott, que ya ha cumplido cuarenta años o Her, de Spike Jonze, que el año pasado cumplió diez, pero que cada vez tiene más actualidad. Más cartesiana que esta (aquí no hay solo res cogitans, también res extensa) y mucho menos truculenta que aquella, Despidiendo a Yang sugiere muchas cosas sobre la inteligencia artificial y la identidad. Her tenía el acierto de señalar la posibilidad de considerarla desde la ontología del enjambre y de advertir que es la interacción comunicativa lo que define la atribución de sentimientos y consciencia a otros seres. Quizá por eso algunos también la encuentran en sus mascotas. Yang habla y razona como cualquier humano y tiene recuerdos de su pasado (y hasta de sus vidas pasadas). Así que su pérdida provoca, en quien convive con él, la misma desazón y duelo que acompañan a la de un hijo o un hermano. En esto, Kogonada hace un trabajo magnífico que recuerda  al de otras interesantes películas sobre estos temas. Por ejemplo Eva, de Kike Maillo, o El inconveniente de haber nacido, de Sandra Wollner.

viernes, 24 de mayo de 2024

El último verano

de Catherine Breillat. Francia, 2023. 104.
24 de mayo de 2024. Cines Los Fresnos, Gijón.

Una abogada especializada en casos de menores tiene relaciones sexuales con un adolescente imbécil que es el hijo de su marido. La cosa se complica cuando el muchacho se lo dice a su padre y ella lo niega.

Muy francesa. Y mala con avaricia. Con adultos que tienen una copa de vino en la mano en casi todas las escenas y un guion que da vergüenza. Si fuera española no se habría estrenado, pero el año pasado estuvo nominada a los César y también en el festival de Cannes. En el de Sevilla aspiró al Giraldillo y recibió nada menos que el premio especial del jurado en el festival de Gijón. Así que teníamos que verla. Y pasar mucha vergüenza.

jueves, 23 de mayo de 2024

Ryūichi Sakamoto I Opus

de Neo Sora. Japón, 2023. 103.
23 de mayo de 2024. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

Ryūichi Sakamoto al piano. Nada más. En blanco y negro. Interpretando piezas tan inolvidables como las de las bandas sonoras de Feliz Navidad Mr. Lawrence, El último emperador o El cielo protector. Un último concierto sin público. Filmado con mucha elegancia por su hijo.

Philip Glass, Peter Greenaway, Alberto Iglesias, Ennio Morricone, Ryūichi Sakamoto... Seguramente, son los compositores de bandas sonoras que más recuerdo. Así que, aunque esta tarde en el Niemeyer también teníamos a Irene Vallejo, me resultaba imprescindible asistir a esta película íntima, contenida y emotiva que fue filmada sabiendo que serviría de homenaje postrero al compositor japonés. Ha sido hora y media larga de música nítida y precisa a cargo de un hombre que parecía sosegadamente feliz mientras la interpretaba. Al final, el piano sigue sonando cuando él ya se ha ido. Y nosotros lo recordamos escuchando su música en esta singular película.

miércoles, 22 de mayo de 2024

La memoria infinita

de Maite Alberdi. Chile, 2023. 85’.
22 de mayo de 2024. Filmin.

Augusto y Paulina llevan casados tres años, pero viven juntos desde hace más de veinte. Ella es actriz y fue ministra de cultura. Él era periodista y en su trabajo documentó la memoria de Chile desde la dictadura. Pero ahora Augusto está perdiendo la suya. Aunque no las ganas de vivir, de querer y de ser querido.  

