miércoles, 28 de febrero de 2018

La forma del agua

de Guillermo del Toro. EE.UU., 2017. 119.
28 de febrero de 2018. Cines Parqueastur, Corvera.

En un laboratorio militar norteamericano se custodia un humanoide anfibio que ha sido capturado en Sudamérica con el fin de investigar las posibilidades de ganar la batalla a los rusos en la conquista del espacio. Una limpiadora muda queda prendada de la criatura. Así que cuando oye que van a matarlo decide llevárselo a casa.

Un cuento delicioso sobre un amor distinto. No es el de una bella y una bestia, porque estos amantes no son muy guapos ni muy rudos. Más bien es una historia naif magníficamente ambientada que incluye homenajes al cine clásico, ironías sobre la Guerra Fría y unas interpretaciones estupendas de Sally Hawkins (que ya hizo un gran papel de pintora deliciosa en Maudie, el color de la vida), de Michael Shannon (que está estupendo como el  malvado jefe de seguridad del lugar) y de Richard Jenkins (que es sencillamente el vecino ideal). Así que esta vez Guillermo del Toro no da nada de miedo con esta bonita historia que seguramente que será bastante premiada. Me gusta más el cine de González Iñárritu y el de Cuarón, pero me alegraré de que otro mexicano sea premiado.

martes, 27 de febrero de 2018

La hora de los deberes

de Ludovic Vieuille. Francia, 2016. 59’.
27 de febrero de 2018. Centro de Cultura Antiguo Instituto, Gijón. V.O.S.

Ludovic Vieuille ayuda a su hijo a hacer los deberes. Por lo menos una hora cada día. Y lo filma durante cuatro años. Para los dos es una tortura. Y una magnífica lección que retrata en solo una hora ese castigo cotidiano que son los deberes escolares para tantas familias.

Todos los profesores deberían ver este documental. También leer Mal de escuela, el libro de Pennac que impulsó a ese padre a filmar todos los días la hora de los deberes con su hijo y convertirla en película. Marc Bray habla de educación en la sombra para referirse a lo que aqui vemos (en realidad en su variante compensatoria, existe otra que busca el enriquecimiento y la excelencia). Sobre ese tema y con ese título he escrito algunas cosas en mi blog de educación. También sobre la ceguera que la escuela mantiene ante todo esto y lo útil que le sería ver en este espejo cinematográfico los efectos alienantes que algunas veces provoca. También he hablado allí de los ojos de la escuela. Creo que para abrirlos, además de ese libro de Pennac, podrían resultar muy útiles películas como Hoy empieza todo de Bertrand Tabernier, La lengua de las mariposas de José Luis Cuerda, Conducta de Ernesto Daranas, Piratas o Libélulas de Isabel de Ocampo. Y también La hora de los deberes, este magnífico documental de Ludovic Vieuille que vale por muchos cursos de teoría de la educación. Solo dura una hora, pero a algunos deberían verlo una y otra vez. Sobre todo esos que entienden que el tiempo escolar es principalmente el de la enseñanza y que el aprendizaje requiere un uso abundante del tiempo extraescolar. Además de su notable interés educativo, La hora de los deberes también tiene bastante valor cinematográfico. Es cine de dispositivo sencillo (cámara discreta frontal que acompaña a un padre paciente y un hijo sufridor de gestualidad impagable), pero también contiene comentarios oportunos e imágenes animadas muy pertinentes que van apostillando esta extraordinaria lección filmada que debería llenar de docentes las salas donde se proyecte. De hecho, no estaría nada mal hacerlo en reuniones de las Comisiones de Coordinación Pedagógica, de los Claustros o de los mismísimos Consejos de Dirección de las Consejerías y del Ministerio de Educación. 

lunes, 26 de febrero de 2018

Lady Bird

de Greta Gerwig. EE.UU., 2017. 94’.
26 de febrero de 2018. Cines Los Prados, Oviedo.

