1 de noviembre de 2015. Teatro Carrión, 60º Semana Internacional de Cine de Valladolid (sección oficial). V.O.S.
La Seminci se clausuró anoche, pero el premio a la mejor dirección que le han concedido a Naomi Kawase por esta película nos permite verla en la mañana de este domingo en que se proyectan de nuevo algunas de las premiadas. Como el pastelero de su película, debo decir que en el cine a mi tampoco me gusta mucho el dulce y casi me inclino por lo salado. Seguramente por eso no me gustó mucho su anterior película, Still the water, en la que las querencias místicas de la directora japonesa fueron más allá de lo que puedo soportar con agrado frente a una pantalla. Pero en Una pastelería en Tokio se me hace muy grato el tono poético de esta hermosa fábula que transcurre entre una primavera y un invierno, con epílogo en los cerezos en flor del año siguiente. Y aunque la dulzura de esta sencilla historia está siempre a punto de hacérmela empalagosa, esta vez la elegancia de los planos de Naomi Kawase y la bella simplicidad de lo que cuenta consiguen que no tenga nada que objetar al premio que le han concedido y que me termine con gusto este dorayaki cinematográfico que tan buen recuerdo nos deja de este fin de semana en el festival de Valladolid. Volveremos.