Puede compartir intenciones, pero La memoria infinita es muy distinta a aquella divertida maravilla titulada El agente topo. Si acaso, como documental, tiene más que ver con La Once, otra joya de esta gran directora chilena que es Maite Alberdi. La memoria infinita es una hermosa historia de amor en los confines, una reivindicación de los instantes felices cuando la esperanza va mermando. El declive de Augusto nos lleva hasta el borde mismo del olvido. A ese límite al que también se asoman películas tan conmovedoras como Arrugas de Ignacio Ferreras, Still Alice de Richard Glatzer y Wash Westmoreland,  El padre de Florian Zeller o Mientras seas tú de Claudia Pinto. La memoria infinita es, en su mayor parte, una historia luminosa. La de esa pareja amable que sabe acompañarse. No se podía esperar otra cosa de unas personas que viven en una casa llena de libros, con vistas al horizonte y en la que cantan los canarios.

martes, 21 de mayo de 2024

La casa

de Álex Montoya. España, 2024. 83.
21 de mayo de 2024. Casa de la Cultura, Avilés.

Un año después de la muerte del padre, tres hermanos vuelven unos días a la casa familiar en la que pasaron tantos veranos y él fue tan feliz. Van para recoger las cosas y a prepararla un poco. Serán días de evocaciones y recuerdos. Y también de dudas sobre si realmente deberían venderla. 

Un refugio contra el olvido que seremos. Un cobijo para lo que fuimos y fueron. Eso es una casa familiar. Y de eso iba la magnífica novela gráfica de Paco Roca en que se basa esta estupenda película. Quienes somos devotos de sus viñetas, de sus gestos, silencios y transiciones, pensamos que sus obras tienen mucho de cinematográfico. Algo que se nota nuevamente en El abismo del olvido, un libro que debería ser de lectura obligada para muchos. Pero Álex Montoya no se ha limitado a traducir en planos y secuencias las imágenes de aquel libro. Con una fotografía y unas atmósferas impecables, consigue que el reencuentro entre hermanos, cuñados y sobrinas destile ese hiperrealismo mediterráneo, español y universal que tanto apreciamos en los trabajos de Paco Roca. Y lo hace creando una película sencilla, tierna y honda que está entre las mejores que ha dado el cine español de los últimos tiempos (y no son pocas). Unas interpretaciones llenas de verdad y sentimiento consiguen que en la pantalla se entrevere lo que pasa con lo que pasó, lo que se vive con lo que se evoca, y siempre con esa continuidad con que la realidad y los recuerdos tienden a intercalarse en nuestra mente. Uno de los muchos aciertos de Álex Montoya es darle a Miguel Rellán el papel del vecino, ese cómplice y testigo del padre fallecido que, con el regreso de los hijos a la casa, añadirá recuerdos demorando un poco el inevitable olvido que todos seremos. Así que ver La casa con mi familia en la Casa de Cultura (hoy llena de un público emocionado) ha sido una experiencia memorable.

domingo, 19 de mayo de 2024

Gondola

de Veit Helmer. Alemania, 2023. 82.
19 de mayo de 2024. Teatro Filarmónica, IX Festival de cine LGTBI, Oviedo. V.O.S.

Entre las montañas de Georgia no dejan de cruzarse dos jóvenes deliciosas que se gastan bromas y nos enamoran desde el cielo. Son dos trabajadoras del teleférico y cada una desde su cabina se las ingenia para hacer feliz a la otra.

Otra delicia sin palabras. Como la maravillosa The bra, pero sin vías cruzando las calles, sino cables entre las montañas, y sin un tren masculino que un niño va anunciando, sino cabinas celestes con mujeres enamoradas. Así que Veit Helmer lo ha vuelto a hacer. Como en aquella joya caucásica, la ternura, los sonidos, los inventos increíbles y los gestos bondadosos hacen que sea una gozada ver esta película que no es que sea muda, es que no le hacen falta palabras. Gondola era la película más esperada de la novena edición del festival LGTBI, pero en el Niemeyer se proyectó el viernes, así que, de vuelta del fin de semana en el pueblo, nosotros la hemos visto esta tarde en el Filarmónica (excelente entendimiento con Radar). Finalmente ha sido la ganadora de esta edición del festival y no tengo ninguna duda de que merece cualquier premio. Aunque también podría haber sido ex aequo con la estupenda Crossing. Y hasta con Ex-Husbands que tampoco estaba nada mal.

jueves, 16 de mayo de 2024

All the Colours of the World are Between Black and White

de Tunde Apalowo. Nigeria, 2023. 93.
16 de mayo de 2024. Centro Niemeyer, IX Festival de cine LGTBI, Avilés. V.O.S.