Christine se hace llamar Lady Bird. Va a un colegio católico de Sacramento y está en el último curso antes de empezar en la universidad. Sus padres no tienen muchos medios, pero ella quiere estudiar en la Costa Este. Entre una relación dubitativa con su amiga de siempre, unos novios sucesivos bien diferentes, una complicidad deliciosa con su padre y una tensión permanente con su madre, Lady Bird se va preparando para abandonar ese entorno e irse a Nueva York.

Una estupenda película (no solo) sobre y para la adolescencia. En la senda de otras historias que retratan tan bien ese momento crucial de la juventud como Las ventajas de ser un marginado de Stephen Chbosky o las del primer y ultimo Linklater (Daced and confused y Todos queremos algo), Greta Gerwig consigue que un tema bastante convencional como ese resulte muy singular por la forma de tratarlo. Estamos a la vez de parte de la protagonista y de su madre. Queremos y también compadecemos a su padre. Comprendemos a su primer novio y también a ella por dejarlo. Estamos de parte de esa amiga franca que liderará pocas cosas y nos parece postureo la actitud de ese segundo novio que seguramente será muy exitoso. Así que, con un guión bien armado capaz de retomar todos los tópicos americanos sobre el tiempo preuniversitario sin dejar por ello de ser original ni un instante, resulta fácil estar de parte en todo momento de Lady Bird. De la película y de la chica. Las dos tienen algo que ver con Frances Ha y Mistress América (no en vano Greta Gerwig es la actriz y guionista de esas dos películas de Noah Baumbach). Pero comprendemos y queremos más a Christine. Y deseamos que le vaya mejor que a aquellos personajes que también eran muy singulares.

domingo, 25 de febrero de 2018

Zama

de Lucrecia Martel. Argentina, 2017. 90’.
25 de febrero de 2018. Centro Niemeyer, Avilés.

Diego de Zama es un funcionario de la corona española que, tras años destinado en un lugar del corazón de América, sigue a la espera de un traslado que nunca llega. El interés por las mujeres indígenas, el tímido cortejo a la esposa de otro funcionario y finalmente la participación en una expedición en busca de un bandolero brasileño marcan esta historia sobre la forma en que la esperanza puede convertirse en desesperación.

Lucrecia Martel se atreve con la novela de Antonio Di Benedetto en esta película hermosísima que bien merece la excelente calidad de proyección  que distingue a esta sala. Daniel Gimenez Cacho está perfecto en este personaje varado en un lugar a la vera de un río que podría ser la ribera de Asunción a finales del XVIII. Las imágenes son siempre bellísimas, el sonido variadísimo (hasta casi escuchar los acúfenos de este personaje que se va desquiciando) y la historia se nos presenta con una cadencia en la que esa ambientación subyugante y lo que aparece en el segundo plano importa tanto como lo que sucede en cada escena. Hay muchos animales entre los hombres, mucha presencia del río y sus metáforas (esos peces rechazados de su centro) y mucha intensidad en una película bastante más esteticista que La ciénaga o La mujer sin cabeza pero igualmente atenta a lo incidental y a la cotidianidad propia de unos seres anclados en un tiempo y un espacio. Viendo las imágenes de esta Zama de Lucrecia Mertel apetece leer la novela de Antonio Di Benedetto. Si el texto es tan poderoso como dicen, la película no lo desmerece ya que es difícil pensar en imágenes más fascinantes y mejor elegidas para una historia como esta.

sábado, 24 de febrero de 2018

La enfermedad del domingo

de Ramón Salazar. España, 2017. 113’.
24 de febrero de 2018. Cines Los Prados, Oviedo.

En un ágape elitista que ofrece Anabel a sus invitados trabaja una joven camarera que ella conoce. Es Chiara, la hija que abandonó hace treinta y cinco años. Ahora vuelve para pedirle solo una cosa: que pase diez días a solas con ella en una casa en el bosque. Allí le hará otra petición terrible.

