20 de agosto de 2015. Cines Golem, Madrid. V.O.S.
La ceguera desde el punto de vista de Ingrid. Lo que siente, lo que escribe, lo que piensa. Ella imagina historias sobre una vecina, que también podría ser ella misma. Y sobre su marido, que también podría ser otro hombre.
Oímos los pensamientos y vemos lo que imagina una mujer ciega que nunca sale de casa. Los planos son singulares, como los puntos de vista de quien no la tiene. Los personajes se desdoblan, a la manera de las mujeres del Buñuel de Ese oscuro objeto del deseo. Y son precisamente las variantes del deseo y de las relaciones sentimentales lo que seguramente da sentido a esta historia que es también un ensayo sobre (o mejor desde) la ceguera. La realidad en la que Ingrid vive y la que ella imagina se nos muestran confundidas. Y eso es lo que hace interesante a esta exigente película en la que el espectador debe aceptar la lógica de lo que fluye cuando se tienen los ojos cerrados. Por ejemplo, en los sueños. O en la ceguera.