Uno es muy bueno y tranquilo. Al otro le gusta hacer buenas fotos. Los dos se entienden muy bien, pero no tienen claro hasta dónde. Sobre todo, porque la homosexualidad sigue siendo un tabú en Nigeria. 

Sosegada y elegante. Casi como la relación que mantienen los protagonistas. Los encuadres y la fotografía están muy cuidados y los diálogos (más bien escasos) dicen menos de los personajes que sus actitudes y gestos. El ritmo es parsimonioso y eso hace que se resienta la atención. Por lo demás, esta pareja tentativa me ha recordado a aquella otra sobre la que ironizaron tiernamente Benedetti y Serrat en una canción deliciosa: Los formales y el frío.

miércoles, 15 de mayo de 2024

Ex-Husbands

de Noah Pritzker. EE.UU., 2023. 99.
15 de mayo de 2024. Centro Niemeyer, IX Festival de cine LGTBI, Avilés. V.O.S.

El anciano padre de Peter se separó de su mujer. La suya también se está divorciando de él y uno de sus hijos, que estaba a punto de casarse, tampoco lo hará porque su novia le ha dejado. El otro hijo ha organizado para él una despedida de soltero con amigos en Tulum. Un tanto deprimido, Peter también ha reservado un fin de semana allí. Así que, sin pretenderlo, será un encuentro de hombres abandonados.

Ni comedia ni drama. O las dos cosas. Es una historia sobre hombres entristecidos que lo llevan como pueden. Con sosiego y sin estridencias. Se les nota que les va mal, pero no se regodean en la desgracia ni le echan la culpa a nadie. Hay poca presencia de las mujeres en la película, pero ellas salen muy bien paradas. Hasta la madrina de la otra boda, con la que Peter coincide en Tulum, es un modelo de independencia, encanto y sabiduría sobre cómo la vivir la vida. Ex-Husbands es una película deliciosamente rara sobre hombres bastante perdidos. Y aún resulta mejor con la excelente interpretación de Griffin Dunne en un papel muy distinto a aquel tan agitado, de hace casi cuarenta años, en Jo, ¡Qué noche!

martes, 14 de mayo de 2024

Mamífera

de Liliana Torres. España, 2024. 93.
14 de mayo de 2024. Casa de la Cultura, Avilés.V.O.S.

Lola vive muy feliz con Bruno sin ningún interés en tener hijos.  Su hermana y algunas de sus amigas sí los tienen. Incluso una de ellas está intentando quedarse embarazada. Todo eso hará más difíciles los tres días de espera hasta que le practiquen un aborto. Y es que Lola se ha quedado embarazada y tiene cuarenta años.

La cotidianidad de esas vidas barcelonesas está retratada con un naturalismo delicioso. Y las ensoñaciones de Lola son una maravilla con esas bonitas animaciones que surgen de recortes como los que ella utiliza en sus proyectos artísticos. Son imágenes muy sugerentes que me han recordado, en versión colorista, a las fotografías de Gilbert Garcin en aquella magnífica exposición de hace siete años en el Niemeyer. Mamífera nos acerca con ternura y sutileza a un tema tan complicado como el de la posibilidad tardía de una maternidad inesperada cuando se ha tenido muy claro que no se desea. Son tres días de sentimientos y reflexiones que acompañamos en una posición curiosa. Como espectador me encantaría que esa bonita pareja con perro cambiara de opinión y finalmente tuviera a la criatura. Pero como espectador también sé que eso no es posible. En primer lugar, porque comprendo el dilema de Lola e, igual que Bruno, respeto su dubitativa voluntad de coherencia. Y también porque ese final sería el de una película ñoña y hasta propicia para las campañas antiabortistas. Así que Liliana Torres ha tenido la habilidad de situarnos al lado mismo de los dilemas de Lola. Entiendo perfectamente sus dudas durante esos tres días, pero sé que el final de esta hora y media no podrá ser tiernamente mamífero. Por lo demás, esa irónica coda final con las amigas me ha encantado. Es ese tipo de sororidad optimista y alegre que tanta falta nos está haciendo.

lunes, 13 de mayo de 2024

Stranizza d'amuri

de Beppe Fiorello. Italia, 2023. 134.
13 de mayo de 2024. Centro Niemeyer, IX Festival de cine LGTBI, Avilés. V.O.S.