Con una trayectoria cinematográfica magnífica (Magical Girl de Carlos Vermut, El apostata de Federico Veiroj, Las furias de Miguel del Arco, María (y los demás) de Nely Reguera...) y con estrenos pendientes este año con directores como Asghar Farhadi, Jaime Rosales o Rodrigo Sorogoyen, Bárbara Lennie (esa actriz que en el teatro ha hecho cosas tan increíbles como La clausura del amor con un texto superlativo de Pascal Rambert) ya era suficiente aliciente para ver La enfermedad del domingo. Pero esta historia conmovedora y originalísima tiene a otra actriz magnífica que compone con ella un duelo interpretativo de gran altura. Es Susi Sánchez que interpreta a esa madura exitosa con marido estupendo (no podía ser de otro modo interpretándolo el gran Miguel Ángel Solá) que se reencuentra con una hija doliente que le trastocará la vida de un modo no menos radical que el que ella sufrió cuando tenía ocho años. Ramón Salazar sabe ajustar en todo momento el tono de su siempre contenido relato desde ese comienzo elegantísimo hasta un final de alto voltaje emocional. En medio, unos diálogos perfectos en los que las palabras, nunca excesivas, jamás resultan obvias y siempre son certeras. La enfermedad del domingo es una película tranquila y emotiva. No es apta para todos los públicos, pero solo defraudará a quienes necesitan que el cine sea acelerado y prefieren que sea emocionante mejor que emotivo. Solo a ellos.

miércoles, 21 de febrero de 2018

Amor a la siciliana

de Pierfrancesco Diliberto. Italia, 2016. 99’.
21 de febrero de 2018. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas. V.O.S.

Un italiano en Nueva York ama a una chica a la que su tío quiere casar con el hijo de un mafioso. Para evitarlo él tendrá que ir a Sicilia para pedir su mano al padre. Lo conseguirá alistándose en el ejercito y participando en la ocupación americana de la isla durante la Segunda Guerra Mundial. 

In guerra per amore. Así se titula en italiano esta película cuyo titulo en España parece querer enfatizar que la historia es una comedia tierna. Y es precisamente eso lo que menos me interesa de ella. En la parte final Pierfrancesco Diliberto quiere dar más calado a la película y plantea cosas de interés sobre el papel de Estados Unidos en la consolidación de la mafia siciliana tras la guerra. Pero ese breve epílogo no consigue compensar el tono general, entre amable y risueño, que hace que esta historia me interese más bien poco.

martes, 20 de febrero de 2018

Alanis

de Anahí Berneri. Argentina, 2017. 82.
20 de febrero de 2018. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.

Alanis tiene un hijo de año y medio y vive con una amiga mayor con la que se lleva muy bien. Las dos se ayudan y ejercen la prostitución en el piso que comparten. Hasta que llega la policía y la amiga es detenida y a ella la echan del piso. Otra amiga la acoge en su tienda y cuida del niño durante los días en los que Alanis tendrá que buscarse la vida en la calle. Hasta que encuentra otro grupo de chicas que con las que volverá a ser una madre feliz compartiendo piso y oficio con ellas.

Magnífica en el fondo y en la forma. Anahí Berneri nos da toda una lección de buen cine con esta película que se abre y se cierra mostrándonos a una mujer que es a la vez madre, prostituta y feliz. Toda una provocación para ese imaginario, entre puritano y redentor, al que repugna que esas palabras puedan ir juntas porque considera que la segunda es siempre sinónimo de sumisión y alienación. Pero la Asociación Mujeres Meretrices de la Argentina y Anahí Berneri no lo ven así y presentan este magnífico alegato que quizá sea denuncia de muchas cosas, pero es también reivindicación de otras. Por ejemplo, de esa condición femenina, cooperativa y amistosa, que preside esa prostitución autogesionada que se intuye en el comienzo y el final de esta estupenda historia. Pero, además del fondo, también la forma es magnífica en Alanis, una película que aparenta ser de maneras documentales muy naturalistas (que las tiene), pero que también tiene una muy notable elegancia y pertinencia formal. Por ejemplo, en esos encuadres que no pasan desapercibidos para quien aprecia ese buen cine que sabe ser original sin caer en amaneramientos. Por lo demás, es un lujo asistir a una interpretación tan poderosa como la de Sofía Gala, una actriz que tiene más que merecida la Concha de Plata por su excelente papel aquí. Sin olvidarnos del pequeño Dante, el hijo de la actriz, que consigue llenar de ternura la cotidianidad de estas vidas femeninas y porteñas aportando con su voz y sus palabras tentativas la mejor banda sonora a esta película sobresaliente. Alanis confirma que en nuestra lengua se hace un cine soberbio en muchos lugares. Por ejemplo, en Argentina.

