de Maider Fernández Iriarte. España, 2019. 70’.
13 de marzo de 2021. Laboral Cinemateca, Gijón.
Siguiendo a Herta Müller, Carlos Skliar habla de manera conmovedora de los intactos, los dañados y los rotos. Jordi no está intacto, pero tampoco está roto. Su voluntad de comunicarse hace que el tiempo con él sea muy diferente. Y nos permite apreciar el valor de la comunicación y la duración del instante. Contemplando los diálogos morosos entre Maider y Jordi da tiempo para pensar sobre las cosas importantes. Sobre el valor del lenguaje, la textura de las palabras y la condición humana. El documental de Maider Fernández Iriarte se une a la serie de películas que deberían ver los educadores, y en general los profesionales del cuidado, para salir de la disciplina de sus disciplinas y reflexionar sobre la empatía y la compasión. Por ejemplo, Piratas o Libélulas de Isabel de Ocampo, Conducta de Ernesto Daranas, La hora de los deberes de Ludovic Vieuille, À l'école des philosophes de Fernand Melgar o System Crasher de Nora Fingscheidt. Como Las letras de Jordi, varias de ellas tratan de los dañados, algunas incluso de los rotos, pero todas son del mayor interés para esos intactos que ni siquiera saben que lo son. Pero, además, la película de Maider Fernández Iriarte incluye un regalo muy especial para mi. Esas imágenes de Lourdes que me devuelven algunos de los primeros recuerdos de mi vida. Los de aquel viaje con mis padres y mi hermano a Rognac, al lado de Marsella, para ver a mis tíos y al primo que acababa de nacer. De vuelta paramos unas horas en Lourdes y, aunque acababa de cumplir cuatro años, no he olvidado aquel lugar.