10 de abril de 2014. Cines los Prados, Oviedo.
Arthur entra a trabajar en el gabinete del ministro francés de asuntos exteriores. Será el encargado del lenguaje. De los discursos. Pero el ministro es muy peculiar. Tan contundente y disperso como los fragmentos de Heráclito en los que basa su estrategia política.
Un guión arrollador y unas interpretaciones magníficas en los escenarios de la alta política francesa. El ministro histrión tiene su contrapunto en el jefe de gabinete flemático. Arthur somos nosotros. Con él asistimos a esta ceremonia de la confusión con la que técnicos y asesores lidian las ocurrencias de un político con carácter. Entre la ficción hilarante (por momentos me ha recordado a In the loop de Armando Lannucci) y la verosímil crónica política (por momentos me ha recordado cosas que he vivido) se mueve esta sorprendente y divertida película con la que el gran Tavernier ironiza y da que pensar.