lunes, 19 de febrero de 2018

Vida y ficción

de José Ovejero. España, 2017. 57’.
19 de febrero de 2018. Centro Niemeyer, Avilés.

Escritores hablando de sus motivaciones, de los temas que les inspiran, de la autonomía de sus personajes o de la relación entre la vida y la ficción. Son una serie de soliloquios desde lugares que resultan especialmente propicios para que cada uno de ellos se exprese con naturalidad sobre su pasión literaria. La voz de José Ovejero va uniendo esas reflexiones con apreciaciones oportunas. Y su cámara se detiene con elegancia en los objetos y contextos que acompañan las vidas de estos demiurgos de la ficción.

Hoy al ciclo Palabra han venido Edurne Portela y José Ovejero. Pero no para hablar de sus obras sino para presentarnos, antes del coloquio, esta estupenda película que, como oportunamente recordó Javier García Rodríguez, se une a Writing heads y Se dice poeta en este poco frecuentado territorio de los documentales sobre literatura planteados de modo coral. Una hora de buen cine hecho por literatos en la que da gusto escuchar las reflexiones de escritores como  Rosa Montero, Marta Sanz, Antonio Orejudo, Juan Gabriel Vásquez, Luisgé Martín, Cristina Fernández Cubas, Sergio del Molino y algunos más. Todos se expresan con soltura y sutileza ante la cámara y van componiendo, de la mano de José Ovejero y Edurne Portela, un discurso plural del mayor interés. Igual que aquellos documentales, Vida y ficción se verá poco más que en festivales y en actos como el de esta tarde. Es lo que pasa cuanto se reduce el valor de la cultura al del entretenimiento, se supone que el mejor entretenimiento es el deporte y se cree que el fútbol es el deporte más importante. Si no fuera así, los escritores que aparecen en este documental tendrían muchos más lectores y una película tan interesante como esta tendría muchos más espectadores. Pero eso sería en otra vida. Casi en la ficción.

Il posto

de Ermanno Olmi. Italia, 1961. 93.
19 de febrero de 2018. Laboral Cinemateca, Gijón. V.O.S.

Domenico acude a Milán a las pruebas de selección que una gran empresa está haciendo para cubrir nuevos puestos de trabajo. Allí conoce a Antonietta, una agradable muchacha que como él será contratada. Los dos tendrán diferentes destinos y turnos por lo que apenas se verán. Domenico trabaja al principio como ayudante de un conserje. Finalmente conseguirá un puesto estable en la última fila de una oficina.

Un ensayo sobre las miradas. Una reflexión sobre el cambio urbano y humano que caracterizó aquella década (magnífico ese plano metafórico en que los dos hermanos caminan tras un carro y el menor se sube al camión hormigonera que lo adelanta). Un retrato sobre el destino que espera a ese hijo para el que su madre solo espera lo mejor: un empleo para toda la vida. Una historia que felizmente no deja de defraudar las expectativas inerciales del espectador: la pareja no se consolida, el protagonista no abandona su pasmada timidez, la función del puesto obtenido no queda clara... Y al final un cierre magnífico con ese pertinaz sonido del ciclostil como bautizo de una vida laboral que se intuye alienante. El pesimismo que destila la historia de Ermanno Olmi tiene un oportuno anticipo en esa escena del tren que en la mitad de la película parece adelantar su final con el protagonista creyéndose ingenuamente feliz a pesar de estar en una vía muerta. Il posto debió resultar desasosegante en el comienzo de aquella década que debía ser prodigiosa. Hoy es toda una lección sobre cómo contar bien una historia sencilla con elementos desconcertantes. Por eso está bien que haya sido incluida por CinEd en la selección de películas europeas que merecen ser conocidas por los jóvenes. Y por eso he llevado esta mañana a mis alumnos a verla.