Verano de 1982 en Sicilia. Italia juega el mundial de fútbol. Dos adolescentes con familias humildes, pero muy distintas, se conocen y se entienden. Uno vive en una familia feliz que se dedica a los fuegos artificiales y en ese tiempo tienen mucho trabajo. El otro vive en un ambiente hostil por la actitud de su padrastro. Además, en el pueblo le consideran mariquita y le hacen la vida imposible. La amistad y luego el amor entre los dos les hará felices ese verano. Solo ese verano.

La historia está inspirada en hechos reales y acaba mal. Muy mal. El ambiente estival y costumbrista siciliano está muy bien retratado y resulta especialmente luminoso. Hay mucha guapura y ternura en algunos personajes, como fealdad y maldad esencial en otros. Por lo demás, quizá el ritmo de la película resulta un tanto moroso. Seguramente menos duración habría sido mejor para el relato. 

domingo, 12 de mayo de 2024

Crossing

de Levan Akin. Suecia, 2024. 106.
12 de mayo de 2024. Centro Niemeyer, IX Festival de cine LGTBI, Avilés. V.O.S.

Lia es una profesora jubilada que quiere ir a Estambul para buscar a su sobrina Tekla, como le había prometido a su hermana antes de morir. Ella es georgiana pero no habla turco ni inglés. Buscando información en la barriada en que vivía su sobrina con otros jóvenes trans, conoce a un chico que le informa de que seguramente está en Estambul y se ofrece a acompañarla. Cuando llegan a la ciudad se les hace muy difícil encontrarla, pero mientras la buscan van conociendo a gentes muy diversas y amables. Entre ellas a una joven trans muy especial.

En los rótulos iniciales se nos informa de que la lengua georgiana no tiene género y que los subtítulos que veremos son en redonda cuando los personajes hablan en esa lengua y en cursiva cuando lo hacen en turco o en inglés. Una advertencia que nos anticipa el cuidado primoroso con que está hecha la película. De Levan Akin ya conocíamos su buen hacer como director desde que vimos en la Seminci And then we danced.  Ahora nos lleva a Estambul con dos personajes tan diferentes como ese adolescente animado y esa mujer madura que interpreta magistralmente Mzia Arabuli, una actriz georgiana que aquí hace un trabajo admirable. La historia sobre esa búsqueda resulta especialmente cautivadora en el Estambul radicalmente urbano y vibrante. Pero es que, además, Levan Akin toma decisiones formales tan novedosas y oportunas como hacernos sentir ese deambular por lo desconocido en la escena del barco en que la cámara se separa de los protagonistas y nos hace recorrerlo hasta toparnos por un momento con personajes que aparecerán después. O cuando descubrimos que esa abogada trans tan admirable (un verdadero ángel en esta historia) quizá no es quien nosotros creemos. Por lo demás, ese final poético sobre el posible encuentro entre la tía y la sobrina es el cierre perfecto de una historia sutilmente tierna y edificante pero cuya calidad va más allá de la pertinencia temática en este festival. Es una película delicada, bien construida e interpretada con lugares y personajes a los que uno quisiera seguir acompañando después.

sábado, 11 de mayo de 2024

Nina

de Andrea Jaurrieta. España, 2023. 105’.
11 de mayo de 2024. Cines Embajadores-Foncalada, Oviedo.

