16 de abril de 2018. Centro Niemeyer, III Festival de cine LGBTIQ, Avilés.
Un ornitólogo observa tranquilamente somurmujos y cigüeñas negras en unos cañones del nordeste de Portugal. Tras perder el control de su piragua acaba inconsciente en una orilla de donde lo rescatan unas chinas que están haciendo el camino de Santiago y se han perdido por la zona. Luego la historia se va haciendo extravagante y el ornitólogo acaba matando a un pastor, deambulando por los valles portugueses y convertido en un San Antonio al que acompaña una paloma blanca que bien podría ser metafórica.
Ya antes de esas derivas metafísicas que casi llegan a ser involuntariamente hilarantes, el director apunta maneras cuando en un río represado hace aparecer de repente unos rápidos. O cuando permite que el actor pose verticalmente sus prismáticos Leica sobre la arena con las lentes sin cubrir. A partir del encuentro con las chinas cristianas toda verosimilitud desaparece y la historia va tan a la deriva como la embarcación del protagonista. Lamentablemente el periplo de la piragua fue breve, pero la película duró casi dos horas.