domingo, 18 de febrero de 2018

Dancing Beethoven

de Arantxa Aguirre. España, 2016. 80’.
18 de febrero de 2018. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

La compañía Béjart de Lausana prepara la coreografía de la Novena Sinfonía de Beethoven. Se representará en Japón junto con el Ballet Tokio y la Orquesta Filarmónica de Israel que dirige Zubin Mehta. Vemos cómo se prepara en Lausana (en invierno y verano) y en Tokio (en primavera y otoño) este magno acontecimiento. 

Beethoven, Béjart, Zubin Mehta y los bailarines de diversas naciones que ensayan en las dos compañías son lo que hace fascinante esta película que tiene un sonido y unas imágenes cautivadoras. Las de la mejor música y la mejor danza, pero no las del mejor cine. Dancing Beethoven (película española que, siguiendo la moda, hace todo lo posible para no parecerlo) es muy interesante cuando la cámara muestra los ensayos, pero bastante menos en esas entrevistas en las que no se identifica a los que hablan, se les plantean preguntas bastante banales y la actriz que hace de conductora tiene más protagonismo del que debería. A pesar de ello resulta muy grato este recorrido filmado por la preparación de una coreografía memorable.

sábado, 17 de febrero de 2018

The party

de Sally Potter. Reino Unido, 2017. 71’.
17 de febrero de 2018. Cines Los Prados, Oviedo.

Varias parejas maduras van a celebrar en casa de Janet su nombramiento para un alto cargo en su partido. Su marido pone discos y parece pasmado. El reciente diagnóstico de una enfermedad terminal explicará esa actitud. La cosa se agrava cuando anuncia que dejará a Janet para vivir con la esposa de otro de los amigos que han venido a cenar. 

Muy teatral y muy ácida. Con la gracia de un guión bien armado y un texto bien escrito. El blanco y negro le viene de perlas a esta historia radicalmente actual con maneras clásicas. La selección musical es un aliciente soberbio para esta película con intérpretaciones magníficas. Estando Timothy Spall en ese papel central a mi ya me basta para disfrutar mucho con esta breve (y por eso aún mejor) película. Pero debo reconocer que es un gusto verlo acompañado con actores y actrices como Bruno Ganz, Cillian Murphy, Patricia Clarkson, Kristin Scott Thomas, Cherry Jones y Emily Mortimer. Un verdadero festín teatral en la pantalla.

jueves, 15 de febrero de 2018

Dhogs

de Andrés Goteira. España, 2017. 85’.
15 de febrero de 2018. Centro Niemeyer, Avilés. V.O.S.

Un taxista que lleva a un hombre a un hotel y luego termina en un teatro. Un ejecutivo que se toma una copa y se acuesta de forma imprevista con una mujer. Un desalmado que la secuestra y maltrata. Un hombre que piensa matar a su perro pero termina matando al secuestrador y violándola a ella. Una madre y un hijo en una gasolinera. Y el público de un teatro que lo está viendo todo. Y un padre y su hijo que también lo ven en una pantalla. Como si todo fuera un videojuego.  

Parecen cortos poderosos sobre historias levemente encadenadas. Andres Goteira tiene un gran pulso narrativo y con unos actores espléndidos consigue que todo lo que cuenta resulte de interés. A mi me gustan más las primeras historias. Las de La Coruña nocturna me parecen más originales que las filmadas en Almería. Pero todas están a un gran nivel. Si acaso me parece excesiva la voluntad de estilo que supone intercalar imágenes de un público que observaría las historias y la extrañeza formal que supone ese final que parece reinterpretar la película como un videojuego. En todo caso Dhogs es una grata sorpresa por partes y en conjunto. Una rareza gallega que da gusto ver.

miércoles, 14 de febrero de 2018

La vida y nada más

de Antonio Méndez Esparza. España, 2017. 114’.
14 de febrero de 2018. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas. V.O.S.