Después de algunos años Nina vuelve a su pueblo costero con una escopeta. Es una actriz que vive en Madrid pero no ha olvidado a aquel escritor maduro que aún vive allí. Ella sigue traumatizada por el recuerdo de las relaciones sexuales que tuvo con él cuando era una adolescente. Y ahora viene dispuesta a ajustar cuentas.

Andrea Jaurrieta combina momentos de la Nina adolescente con la de ahora. Pero el problema no está en eso, sino en la intensidad (y hasta la coherencia) del relato. Dicen que un poco de rojo es mucho y aquí queda claro que mucho rojo es excesivo. Y la afirmación en este caso no es solo metafórica. Cuando la intensidad es el punto de partida y llegada de una película, lo más probable es que el espectador quede fuera. Nina se acerca al mismo tema de El consentimiento, pero la forma en que se trata no tiene nada que ver.

Hasta el fin del mundo

de Viggo Mortensen. EE.UU., 2023. 129’.
11 de mayo de 2024. Cines Embajadores-Foncalada, Oviedo. V.O.S.

Vivienne Le Coudy es una mujer de origen francés que valora mucho la bondad y no se deja gobernar por ningún hombre. Así que tiene mucha sintonía con Holger Olsen, un inmigrante danés de carácter tranquilo al que conoce en un puerto y con el que se va a vivir a un lugar remoto. Pero cuando se inicia la guerra de secesión él se alista en el ejército y ella se queda sola cerca de un pueblo en el que hay alguna gente muy peligrosa.

Después de la maravilla de Falling, Viggo Mortensen lo ha vuelto a hacer. Ha escrito y dirigido esta película magnífica, que además ha protagonizado con Vicky Krieps, componiendo una de las historias de amor más hermosas que yo haya visto en los últimos años. Hasta el fin del mundo es un western impecable y memorable. La cadencia, el guion, los paisajes y el cuidado de todos los detalles (en esto me ha recordado la habilidad de Jonathan Glazer para hacernos sentir en presente los espacios pretéritos de La zona de interés) demuestran que Viggo Mortensen es un director con la maestría propia de los cineastas curtidos. En el coloquio que siguió a la proyección (simultánea en las salas de Embajadores en Madrid y Oviedo) señaló que sus treinta años como actor le habían enseñado mucho sobre la labor de dirección que, en el caso del cine independiente, es aún más exigente. Qué el también haya compuesto las hermosas músicas de la película hace aún mas armonioso el desarrollo de las escenas y las transiciones. Por lo demás, la decisión de dislocar los tiempos del relato, incluyendo también esas referencias oníricas a un caballero andante, es muy acertada porque nos ofrece, más que un modelo para armar, una sugerente ordenación del relato que, como también comentó en el coloquio, aporta una mayor intensidad emocional al conocer parte de lo que les espera a algunos personajes. Hasta el fin del mundo es un raro western con mar que empieza con alguien que respira al final de una vida y termina frente al océano que un padre le muestra a su hijo. Es también una bellísima historia de amor sutilmente feminista, un alegato antibelicista, una reivindicación de una masculinidad sosegada, tierna (como la de Falling) y amorosamente paternal (como la que protagonizó en la La carretera, la extraordinaria película de John Hillcoat). Y también es un homenaje a la diversidad cultural y lingüística (quizá con reminiscencias biográficas) que conviene ver en versión original. Filmada en Canadá y en México por un estadounidense, argentino, medio danés y, desde hace tiempo, también español, Hasta el fin del mundo demuestra lo bien que le sientan al cine los mestizajes. Otra de las cosas que dijo en el coloquio es que le gusta mucho dirigir, así que esperamos que, más pronto que tarde, podamos ver una nueva película suya. Después del grato recuerdo de cuando estuvo en el Niemeyer, sería estupendo que también viniera a presentarla aquí.

viernes, 10 de mayo de 2024

Chesnut

de Jac Cron. EE.UU., 2023. 87.
10 de mayo de 2024. Centro Niemeyer, IX Festival de cine LGTBI, Avilés. V.O.S.

