de Nabil Ayouch. Marruecos, 2017. 109’.
26 de diciembre de 2021. Filmin. V.O.S.
Un maestro que deja su trabajo en las montañas del Atlas. Una mujer de la clase alta de Casablanca que se plantea abortar. Un homosexual que quisiera ser el Freddie Mercury marroquí. Una adolescente de familia bien que está enamorada de una chica que trabaja en su casa. Y un empresario judío al que (casi) todo parece irle bien. Vidas cruzadas en tiempos de revueltas callejeras. Las que protagonizan los grupos islamistas que quieren regresar al pasado y los estudiantes desencantados que reclaman un futuro.
De Nabil Ayouch había visto dos películas magníficas: Los caballos de Dios, sobre la forja de terroristas suicidas en los barrios pobres de Casablanca, y Much loved, sobre la vida cotidiana de cuatro prostitutas en Marrakech. Razzia viene a ser un crisol de cuestiones palpitantes en el que se trenzan diversas líneas narrativas a la manera que Alejandro González Iñárritu hizo canónica en Babel. En Razzia están las elites marroquíes de Casablanca y los más humildes de las aldeas perdidas del Atlas, mujeres bellas y liberadas y otras cuyos horizontes vitales son muy limitados en entornos tan machistas. Hay homosexuales, judíos, lesbianas, musulmanes, maestros y ateos. Y se habla árabe, francés, algún dialecto bereber y, obviamente, también inglés. Hay muchos hilos que seguir en una historia que no pretende tener un comienzo ni un final, sino ofrecer un retablo variopinto de la sociedad marroquí. Nabil Ayouch consigue que su compleja película no resulte confusa, ni edificante, ni pretenciosa. Al contrario. Así que uno se queda con muchas ganas de ver Casablanca beats, su última película.