La vida de Regina no es fácil. Tampoco la de su hijo Andrew. Aunque es muy responsable y cariñoso con su hermana pequeña, a sus catorce años ya ha tenido problemas con la justicia y Regina teme que pueda seguir el camino de su padre que está en la cárcel desde hace tiempo. La aparición de un hombre en la vida de ella desestabilizará aún más la relación entre los dos.   

Un retrato áspero de una familia negra americana. Impecable en su contención, sobresaliente en el trabajo de sus actores y perfecto en la cadencia con que se van sucediendo escenas y situaciones. La tenacidad es femenina y el riesgo masculino en esta magnífica historia con la que Antonio Méndez Esparza mejora notablemente su anterior Aquí y allá. Dos cartas sinceras demuestran lo mucho que un padre y una madre pueden hacer por un hijo al que quieren pero no saben cómo decírselo. Dos escenas de blancos (el padre de familia que interpela a Andrew en el parque y los policías que lo detienen después) demuestran el estigma que supone ser joven y negro en América. Y dos referencias a los nuevos tiempos de Trump enmarcan una historia que siendo particular también resulta representativa de las dificultades que sufren millones de personas allí. La vida y nada más es una magnífica historia americana. Y una excelente película del mejor cine español.

lunes, 12 de febrero de 2018

The Florida Project

de Sean Baker. EE.UU., 2017. 115.
12 de febrero de 2018. Cines Renoir Plaza de España, Madrid. V.O.S.

En un motel de color rosa vemos cómo pasa el verano una niña de seis años con sus pequeños amigos. Parecen seres silvestres que disfrutan lo indecible con sus correrías por los aledaños de unas autopistas meridionales que prometen diversión a los adultos infantilizados. La madre de la niña malvive cada día y parece que siempre está a punto de perderlo todo. Sin saber muy bien cómo, el gerente del motel intenta proteger a esos seres tan felizmente desvalidos.

Tras la extraordinaria Tangerine Sean Baker solo podía hacer otra película perfecta. De la Costa Oeste se ha venido a Florida para retratar a esta infancia feliz y a la deriva que, con menos dramatismo, me recuerda a la de aquella otra joya que se titulaba Nadie sabe y con la que aquí supimos de la maestría de un japonés llamado Kore-Eda. Con Estiu 1993 de Carla Simón formarían un tríptico inigualable sobre la capacidad de la cámara para captar la vida en presente continuo de quienes acaban de estrenarla. La protagonista de The Florida Project es el arquetipo de la felicidad más salvaje en las periferias urbanas. Es una pequeña gamberra sin más criterio moral que el de satisfacer su hedonismo compartido y trepidante. A su alrededor los adultos son también seres fascinantes. Sea por el carácter indómito de esa madre joven que no sabe de más futuro que el que pueda haber cada día o por esa ternura de ángel de la guarda que destila un Willem Dafoe que tendrá bien merecido cualquier premio que le den por este personaje que me ha recordado los mejores momentos de Clint Eastwood. Así que The Florida Project me confirma que Sean Baker es un director del que tendríamos que saber mucho más. De lo que pueda hacer a partir de ahora y también de sus trabajos anteriores que bien merecerían que algún festival le dedique una retrospectiva.

domingo, 11 de febrero de 2018

Muchos hijos, un mono y un castillo

de Gustavo Salmerón. España, 2017. 90.
11 de febrero de 2018. Cines Renoir Plaza de España, Madrid.

Lo que enuncia el título es lo que quería tener Julita cuando era joven. Y lo consiguió. Ahora que es anciana ya no tiene ni el mono ni el castillo, pero sigue rodeada de hijos y de muchas cosas.