Cuando está a punto de dejar su ciudad en la Costa Este para empezar a trabajar en Los Angeles una chica conoce a otra y parece que se entienden. Ella dudaría sobre si debe irse o quedarse, pero la otra no se acaba de aclarar.

Hay muchas miradinas entre chicas neoyorquinas muy guapinas (aunque quizá sean de Filadelfia, no estoy seguro). Se encuentran por las noches con gente muy guay en bares molones. Van de acá para allá y, como esos niños pequeños que apenas saben hablar, unas veces se siguen y se hacen carantoñas y otras se separan sin más. Hay una descompensación molesta y creciente entre las imágenes y los subtítulos (estos aparecen después de las voces). Pero, aparte de la indudable guapura de la muchachada, lo mejor de esta historia es el padre de la protagonista, ese personaje al que no vemos, pero tiene pinta de ser una bellísima persona. Así que uno espera que la chica le haga caso pronto y se vaya de una vez a Los Angeles. No ha sido un buen comienzo para esta nueva edición del festival LGTBI. Y mañana ponen On the go, así que la cosa no mejora. A ver qué tal el domingo con Crossing

jueves, 9 de mayo de 2024

¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú

de Stanley Kubrick. Reino Unido, 1964. 93’.
9 de mayo de 2024. Teatro Filarmónica, Oviedo. V.O.S.

Repentinamente y sin motivo alguno, un general estadounidense pone en marcha un ataque preventivo contra la URSS. El disparate puede tener consecuencias apocalípticas porque, desde los dos lados del telón de acero, todo ha sido diseñado para que la amenaza nuclear sea tan disuasiva que nadie pueda detener ese proceso si se llega a poner en marcha.

El totalitarismo quedó magistralmente retratado (y burlado) por Charles Chaplin en El Gran Dictador. Veintipocos años después Stanley Kubrick hizo lo propio (también en blanco y negro) con el belicismo nuclear. Entonces estaba reciente la muerte del Secretario General de la ONU en África (que no fue un accidente, según supimos hace poco viendo Hammarskjöld. Lucha por la paz) y no tan lejanas las consecuencias del proyecto Manhattan que retrató magistralmente Christopher Nolan en Oppenheimer. Con la ayuda de Peter Sellers, magnífico en sus tres personajes, Kubrick se anima a trufar de fina ironía su relato tentativo sobre las consecuencias de esos órdagos belicistas que, tras Hiroshima y Nagasaki, demostraron que no se había aprendido más lección que la estúpida idea de para impedir la guerra no hay nada mejor que prepararla (y en eso seguimos...). Así que, entre bromas y veras, Kubrick nos ofrece su segundo alegato antibelicista (después de Senderos de Gloria y antes de La chaqueta metálica) que se ve con mucho interés en la gran pantalla del Teatro Filarmónica casi sesenta años después de su estreno. Parece que la primavera está siendo cinematográficamente propicia para Oviedo: acaban de abrir los magníficos Cines Embajadores-Foncalada y parece que la derecha vetusta dejará que siga existiendo esa estupenda iniciativa llamada Radar.

lunes, 6 de mayo de 2024

María Montessori

de Léa Todorov. Francia, 2023. 100.
6 de mayo de 2024. Cines Ocimax, Gijón.

Una mujer francesa lleva a su hija a la escuela romana en que María Montessori se ocupa de la educación de niños discapacitados como esa pequeña. Su éxito con ellos contrasta con el sentimiento de abandono por tener que ocultar a su hijo y dejarlo en el campo al cuidado de una niñera. El encuentro entre ella y esa mujer francesa le hará mucho bien a las dos. Y así comenzará la brillante trayectoria pedagógica de María Montessori. 

