20 de septiembre de 2019. Cines Parqueastur, Corvera.
La Tierra está sufriendo una serie de tremendas emisiones de campos eléctricos que parecen venir de Neptuno. Roy McBride es enviado para contactar con el jefe de la misión Lima, un proyecto para la detección de vida inteligente fuera del Sistema Solar del que no se tienen noticias desde hace quince años. Quizá aquel astronauta siga vivo y tenga algo que ver con este extraño fenómeno que puede acabar con la Tierra. Se llamaba McBride y era el padre de Roy.
Desde la impresionante primera escena las imágenes de Ad Astra no defraudan. Sin embargo, James Gray no apuesta por la espectacularidad y prefiere centrar el relato en las emociones de ese hijo sensato y flemático que, sin embargo, no tiene muy claro por qué y para qué está buscando a su padre. La estética de las misiones Apolo y algunas inspiraciones o guiños al estilo de las mejores películas de ciencia ficción (por supuesto, 2001 pero también Gravity, Interstellar o Marte) hacen que los escenarios espaciales y las naves de Ad Astra nos resulten familiares. También hay resonancias claras de Apocalypse Now (o de El corazón de las tinieblas) en la misión de este Telémaco sideral que ha de cumplir el encargo de localizar a su padre. Y no faltan formas malickianas en esa voz interior con la que, el siempre estupendo, Brad Pitt nos va haciendo partícipes de los pensamientos de su personaje. No es tan buena como las películas en que se inspira, pero Ad Astra resulta más que interesante.