España está llena de Julitas. Seres locuaces y alegres para los que ninguna pregunta debe quedar sin respuesta y corolario. La cámara de su hijo no le importuna porque alguien que la escuche es lo único que necesita esta mujer para largar sus peroratas sobre cualquier cosa. Más que pegar la hebra lo suyo son los soliloquios intermitentes y chocantes. Con un personaje así y cierta habilidad en el montaje no es difícil armar una película tronchante. Aunque cabe dudar si este exhibicionismo verbal de la tercera edad ibérica, que tan grato resulta en la intimidad familiar, no es un material demasiado sensible para convertirlo en película. Sobre todo cuando, a diferencia de lo que hace Paco León con su hilarante Carmina, el dispositivo que aquí se utiliza no aparenta ser una ficción naturalista, sino completamente real. En la sala hay muchas risas. Seguramente porque esta Julita con querencias de Diógenes es tan singular como próxima. Igual que tantas ancianas cuyos chascarrillos resultan divertidos en la intimidad, pero a las que pocos hijos querrían ver en una pantalla para que otros se ríen con ellas (¿o de ellas?).

sábado, 10 de febrero de 2018

El joven Karl Marx

de Raoul Peck. Francia, 2017. 112’.
10 de febrero de 2018. Cines Golem, Madrid. V.O.S.

Marx. Y también Engels. Desde la Gaceta Renana hasta el Manifiesto Comunista vemos la construcción de una amistad inquebrantable y la gestación de una obra que reinterpretó la historia y se propuso cambiarla.

En París, en Bruselas, en Londres. En su vida familiar y en sus afanes públicos. Siempre en complicidad con su camarada y amigo Friederich Engels. Eso es lo que nos muestra esta interesante película sobre el joven Karl Marx, aquel filósofo y estudioso de la historia del que en apenas tres meses se celebrará el bicentenario. Quien no supiera nada de él, con este retrato comprendería que se trata de alguien que sigue estando de actualidad. Él hablaba entonces de alienación y de plusvalía. Y hoy sigue teniendo mucho sentido hablar de la primera e intentar contener los estragos de la segunda. Ojalá que Raoul Peck se anime a dirigir una segunda parte sobre el Marx maduro. El bicentenario bien lo merece.

miércoles, 7 de febrero de 2018

Sin amor

de Andrey Zvyagintsev. Rusia, 2017. 128.
7 de febrero de 2018. Cines Van Dyck, Salamanca.

Un matrimonio que está en trámites de divorcio y pendiente de vender su piso no sabe qué hacer con su hijo de doce años. Cada uno ya tiene una nueva pareja con la que es feliz, pero los encuentros entre los dos muestran lo mucho que se detestan. Hasta que el hijo desaparece y durante unos días la búsqueda los mantiene obligadamente unidos.

Vuelvo por décimo año a las sesiones del master de Estudios Sociales de la Ciencia y como siempre me paso por mis queridos cines Van Dyck. El duro temporal que me ha puesto difícil este viaje se prolonga en esta película radicalmente invernal en la que Zvyagintsev vuelve a demostrar su maestría (como en Elena y en Leviathan) para retratar con aspereza aspectos nada reconfortantes de la sociedad rusa. En este caso las relaciones de esta familia en descomposición en cuyo trasfondo intuimos también unos cambios en las formas de vida de su país hacia los que este magnífico director no parece nada complaciente. El contraste entre la forma en que viven sus protagonistas la relación que están finiquitando y la que cada uno de ellos inicia con su otra pareja tiene un contrapunto pesimista en ese epílogo que parece concluir que los afectos así planteados les acabarán devolviendo al punto de partida. Por lo demás, los discursos paralelos sobre la religión y sobre Ucrania que escuchamos en la radio o en el televisor añaden una nota más de pesimismo a este desasosegante relato. La belleza inicial de las imágenes invernales del río y esa cinta que el niño cuelga en la rama de un árbol, quizá como anuncio de peligros de los que la naturaleza no escapaz de proteger, son casi un símbolo de la descorazonadora mirada de este director que tanto parece echar en falta algo de compasión en las criaturas que retrata.

martes, 6 de febrero de 2018

The square

de Ruben Östlund. Suecia, 2017. 142.
6 de febrero de 2018. Casa de la Cultura, Avilés. V.O.S.