Hay dos películas en esta y las dos son muy buenas. La primera es un magnífico poema pedagógico centrado en la educación de los niños discapacitados. En la segunda se trenzan líneas feministas relacionadas con la maternidad, el empoderamiento y la sororidad. Las dos tienen como protagonista a María Montessori, pero igual que la estupenda película de Raoul Peck sobre El joven Marx, Léa Todorov se limita aquí a la primera parte de la vida de la famosa pedagoga italiana, la de sus primeros éxitos pedagógicos y sus dilemas con la maternidad. La apuesta por la educación inclusiva y el diseño universal de aprendizaje son dos de los mantras educativos actuales que, como tantas otras cosas, contienen verdades importantísimas que se acaban banalizando cuando se incorporan a las letanías burocráticas. Mientras veía las escenas con los niños me acordaba de algunas de las actitudes más aberrantes que he conocido en esta profesión. Me refiero a las de esos docentes desalmados que se dicen incapaces para atender a la diversidad, pero ni quieren aprender a hacerlo ni, por supuesto, dejan la profesión. Ellos simplemente reclaman que, por su propio bien (¿el de quién?) les aparten de sus aulas a determinados niños. Son esos docentes que no saben nada de casi nada (algunos ni siquiera tienen formación en la especialidad que enseñan), pero desprecian los informes de las Naciones Unidas sobre las carencias en la atención a las necesidades especiales en nuestro sistema escolar y su tradicional querencia por la segregación. En la película de Léa Todorov, María Montessori nos da una lección crucial sobre el diseño universal de aprendizaje: lo que se haga para tratar mejor a esos niños beneficiará también a los demás. Algunos de esos docentes segregadores ya se han jubilado, pero tanto ellos como los que siguen en activo deberían ver esta película. Quizá, por contraste, les permita reconocer los perfiles de su actitud malévola en el espejo pedagógico de María Montessori. Ojalá que reivindicaciones históricas como esta, o la del maestro Benaiges en la película de Patricia Font El maestro que prometió el mar, se conviertan en más habituales en nuestro cine. Sin duda, Francisco Ferrer i Guàrdia, Lorenzo Luzuriaga, María de Maeztu, los padres de la Institución Libre de Enseñanza o proyectos tan emblemáticos como las misiones pedagógicas o La Barraca podrían inspirar películas sumamente interesantes. Y de paso, rescatar lo mejor de la historia pedagógica de nuestro país. Esa que está en las antípodas de las pedagogías cipotudas.

domingo, 5 de mayo de 2024

Nubes pasajeras

de Aki Kaurismäki. Finlandia, 1996. 96.
5 de mayo de 2024. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.  

Ilona atiende a los clientes en el restaurante Dubronvik. A Lauri lo despiden de su trabajo como conductor de tranvías. La vida se complica para este matrimonio finlandés que, con mucho estoicismo, sobrevive a las penurias y finalmente sale adelante.

Personajes abnegados a los que les pasa de todo sin que flaquee su hieratismo. Como es habitual en el cine de Kaurismäki, las atmósferas y los colores tienen un tono pretérito. Las músicas tampoco son mero acompañamiento. Y también llaman la atención la quietud y los silencios de unos personajes expectantes y proclives al fracaso. Sin duda, es más fácil valorar que describir el cine de Kaurismäki. Lo cierto es que es muy reconocible y casi siempre fascinante.

viernes, 3 de mayo de 2024

Hammarskjöld. Lucha por la paz

de Per Fly. Suecia, 2023. 114.
3 de mayo de 2024. Multicines Béjar.

En 1961 Dag Hammaskjöld es el secretario general de la ONU. Son tiempos muy difíciles en plena Guerra Fría, pero él pone todo su empeño en promover y acompañar los procesos descolonizadores en África. En el caso del Congo hay muchos intereses que pretenden dificultarlos. Bélgica, Estados Unidos y el Reino Unido se lo pondrán muy difícil y Hammaskjöld pagará con su vida su afán por defender la paz y los principios fundacionales de las Naciones Unidas.

