21 de enero de 2015. Centro Cultural Valey, Piedras Blancas. V.O.S.
John May es un funcionario diligente que trabaja para el ayuntamiento localizando a los familiares de las personas que mueren en soledad. Cuando no lo consigue organiza su funeral y guarda sus fotografías en un álbum. Antes de que le despidan pone todo su celo en resolver el último caso.
Una historia magnífica y mínima la de este funcionario solitario empeñado en que dignificar la muerte sea también un servicio público. Eddie Marsan lo encarna con la delicadeza que requiere esta contenida y hermosa película de Uberto Pasolini que me ha hecho pensar en otras dos historias sobre la ternura con que algunas personas acompañan lo que queda tras la muerte: la japonesa Despedidas de Yojiro Takita que vi hace unos años en Barcelona y la argentina El estado de las cosas que vi hace unas semanas en Buenos Aires. Hace unos días conocí la maldad y la inquina con que un funcionario gris puede tratar a los vivos. Así que hoy me ha resultado más que reparadora la bondad y la ternura con que este funcionario de cine sabe tratar a los muertos. Aquel no disfrutaría con esta película ni entendería nada de lo que hace este.