de Chantal Akerman. Bélgica, 1975. 193’.
8 de marzo de 2023. Cines Los Fresnos, Gijón. V.O.S.
Ver un 8 de marzo en pantalla grande las tres horas y cuarto de esta joya del naturalismo feminista es un todo un lujo. Chantal Akerman consigue que estas tres jornadas con Jeanne no se hagan largas. De hecho, duran lo necesario para que podamos sentir el desasosiego de la repetición, la ingratitud de los afanes que nunca se acaban y el eterno retorno de las faenas en la cocina, en la sala o en la tienda. Es como un regreso a un pasado que no se ha borrado de la memoria pero que, contemplado con la extrema contención con que lo retrata la cámara de Akerman, nos hace reparar en el enorme valor de los gestos cotidianos. De ir apagando las luces, doblando la ropa, poniendo la mesa o recadando cuidadosamente las cosas para condurarlas (esos verbos maravillosos que tanto bien nos hicieron y que tanto bien nos harían si volviéramos a usarlos hoy). Casi no hay diálogos en estas tres horas largas de cine radicalmente doméstico y femenino. Pero sí un sonido prodigioso que nos hace acompañar de cerca la vida de esta mujer. Chantal Akerman no juzga, cuestiona ni ensalza. Solo retrata el vivir cada día de una mujer belga en los años setenta. Y con ello nos hace partícipes de que el feminismo es simplemente decencia moral. Quien no lo entienda debería ver esta película una y otra vez. Y escuchar atentamente el silencio que llena los trabajos y los días de tantas mujeres.