Vemos en Béjar esta película imprescindible que no se proyecta en ningún cine de Asturias (como tampoco El consentimiento que vimos aquí el martes). Hammaskjöld recibió a título póstumo el Premio Nobel de la Paz. Y bien lo mereció un hombre que se enfrentó a las grandes potencias y a países colonizadores tan execrables como Bélgica. Él fue quien ordenó la primera actuación internacional de los cascos azules, tristemente truncada por los intereses de Estados Unidos y sus servicios de espionaje. Hammaskjöld no tuvo dudas en el dilema entre intentar evitar un genocidio o limitarse a los procedimientos de la burocracia diplomática (hoy constatamos una vez más su eficacia en el caso de Gaza). Los suecos estarán orgullosos de él y sabrán de su trayectoria, pero fuera de allí somos muchos los que ignorábamos que en 2017 (¡más de medio siglo después de su muerte!) hubo una investigación de las Naciones Unidas sobre el accidente aéreo que le costó la vida de camino a Rodesia en una arriesgada misión de intermediación para conseguir la paz en el Congo. Al parecer en el supuesto accidente tuvieron responsabilidades, más o menos directas, Bélgica, Estados Unidos y el Reino Unido. En unos tiempos en que la fortaleza de los organismos supranacionales sigue siendo tan necesaria resulta lamentable que películas como esta solo las podamos ver en cines como este de Béjar. Y es que, aunque la política internacional y la paz en el mundo no interesen mucho a los poderes de la promoción y distribución audiovisual, la magnífica interpretación de Mikael Persbrandt y la oportuna dimensión humana y literaria que Per Fly también incluye en la historia, hacen que esta película resulte interesante aunque solo fuera una ficción. Son tiempos extraños estos en los que una distopía tan dañina y lamentable como Civil War se atrinchera en las salas, mientras no encuentra hueco en ellas una historia verdadera y pacifista como esta. Si Kant levantara la cabeza comprobaría que, aunque escasas y olvidadas, ha habido personas como Hammaskjöld que han intentado hacer real su sueño de una paz perpetua.

miércoles, 1 de mayo de 2024

Rivales

de Luca Guadagnino. EE.UU., 2024. 131.
1 de mayo de 2024. Multicines Béjar.

Tashi, una tenista muy prometedora y muy guapa, tuvo que retirarse de las pistas por una grave lesión. Poco antes había conocido a Patrick y a Art,  dos tenistas muy amigos que también eran muy prometedores y muy guapos. Tashi se casó con Art y desde entonces ha sido su entrenadora. Ahora Patrick y él vuelven a enfrentarse de nuevo. Y no solo en la pista.

Ver esta película al día siguiente de que Nadal se haya despedido para siempre de las pistas madrileñas resulta muy especial. Con un guion muy cuidado, un complejo manejo de los tiempos, una puesta en escena y un montaje radicalmente juguetones y una música magnífica, Luca Gadagnino le saca el mejor partido a este joven trío de intérpretes (Zendaya, Josh O'Connor y Mike Faist) metidos a brillantes jugadores de la pista y del amor. El tenis no tiene casi nada que ver con otros espectáculos deportivos, al menos por tres motivos. Porque sus reglas obligan a que nunca nadie pueda dar nada por ganado ni por perdido. Porque su exigencia de habilidad física y concentración mental depara instantes cuya belleza y precisión recuerda a los de la danza. Y sobre todo, porque se trata de una religión que exige de los oficiantes y los fieles la comunión absoluta con el silencio. Un culto que, en esto, emparenta al tenis con el arte de las artes, es decir, con el teatro. Reconozco que en Rivales no vemos realmente tenis porque su estructura es demasiado sincopada y trepidante. Pero Luca Guadagnino, además de sacarle mucho partido a los paralelismos entre el combate agónico de dos virtuosos de la raqueta y el de los combatientes del amor, presupone en el espectador ciertos sobreentendidos que le permiten jugar con las polisemias de las conversaciones entre esos rivales y la mujer que ocupa el centro de la pista. Así que da gusto ver una película que quizá anime a algunos a ver, en silencio y concentrados, un buen partido de tenis. En todo caso, deben saber que en el tenis no hay noventa minutos, ni prórrogas, ni tandas de penaltis. Lo que hay es mucha atención, mucha intención y mucho silencio.