15 de febrero de 2020. Laboral Cinemateca, Gijón. V.O.S.
En Alepo una periodista y un médico comprometidos con aquella revolución ilusionada decidieron quedarse y tener una hija en los tiempos del asedio. Él dirige un hospital y ella usa su cámara para dar testimonio de tanto sufrimiento. Se lo cuenta a su hija para que lo entienda cuando crezca. Y también a quien quiera saber cómo ha sido el infierno en Siria durante la guerra.
El País publicaba ayer que entre 2013 y 2018 España internó a cuarenta y dos refugiados en un CIE con la pretensión de devolverlos a Siria. Eran los tiempos en que Europa dejó que el Mediterraneo se convirtiera en fosa común para quienes huyen del infierno. Para Sama tiene la misma fuerza y cuenta una historia parecida a la de La cueva de Feras Fayyad (merecidísimo premio de la sección Tiempo de Historia en la última Seminci). Las dos son joyas cinematográficas que se unen a aquel autorretrato sirio que desde la ciudad de Homs compusieron Wiam Bedirxan y Ossama Mohammed en Silvered Water. Todas ellas son bofetadas éticas que servirán para que en el futuro alguien se pregunte cómo se ha consentido todo esto. La respuesta será la misma que en Líbano, Palestina, Irak, Bosnia, Ruanda, El Salvador, Camboya, Indonesia... Y no será nuestra ignorancia.