24 de julio de 2018. Cines Los Prados, Oviedo. V.O.S.
En 1956 los alumnos de un aula de secundaria del Berlín oriental deciden hacer un minuto de silencio en solidaridad con las victimas de la revuelta en Hungría contra la ocupación soviética. Es un gesto mínimo que tendrá graves consecuencias para todos ellos.
La estupenda ambientación en un Berlín en el que todavía no se había levantado el muro y un trasfondo ético que trasciende la incertidumbre de ese contexto político hacen que La revolución silenciosa me haya recordado a otra película sobre los tiempos de la Guerra Fría que también mostraba la ecología moral de unos alumnos y unas familias que, desde un aula, se enfrentaban y sufrían la furia de un poder totalitario. Me refiero a La profesora, la estupenda película de Jan Hrebejk, con la que la de Lars Kraume comparte muchas cosas (excepto la vertiente cómica que aliviaba aquel drama eslovaco y que no está presente en esta historia alemana). La sombra del pasado, la ingenuidad de algunas rebeldías y los dilemas que enfrentan a la delación con la supervivencia se dan cita en esta estupenda película basada en hechos reales que nos muestra cómo el totalitarismo construye y destruye a unos enemigos que ni siquiera tenían plena conciencia de serlo. La revolución silenciosa es una historia pequeña pero una lección grande.