martes, 12 de agosto de 2025

Parenostre

de Manuel Huerga. España, 2025. 96’.
12 de agosto de 2025. Filmin. V.O.S.

Momentos críticos para Jordi Pujol. Los del reconocimiento de las tropelías económicas cometidas por él y su familia y los de la asunción de los daños irreparables que ello habría de suponer para su figura política. Son también los días en que Artur Mas preparaba el referéndum del 9N.
 
Si no supiéramos quién es Jordi Pujol ni hubiéramos oído hablar nunca del procés, la película seguiría pareciéndonos estupenda. La veríamos como el derrumbre de un padre con un carácter tan singular como el de aquel padrino que encarnó Marlon Brando. Aquí el mérito es del gran Josep María Pou que consigue mostrarnos a su personaje en el intenso presente continuo de aquellos días y hacernos entender sus reflexiones y recuerdos sobre los momentos cruciales de su vida. Y lo hace con la fuerza interpretativa con que siempre nos cautiva, pero sin ninguna concesión a la posible impostura que supondría una caracterización que intentara asemejarlo al personaje (la última escena, casi un epílogo, es muy oportuna). Eso es un gran acierto de Manuel Huerga que, ofreciéndonos un retrato verosímil de los protagonistas de aquel tiempo (tanto familiares como políticos) no intenta que los intérpretes se parezcan a ellos, quizá con la excepción de Antonio Dechent que borda su breve aparición en el papel de Villarejo. Por muchos motivos, Parenostre tiene el mayor interés. Tanto por el buen retrato político del tiempo de Pujol en el marco de las relaciones entre Cataluña y España (un buen complemento de todo eso es el libro El hijo del chófer, de Jordi Amat), como por el buen pulso narrativo que hace que Padrenostre sea una película muy estimable.