Un gran museo de arte contemporáneo de Estocolmo prepara una exposición centrada en la idea del cuadrado como espacio acogedor. Para promocionarla su director artístico encarga un video que resultará muy polémico. También tendrá problemas con la forma en que consigue recuperar la cartera y el móvil que le robaron en la calle mientras creía estar ayudando a una chica.

El tono irónico sobre los discursos y ambientes característicos de los museos de arte contemporáneo hace que The square pueda parecer un grato divertimento casi en clave de comedia. Pero el director de Fuerza mayor va más allá y retoma la cuestión de la dificultad de gestionar las responsabilidades derivadas que acciones imprevistas. Tal es la situación de Christian, este elegante director artístico del museo que ha de asumir las consecuencias de decisiones que no se le habrían ocurrido a él pero que asumió como propias (llevar los pasquines amenazantes al edificio de quien le robó el móvil o encargar ese video en el que una niña sueca explota). Por lo demás, los reclamos de ayuda (de la chica en la plaza, del niño en la escalera y de la otra chica en la cena) son algunos de los hilos conductores de una película que tiene mucho más calado reflexivo del que a primera vista parece. Pero es que, además de las divertidas ironías estéticas y de las lúcidas confrontaciones éticas, The square contiene momentos surrealistas y formalmente tan cautivadores como la presencia del mono en casa de la chica o la de ese personaje de maneras simiescas en la impresionante escena que hace tan llamativo el cartel.

lunes, 5 de febrero de 2018

El hilo invisible

de Paul Thomas Anderson. EE.UU., 2017. 130.
5 de febrero de 2018. Cines Parqueastur, Corvera.

Reynolds Woodcock vive con su hermana totalmente dedicado a vestir a las mujeres de la élite europea. Hasta que conoce a Alma, una joven camarera con la que, a pesar de su extraño carácter, llegará a tener una complicidad especial. Ella se convertirá en su modelo, en su amante y también en su esposa.

Paul Thomas Anderson dirige esta historia de aires clásicos y maneras subyugantes que tiene tanto interés por las interpretaciones superlativas de Daniel Day-Lewis y Lesley Manville como por la manera en que se narra esta historia de amor peculiar en un entorno creativo muy singular. Además de los hilos y los vestidos, en esta película tienen notable importancia las comidas. Particularmente esos desayunos en los que se muestra el estado de ánimo de él y esas cenas en las que, cocinando setas peligrosas, ella toma las riendas de la relación. La música casi permanente de Jonny Greenwood, lejos de subrayar en exceso, acompaña magníficamente la atmósfera de esta película llena de gestos parsimoniosos y expresivos. Así que Paul Thomas Anderson nos ofrece dos horas de escenas formalmente cautivadoras con las que va hilvanando una historia de amor poco común.

domingo, 4 de febrero de 2018

Call me by your name

de Luca Guadagnino. Italia, 2017. 130’.
3 de febrero de 2018. Cines Los Prados, Oviedo.

Verano del ochenta y tres en una casa solariega del norte de Italia. Allí pasa los días Elio, un adolescente que se entretiene con los libros, la música, las chicas y los chapuzones. Pero la llegada de Oliver, un joven americano muy cautivador que viene a ayudar a su padre, le hará descubrir la intensidad del amor.

Luca Guadagnino nos muestra la adolescencia estival, la iniciación homosexual y un modelo de familia envidiable en esta agradable película que nos devuelve a un verano tan inolvidable como aquel de 1983. Más allá del guión de James Ivory a partir de la novela de André Aciman, la película consigue mostrar esas atmósferas y encuentros que hacen que un verano pueda marcar toda una vida. Aunque la intensidad estival sea mayor en la magnífica Estiu 1993 de Carla Simón y la atracción homosexual esté mejor perfilada en Taekwondo, aquella joya que vi en el Espacio INCAA Gaumont de Buenos Aires hace un par de años, Call me by your name es una historia de iniciación amorosa especialmente evocadora con la que sintonizará facilmente quien haya vivido la intensidad del amor en un verano mediterráneo.