de Carlos Reygadas. México,
2005. 88’.
9 de febrero de 2021. Filmin.
Marcos participa a diario en la ceremonia de izado y arriado de una inmensa bandera de México. También hace de asistente de un mando militar. Por eso tiene confianza con Ana, la hija de su jefe para la que hace de chófer y algo más. Él sabe que ella se prostituye por gusto. Y ella sabe que Marcos y su mujer han secuestrado a un bebé que se les ha muerto. Será un fin de semana de culpas insoportables para Marcos y de encuentros sexuales agónicos con ellas.
Feísmo y esteticismo emparejados. Literalmente. Desde la escena de la felación, que sirve de prólogo y epílogo, hasta esos lentos giros de cámara en los que las músicas y los ruidos son tan relevantes. Una Batalla en el cielo lo es, por ejemplo, en esos encuentros entre unos cuerpos cuyo contacto parece tan inverosímil en la realidad como en la ficción. Pero Carlos Reygadas es capaz de hacer que escenas inauditas sean a la vez poéticas y trágicas en una película que resulta tan extraña en su contenido como cautivadora en su forma. Y es que mostrar a unos militares levantando la bandera en el Zócalo o a un hombre buscando la redención en el Santuario de Guadalupe justo al lado de una escena en la que una felación es explícita, poética y quizá onírica son atrevimientos propios de un director que está siempre en las antípodas del cine convencional.